Carles Puigdemont volverá a recuperar este fin de semana el control de Junts, rodeado por un grupo de fieles y radicales que comparten su proyecto rupturista. El expresidente de la Generalitat, que este mismo miércoles comunicó a la condenada Laura Borràs en una reunión en Waterloo (Bélgica), que no contaba con ella para la nueva etapa del partido, ha diseñado una dirección a su medida para erigirse como partido hegemónico del separatismo y plantar cara a Sánchez. Para rentabilizar aún más sus siete escaños en el Congreso. El objetivo, explican en Waterloo, es erigirse como la verdadera oposición a Salvador Illa y aprovechar la ruptura interna de ERC y su apoyo al socialista para recuperar votante republicano.
Puigdemont ocupará de nuevo la presidencia del partido, cargo que ya tuvo entre 2020 y 2022. A la búlgara, por aclamación, será elegido este domingo tras finalizar el congreso que dio comienzo este viernes en Calella (Barcelona). Pues lejos de lo que se decía en los mentideros de Madrid, cuando le daban por amortizado, e incluso hablaban de hastío de sus propios compañeros, han sido estos los que le han pedido que volviera a liderar Junts. Aunque ello supusiera el enésimo incumplimiento electoral, por su parte. En la campaña de las elecciones catalanas prometió que si no era investido presidente, como finalmente pasó, abandonaría la política.
Su retorno a la primera línea del poder orgánico, según fuentes de su entorno, busca "poner en valor el papel del exilio" y de "todo lo que se ha conseguido con ello". Aunque por ahora no la amnistía no le ha permitido retornar a España, el perdón del Estado por los hechos de 2017, según su núcleo más cercano, "le convierte en un actor de primer orden" en la toma de decisiones. Le consideran "rehabilitado por parte de Pedro Sánchez" y eso es lo que quieren precisamente los junteros al devolverle al máximo cargo en la dirección de Junts.
Turull será su hombre fuerte en Cataluña
Sin posibilidad de volver a España por ahora, a la espera de que se aclare su situación con la amnistía, una de las exigencias que le ponen sobre la mesa a Sánchez para seguir apoyándole, el expresidente de la Generalitat ratificará de nuevo a Jordi Turull como secretario general. El de Parets del Vallès será sus ojos y su brazo ejecutor en Cataluña. El hombre encargado de pacificar un partido que, desde su fundación hace cuatro años, siempre ha tenido tensiones internas por la indefinición ideológica.
Exconsejero de la Presidencia durante el referéndum del 1-O, encarcelado y posteriormente indultado y amnistiado, Turull se ha convertido en uno de los escuderos más fieles de Puigdemont. Procedente de la extinta Convergencia, de la que llegó a ser el portavoz en el Parlament, el secretario general de Junts se conoce bien al territorio y es respetado por todos. Dos cuestiones claves para Carles Puigdemont. La otra gran ventaja es su ADN convergente, en esta nueva etapa en la que Junts quiere parecerse más a CiU en todos los sentidos.
Perfiles históricos y nuevos
Para esa reconversión, para volver a los orígenes de lo que era Convergencia, Jordi Turull contará con dos aliados como vicepresidentes. Josep Rius, exjefe de gabinete de Puigdemont, portavoz de Junts y concejal en Barcelona, casi con toda seguridad el relevo de Xavier Trias, será el único de los vicepresidentes -el resto eran mayoritariamente cercanos a Borràs, cuyo rastro quiere ser eliminado- que repetirá en el cargo. También procede de Convergencia, aunque su salto a la primera línea política lo dio tras el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
Además de Rius, otro gran conocedor de lo que era CiU, Toni Castellà, ocupará otra de las vicepresidentas. En su caso, ex alto cargo de Unió, Castellà llegó a ser uno de los colaboradores más cercanos de Josep Antoni Duran i Lleida. Hasta que el procés les enemistó y creó Demòcrates. Aunque en 2017 su nuevo espacio político concurrió junto a ERC, en las siguientes contiendas electorales han ido siempre con Junts. Convertido ahora en una de las voces más escuchadas por parte de Puigdemont, el expresidente le otorga una vicepresidencia del partido y provoca de facto la fusión entre ambas formaciones políticas.
Miriam Nogueras, portavoz en el Congreso de los Diputados, también estrenará cargo como tercera vicepresidenta de Junts. "Es la recompensa", explican en el entorno del expresidente, "al trabajo que ha realizado en Madrid". Su tesón ha sido determinante para la consecución de peticiones tan importantes para su partido como la propia amnistía o la mediación internacional. Ella, junto a Puigdemont y Turull, forma parte de la parte catalana en la mesa de negociación en Suiza. Ahora, con el otorgamiento de mayor confianza por parte del líder, también se convertirá en la encargada de subir el tono de voz contra Sánchez cuando sea necesaria y chantajear al presidente con sus siete votos si quiere seguir en Moncloa. Aunque él pretende ser el interlocutor único con el presidente español, haciéndole ver que depende de su voluntad.
La cuarta vicepresidencia la ostentará uno de los valores al alza de Junts. Se trata de la actual portavoz en el Parlament, Mónica Sales, que en los últimos meses ha ganado mucho protagonismo en el núcleo duro del expresidente catalán. Su presencia en la vicepresidencia también le permitirá al fugado en Bélgica engrasar la correa de transmisión entre Waterloo y el grupo parlamentario. Pues quien pierde fuelle es el que fue portavoz, Albert Batet, ahora presidente de los 35 diputados en el Parlament.
La nueva dirección de Junts supondrá también la irrupción y ascenso de nuevas caras. Puigdemont y Turull contarán con la diputada en el Parlament Judith Toronjo, exlíder de las juventudes del partido, como secretaria de Organización. La senadora Teresa Pallarès será la secretaria de Finanzas. Otro nombre que está llamado a ocupar un papel importante en el entorno del nuevo presidente de Junts es el diputado por Gerona Salvador Vergès. Aunque no tendrá un papel predominante en la dirección, podría relevar a Sales como portavoz en el Parlament.
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