"Lleva demasiado tiempo fuera. Sólo escucha a los que le dan razón". En el PDeCat, el partido de Carles Puigdemont, están alarmados. Se echan a temblar con cada entrevista que concede quien fuera presidente de la Generalitat. Pretende llamar la atención para que no le olviden, señalan en estas fuentes. "Cada vez es más ruidoso, más estridente, y él no se da cuenta del error".
Los comentarios de la cúpula de la antigua Convergencia no llegan hasta Bruselas. Puigdemont, ajeno a casi todo, está rodeado de un grupo de fieles colaboradores que apenas le llevan la contraria. Alejado de la realidad española, su única obsesión es producit tuits y acaparar titulares. Teme que se le olvide, que Oriol Junqueras, en la cárcel, le arrebate el papel del lider del independentismo. Por eso fuerza la máquina y alinea declaraciones que hacen temblar incluso a sus militantes.
El atentado y el CNI
La propuesta de un referéndum para abandonar Europa ha colmado el vaso de la paciencia. Albert Rivera fue el primero en compararle con Le Pen. Nadie en el nacionalismo tradicional catalán había mostrado semejante rechazo a la UE. "Primero espantó a los bancos y las empresas. Ahora se burla de la 'decadente' UE", añaden. Se ha alineado con la CUP y con eurófobos. Unos pasos suicidas en plena precampaña electoral. "Ahora somos antisistema y populistas, vaya cuadro".
Tal estropicio causaron sus declaraciones que el propio candiato de JxCat tuvo que emitir un par de mensajes en la red en los que recordaba su vocación europeísta y la tradición de su partido en esta línea. Una rectificación que no despejaba las dudas sobre su comportamiento. Acusar al CNI, como así ha hecho, de cierta responsabilidad pasiva en los atentados de Las Ramblas y Cambrils ha sido otro de los puntos que más estupefacción han despertado en amplios sectores del secesionismo.
Una venganza excesiva
Llovieron las críticas sobre el ex presidente, incluso de sus propias filas. Marta Pascal, la coordinadora de su formación, que mantiene posturas poco afines con los refugiados de Bruselas, ha tenido que matizar que no se trata de una crítica a la institución comunitaria sino a sus actuales rectores. "Hay cosas en Europa que no funcionan pero no imagino a Cataluña sin Europa". El ex presidente se ha querido vengar a la firme actitud mostrada por los principales pilares del edificio europeo. Ni un sólo país ha secundado el golpe de Estado promovido por los secesionistas. Puigdemont se quedó sólo con sus promesas de reconocimiento internacional. De ahí su salida furibunda contra la UE.
Algunos dirigentes independentistas consideran que Puigdemont necesitaría reflexionar en profundidad sobre su papel de 'exiliado'. Están convencidos de que se trata de un error y que, además, no favorece la opción que pretende imponerse en las urnas el 21D. El expresidente no dará un paso atrás, dicen sus fieles. El día 7 de diciembre, las entidades de agitación callejera del separatismo tienen preparada una gran romería sobre Bruselas para respaldar a su líder. Siete aviones y decenas de autobuses concurrirán sobre la capital belga, en una manifestación multitudinaria de apoyo al expresidente.
En ERC, su directo rival, consideran que 'los numeritos' de Puigdemont pueden tener efectos positivos en la campaña, en especial si Junqueras no consigue la libertad con fianza. "Quizás esté recuperando fuelle en los sondeos, pero a la larga, esto perjudica a la causa, porque el nacionalismo siempre ha sido prudente y europeista", señala un alto dirigente republicano.
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