La agresión a una mujer en Barcelona, cuando paseaba con su familia, con los lazos amarillos como telón de fondo, han provocado la inmediata reacción tanto de Carles Puigdemont como de ERC, que apelan ahora a permitir que se retiren los plásticos amarillos sin caer en provocaciones.
Quim Torra dio órdenes a los Mossos de identificar y multar a quienes limpian de amarillo las calles y plazas de las ciudades catalanas. Miembros de la policía autonómica han denunciado estas iniciativas, por considerar que les sitúan en el centro de un conflicto de consecuencias peligrosas. El episodio del parque de la Ciudadela en Barcelona ha hecho saltar las alarmas en sectores del independentismo, que temen que la revuelta de los constitucionalistas se cruce en el 'otoño caliente' de movilizaciones que preparan en torno a la Diada y el 1-O. Temen que en el caso de ocurrir un incidente de mayor gravedad, se cargue con las culpas a los independentistas. Incluso sospechan que "muchos lo están buscando", argumentan incluso en público.
Respeto y evitar conflictos
Puigdemont, expresidente de la Generalitat prófugo en Waterloo, emitó en la noche de miércoles un comunicado en el que exhortaba a frenar la escalada del conflicto e incluso señalaba que "todas las expresiones tienen cabida en Cataluña, no hay que hacer concesiones a la violencia y a la censura". Libertad de expresión, este es el argumento que esgrimen ahora los secesionistas para no interferir en las actuaciones de quienes retiran los lazos.
También desde ERC, su portavoz parlamentario Joan Tardà incidía este viernes en la misma línea: "Hay interesados en que la tensión siga in crescendo", advertía, por eso aconsejaba a su gente que "si se retirar un lazo, respetamos que lo hagan y si consideran que lo tienes que poner de nuevo, lo pones". Un planteamiento muy alejado de lo que se ha venido defendiendo hasta ahora desde el bloque de la DUI, muy duro contra quienes se empeñan en despejar de amarillo Cataluña.
Albert Rivera e Inés Arrimadas, líderes de Ciudadanos, predicaron con el ejemplo al recorrer una calle de Alella, deshaciendo los nudos de los plásticos que denuncian la existencia de 'presos políticos'. Estas movilizaciones van a más. Puigdemont considera que es una excusa inesperada que está uniendo a los demócratas frente a la revitalización del secesionismo en estas fechas que consideran clave para 'avanzar hacia la república'. Las entidades separatistas, como Omnium y ANC, ya han transmitido también instrucciones a sus militantres para que aflojen con el hostigamientos a los 'quitalazos'. Malo será, concluye Tardà, que este defensa de nuestros presos "derive en un puro problema de orden público. Entonces habrán ganado ellos".
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