Carles Puigdemont quiere volver a Cataluña para participar en la campaña. Así lo ha declarado este jueves en una entrevista en la que anuncia que solicitará a la Junta Electoral acceda a esta petición con independencia de sus problemas con la Justicia belga y española.
El expresidente de la Generaliat no puede salir de Bélgica hasta que los tribunales de aquel país decidan sobre la Euroorden emitida por la Audiencia Nacional. Esta incógnita se despejará el día 4. A partir de ese momento se desvelará la incógnita de si la Justicia belga se queda con el caso o facilita su entrega a España. De ocurrir esto último, todo dependerá entonces de si Puigdemont decide recurrir, con lo que podría prolongar su estancia en Bruselas.
El cabeza de cartel de JxCat calienta estas jornadas previas al arranque de la campaña. Recuerda con insistencia su condición de 'exiliado', que cotizará al alza en los sondeos, según su equipo, en el caso de que Oriol Junqueras pueda abandonar la cárcel con medidas cautelares. Los asesores del expresidente se plantean ahora un problema derivado de la fuga en Bruselas: ¿Qué hacer en los debates televisados?.
Dos pulsos ante las cámaras
Puigdemont, que se reclama todavía presidente de la Generalitat, ya dejó claro que él quiere debatir con Mariano Rajoy. De hecho, le retó. Un 'cara a cara' entre presidentes. "Con quien ha de debatir es con García Albiol, su rival en las urnas", se respondió desde la Moncloa. Hay previstos al menos dos sesiones televisivas con todos los candidatos, una en TV3 y otra en el canal regional de TVE. De no modificarse las circunstancias penales, Puigdemont no podrá concurrir en persona, pese a sus demandas a la Junta Electoral. Tampoco está previsto que lo pueda hacer mediante una conexión en las ondas. Estos encuentros electorales han de ser presenciales, según la normativa vigente.
"Hay que estar, no podemos dejar la silla vacía", señala uno de sus colaboradores. Existen varias posibilidades pero la más atinada, de acuerdo con estas fuentes, es la de delegar en alguien de su candidatura, quizás en Josep Rull, exconsejero, exsecretario general de Convergencia y número cinco en la lista. O Jordi Turull, exportavoz de la Generalitat y número cuatro. Ambos están pendientes de la resolución del Supremo para abandonar la prisión. Sea quien fuere designado para este cometido, estaría en inferioridad de condiciones frente, por ejemplo, a Junqueras quien, a la postre, era el vicepresidente del Ejecutivo antes del 155.
Apostar por el victimismo del exilio tiene sus compensaciones electorales. Y sus inconvenientes. No poder circular por Cataluña en estas fechas de campaña es una de ellas. Y no comparecer en los debates es otro handicap. "Hay demasiados indecisos, quizás un millón, como para regalar esa baza a nuestros rivales", señala la mencionada fuente.
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