En los partidos nadie habla de la sucesión siquiera en broma; se considera de mal gusto. Pero, cuando el viento cambia y la tensión se respira en los pasillos del poder, cada palabra, cada gesto del líder se analizan con lupa. Sea de quien sea la culpa del mal momento que vive, lo cierto es que el PP ve con una mezcla de asombro y preocupación como la que hasta hace poco creía su marca B, Ciudadanos, ahora le pasa en los sondeos. Y, lo que es peor, eso empieza a resultar creíble después del marcador 36 (diputados) a 4 que le endosó Albert Rivera a Mariano Rajoy en las recientes elecciones catalanas del 21-D.
Por eso, cuando el lunes éste dijo en Onda Cero que "a fecha de hoy" quiere volver a ser candidato, internamente muchos entendieron justo lo contrario: "Rajoy abre la puerta a otro cartel del PP en las próximas elecciones". Tiene lógica: además de que el lío catalán le está desgastando mucho personalmente, al PP que lleva quince años dirigiendo le queda, mínimo, una década de juicios por los casos de corrupción Gürtel y Púnica; y ya ni la bonanza económica sirve para despegar en las encuestas.
Él, según diversas fuentes consultadas por Vozpópuli, querría diferir el debate hasta ver el resultado que obtiene la organización en las elecciones municipales y autonómicas de 2019. Pero no le va a ser fácil. Este lunes, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, favorito desde hace años para sucederle al frente del partido, protagoniza un desayuno en Madrid y, a buen seguro, lo que diga al respecto, mucho o poco, será noticia.
Rajoy ha 'enterrado' ya a sucesores como Gallardón y a amigos como el exministro Margallo, éste porque se postuló en Europa para sucederle al frente de un "gobierno técnico" tras perder el PP la mayoría absoluta
Corredor de fondo, Feijóo es de los pocos, junto a la todopoderosa vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que ha sobrevivido al desgaste de verse durante años en la pasarela de la especulación de los populares y, sobre todo, a la fama de implacable del presidente contra quien se mueve en la foto.
De hecho, Mariano Rajoy ya ha enterrado a varios sucesores: el primero, Alberto Ruiz Gallardón, hoy salpicado por las irregularidades en el Canal de Isabel II, se fue él solo sin ruido en septiembre de 2014 por discrepancias en la reforma de la Ley del Aborto. Dos años más tarde fue el presidente quien fulminó aprovechando la formación de un nuevo gabinete al exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo.
En los días previos, cuando la investidura del inquilino de La Moncloa no estaba asegurada tras haber perdido el PP la mayoría absoluta, Margallo iba postulándose en Europa para encabezar un "gobierno técnico". La cosa llegó convenientemente filtrada a oídos del jefe del Ejecutivo, que puso una cruz a quien entonces se reclamaba su amigo, líder de lo que entonces se llamaba en el PP el G5. Desde entonces el extitular de Exteriores se dedica a lanzar pullas a otra sucesora, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, a quien culpa de su caída en desgracia.
Feijóo es el único de los que han aparecido en las 'quinielas' en los últimos años que ha logrado sobrevivir a las intrigas en el PP contra los que se 'mueven' en la foto
Claro que para cuando Margallo cayó, diciembre de 2016, otro miembro del conspicuo grupo G5, el exministro de Industria José Manuel Soria ya habían salido del Gobierno víctima de un dossier sobre los negocios navieros de su familia en el paraíso fiscal de Panamá convenientemente filtrado a los medios de comunicación. De Soria también se había rumoreado que se iba postulando a espaldas de Rajoy ante los poderes económicos.
¿Qué es, pues, lo que ha salvado a Feijóo durante todos estos años? Pues probablemente que no da sensación de postularse fuera del partido, a diferencia de los caídos, y que nunca aparece solo en las quinielas; las comparte con Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal, Cristina Cifuentes, Ana Pastor, Alfonso Alonso o el último en aparecer en el ranking: Íñigo de la Serna, ministro de Fomento. Estos son sus perfiles
Alberto Núñez Feijóo
Eterno sucesor del actual inquilino de La Moncloa. este exalto cargo en los gobiernos de Aznar -fue director general del Insalud mientras Rajoy iba pasando de ministerio en ministerio- cree que su etapa política al frente de la Xunta de Galicia ha concluido. De hecho, en 2016 ya quiso dejar la política y solo una conversación in extremis con el presidente del Gobierno le convenció de que debía presentarse otra vez a las elecciones gallegas. ¿Le garantizó Rajoy que sería él el elegido? poco probable conociendo el carácter inescrutable del líder. Es el único barón del PP que puede exhibir todavía una mayoría absoluta. Su único pecado de juventud fue aparecer en una foto hace más de 25 años en un yate con el después condenado por narcotráfico José Manuel Soto Bugallo, más conocido como Sito Miñanco.
