La renuncia inminente de Jordi Sànchez a su acta de diputado después de que el Tribunal Supremo haya vuelto a rechazar su excarcelación para acudir al debate de investidura ha llevado al soberanismo buscar un Plan C en su búsqueda de candidatos a presidir la Generalitat. Entre los nombres barajados por JuntsxCat y ERC suena con fuerza el del exconsejero de la Presidencia y portavoz del Govern Jordi Turull, en libertad provisional bajo fianza por decisión del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena.
Imputado por impulsar el referéndum del 1 de octubre, Turull accedió al mencionado cargo el pasado mes de julio en sustitución de Neus Munté. En un tiempo récord, pasó de formar parte del núcleo duro de Artur Mas a erigirse como uno de los nacionalistas más fieles a Carles Puigdemont. Pasó 32 días en la prisión de Estremera. "Nos han querido humillar, pero no lo han conseguido", se apresuró a decir al salir de la cárcel pasadas las 18.30 horas de aquel 4 de diciembre junto los exconsellers Raül Romeva, Carles Mundó y Josep Rull.
Histórico de CDC, Turull se había convertido en la voz de la Generalitat en los últimos meses, una cartera de máxima confianza del exgobernante catalán que hoy dirige los hilos del soberanismo desde Bélgica, y la utilizaba para calentar el ambiente los días previos a la consulta sobre la independencia de Cataluña. "Ya puede tronar, nevar o hacer mucho viento. Celebraremos el referéndum porque es nuestro contrato con los ciudadanos de Cataluña", clamaba al acercarse el primero de octubre.
En política desde adolescente
Natural de Parets del Vallès, cuarto municipio con el PIB más alto de toda la comunidad autónoma, Turull (51) se dedica a la política desde la adolescencia. Con 17 años ya militaba en la Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC) y, a diferencia de otros exdirigentes de su partido, jamás ha desempeñado funciones para la empresa privada. Licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en 1987 dio el salto a CDC, partido por el que fue elegido diputado en el Parlament en 2006 después de tres intentos fallidos de ocupar la alcaldía de su pueblo, donde se presentó como cabeza de lista por CiU.
Forofo del RCDE Espanyol, Turull ha conseguido tejer una red de buenos contactos más allá del entorno de Mas y Puigdemont"
Pero el de convertirse en regidor no ha sido su único fracaso. También vio frustrado su objetivo de liderar el PDeCAT durante el proceso de refundación de CDC, pero consiguió revalorizarse al ser elegido consejero en el momento de mayor aceleración del procés. Tanto que en las elecciones del 21-D trepó hasta el 'número 4' de la lista de JuntsxCat.
Forofo del RCDE Espanyol, Turull ha conseguido tejer una red de buenos contactos más allá del entorno de Mas y Puigdemont y su nombre como candidato a presidir la Generalitat tampoco molesta por completo en ERC. Sus guiños y halagos a ambos expresidentes son constantes, así como lo son sus muestras de apoyo a los exdirigentes independentistas que aún se encuentran encarcelados como el republicano Oriol Junqueras.
Halagos a sus 'presidents'
"Por muchos años más presidente Puigdemont. Felicidades por tus 55, pese a los del 155", escribía el pasado 29 de diciembre a través de su cuenta de Instagram para felicitar el cumpleaños al líder de su formación junto a una fotografía de este sentado sentado en la sala Tàpies del Palau de la Generalitat, donde el Govern celebraba las reuniones del Consejo Ejecutivo. En otro mensaje en Twitter apostaba por la adulación al recordar que un 29 de diciembre también nació el músico Pau Casals, al que definió como un "catalán universal, símbolo de compromiso con la paz y la libertad".
El 9 de enero la alabanza fue para Artur Mas. "Todo mi reconocimiento al presidente Artur Mas. Por su coraje y fortaleza en momentos políticos y personales nada fáciles, y por su lealtad a la voluntad pacífica y democrática de tantos y tantos catalanes", publicó en sus redes sociales después de que Mas anunciara su dimisión del PDeCAT.
Horas antes de la DUI y de que Rajoy anunciara el cese de todo el Govern, la disolución del Parlament y la convocatoria de elecciones en aplicación del artículo 155, Turull ordenó por escrito a los servicios jurídicos de la Generalitat que recurrieran ante el Tribunal Supremo el procedimiento abierto en el Tribunal de Cuentas por el 9-N. Era su último servicio al expresidente.
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