Soraya Sáenz de Santamaría
La leyenda de implacable contra quienes le hacen sombra la persigue desde hace años. Rajoy le confió el liderazgo del Grupo Popular cuando pudo desembarazarse de los últimos restos del aznarismo, Eduardo Zaplana y Ángel Acebes, ya en la segunda legislatura de oposición (2008-2011), y la mayoría absoluta la aupó a la Vicepresidencia del Gobierno... y al control del CNI, dicen sus adversarios internos para insinuar que usa al servicio secreto en la elaboración de dossieres. Es una excelente parlamentaria y controla los medios de comunicación porque es quien tiene la llave de las subvenciones públicas. Sus adversarios sostienen que como número dos es eficaz pero no tiene proyecto propio y nunca se ha enfrentado en primera persona a las urnas como Feijóo, Cospedal o Cifuentes. El gran fracaso de Sáenz de Santamaría es la "operación diálogo" en Cataluña, que ha terminado con la amenaza mas seria a la unidad de España en 500 años. Hay quien cree que solo por eso está inhabilitada para la sucesión. además no tiene poder territorial propio.
María Dolores de Cospedal
La "indemnización en diferido" al extesorero Luis Bárcenas todavía persigue a la ministra de Defensa y secretaria general del PP. Tuvo que dar la cara en los peores momentos de la corrupción del caso Gürtel aunque luego se sobrepuso y logró para el PP una victoria histórica en Castilla-La Mancha en 2011. Para optar a la sucesión necesita que ésta se decida tras las elecciones de 2019, en las que aspira a arrebatar el poder al socialista Emiliano García Page. Mentora del nombramiento de Juan Ignacio Zoido como ministro del Interior, los errores de éste no van a ayudarla precisamente a hacerse con la Presidencia del partido si Rajoy decide apartarse aun lado. Además, ella y Santamaría han llevado "demasiado lejos" su rivalidad, a ojos de muchos en el PP, como para que el líder popular se decante por cualquiera de las dos. "Dividiría aún más un partido que está débil", se dice.
Ana Pastor
Amiga personal de Rajoy y su esposa Elvira Fernández hasta el punto de que ella y su marido, José Benito Suárez, presidente del puerto de Marín (Pontevedra), veranean con el matrimonio presidencial, la actual presidenta del Congreso ha pasado por todos los escalones del poder institucional. Fue subsecretaria de Interior con Rajoy de Ministro del ramo en el gobierno Aznar, luego ministra de Sanidad, cargo en el que repetiría una década más tarde. Además ha sido titular de Fomento. A diferencia de Santamaría y Cospedal no tiene enemigos internos y se valora su gestión. El único problema es que forma parte de la misma generación del presidente y, si la apuesta del PP es la renovación, ella solo podría representar una etapa de transición.
Cristina Cifuentes
La actual presidenta madrileña es la cara de la renovación. Representa al PP más "progresista" en temas como la defensa del aborto y el matrimonio homosexual, lo cual será sin duda un handicap a la hora de hacerse con el poder de una organización cuyos militantes y dirigentes están más a la derecha. Es partidaria de que el sucesor de Rajoy sea elegido por la militancia, pero sus tesis perdieron en el pasado congreso y no va a poder ser. En un hipotético congreso sucesorio, el elegido lo será a la vieja usanza: a dedo por Rajoy y luego ratificado por un millar de compromisarios.
Alfonso Alonso
El exportavoz del Grupo Popular y exministro de Sanidad quiere volver desde el País Vasco a la política nacional y hay quien le ve como candidato seguro a un ministerio en la remodelacion del Gobierno que Rajoy tendrá que realizar este año cuando el ministro de Economía, Luis de Guindos, y la de Sanidad, Dolors Montserrat, se vayan a una vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE) y a presidir el PP catalán, respectivamente. Joven y brillante parlamentario, el hoy presidente del PP vasco es un sorayo de primera hora, lo cual ha venido dificultando sus relaciones con la secretaria general Cospedal. Hay quien cree que, si entra en el gobierno, Alonso también estará en la quiniela sucesoria. No pasó desapercibida la presentación que el presidente del Gobierno hizo de un desayuno suyo hace mes y medio.
Íñigo de la Serna
El actual mnistro de Fomento y exalcalde de Santander ha desarrollado hasta ahora un perfil mas técnico que politico. Referente por su juventud junto con Alfonso Alonso de lo que puede ser el futuro PP, De la Serna es considerado en algunos círculos populares un candidato idóneo para hacer frente a Albert Rivera en las urnas. Su único borrón en el año que lleva en el Gobierno ha sido la mala gestión de la nevada del pasado 6 de enero, cuando miles de conductores se quedaron atrapados en la AP-6 a la altura de San Rafael (Segovia).
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