Quim Torra no defraudó al sector más radical del separatismo. En su discurso de investidura, se mostró duro entre los duros, independentista extremo, esencialista furibundo, , xenófobo, antiespañol, firmemente decidido a relanzar el ‘procés’ interrumpido con la intervención de la Generalitat por parte del Gobierno de Rajoy. “Hoy nos deshacemos del pasado. Tenemos que estar juntos”.
Fue un tono mesurado en la música e incendiario en el fondo. Quim Torra se aferró al proceso puesto en marcha tras la celebración del 1-O y se comprometió a llevarlo adelante. Cueste lo que cueste. “Asumimos toda la responsabilidad que se deriven de nuestros actos”, subrayó en nombre del que será su futuro Govern. Un reto, sin ambages, a la Justicia. Y una amenaza frontal a la Constitución, al Estado de Derecho a sus garantes.
El diálogo como recurso
Una oratoria bien armada, con menciones humanistas, referencias a autores como García Márquez, Valclav Havel, Montserrat Roig…para subrayar lo previsto. Torra llega a la Generalitat dispuesto a todo. Se erigió en abanderado del país, en portavoz de todos los catalanes y reclamó a Rajoy diálogo, “de gobierno a gobierno”, en una mesa de tú a tú. Para negociar lo obvio. La independencia de Cataluña. También se dirigió a Junker, en inglés, para reclamar lo mismo, un mano a ano con las autoridades europeas para abordar el tema catalán.
República fue su palabra más repetida. Nada de independencia. Y ‘lucha por la libertad’. Desde el victimismo de la ‘agresión’ del Estado, de los presos, los exiliados y quienes han sufrido persecución por el 155. Anunció la puesta en marcha de un ‘proceso constituyente’ y se comprometió a la vuelta de Puigdemont, en cuyo nombre parece que hablaba-
Arrancó su discurso, severo y firme con una obligada memoria de los ausentes, alos cabecillas del ‘procés’, a quienes nombró uno a uno. “Yo no debería de estar aquí. Hoy aquí debería estar Carles Puigdemont. Y debería estar acompañado de todos los presos políticos y exiliados. Rehenes de un Estado que han vulnerado las leyes más elementales. No nos cansaremos de luchar por su libertad”.
Se adentró luego en el reuerdo a ese hito épico del 1-O, el referéndum ilegal que esgrimió sin fatiga, como eje vertical sobre el que construir un estado en forma de república. “Con determinación. La mejor manera para responder al 155 es tener gobierno. La vía más potente para que el país avance es en todos los frentes. Hoy en Cataluña la democracia está en criminalizado, los derechos amenazados. Vivimos un momento político excepcionalmente anormal”.
Los cuatro intentos por investir a un candidato no se los tomó a broma. “¿Un tiempo perdido?”, se preguntó. Nada de eso, Ha servido para proyectar nuestro problema, nuestra situación en todo el mundo, desde Bruselas a la ONU, aseveró frente a quienes reprochan el personalismo del prófugo.
En este sentido, aseveró con rotundidad que “habrá de ser el presidente Puigdemont quien haga este discurso lo antes posible. El Estado ha movilizado todos los tentáculos para evitar que podamos escoger a quien ha sido votado. Nuestra respuesta será persistir, hasta que lo invistamos”. El anuncio del retorno de quien se erige en conductor del pueblo de Cataluña desde Berlín.
Desmenuzó luego algunos aspectos de su república. “El país vive una situación de provisionalidad, por eso acepto el encargo. Había otras opciones posibles. Pero formar Gobierno es la vía más directa para hacer posible el 1-O. Es preciso un Gobierno que exprese el mandato republicano recibido por la ciudadanía. Una etapa de transición. Un marco provisional, pero de compromiso y de reto”.
Se levantará el 155 en unos días. El Estado está obligado. No tendremos excusa para trabajar sin descanso por la república. Asumimos toda la responsabilidad que se deriven de nuestros actos”. Y una frase dedicada a Llarena y al Supremo: “Esa será nuestra exclusiva responsabilidad”.
Mensaje a la Corona
Miró también a la Corona. Con un tono retador. Torra recordó unas palabras pronunciadas por Felipe VI en 1990, como príncipe de Gerona, en una visita a la Comunidad: Dijo entonces el Rey: “Cataluña será lo que los catalanes quieren que sea”. Entonces el aspirante a ‘president’, pasó al castellano: “Pues resulta Majestad que hay presos políticos, exiliados, catalanes investigados, nosotros votamos pero no se respeta la voluntad de las urnas. Majestad, así, no.” Muy al estilo de su padrino Puigdemont.
“Haremos república, basada en los valores republicanos. Entendida como la forma de país de ciudadanos libres e iguales. Sin ciudadanos libres no habrá república. La república de todos, de cambio real. Una sociedad que nadie se sienta excluido”, mencionó ants de de anunciar la puesta en marcha de un proceso constituyente, con un gran debate nacional. Que involucre a toda la ciudadanía, con grandes pactos. Es decir, el retorno al momento truncado tras la proclamación inconclusa de la independencia por parte de su predecesor.
“¿A quien le da miedo que este país se construya cobre la máxima radicalidad posible”. Describió algunos aspectos de la estructura del futuro ‘estado catalán’. Una asamblea de cargos electos en el interior , es decir, el Parlament, y el consejo de la República en el exterior, o sea, el gobierno en el exilio de Puigemont.
Pasos a dar. Respuest afirme cuando lleguen los juicios y las sentencias de los cabecillas del procés. Unidad secesionista en las elecciones municipales, para cosneguir ‘los municipios republicanos’. Y la creación de un comisionado, dependiente de presidencia, para restaurar los efectos del 155 y retirar la demanda de la Generalitat del 155 contra Artur Mas por promover el 9N.
En su tramo final se convirtió en el que puede ser futuro ‘president’, con perfil de liderazgo, con ansias de movilizar a la gente, con la bandera estrellada como símbolo. “La libertad de Cataluña os la habéis ganado vosotros, no renunciéis a ella, defendedla, radical y pacíficamente. Así es como los pueblos ganan las victorias más hermosas. Vuestra victoria es el fracaso de un Estado, que no quiere dialogar y utiliza la violencia contra el pueblo. Siempre fracasarán”.
Y una mención muy especial a su mentor, que le estaba viendo desde Berlín y con quien habló antes de entrar en la Cámara. “En nombre de Puigdemont pido confianza, os necesitamos, hay que seguir estando juntos. Todos tenemos el deber de servir al país. Que seáis conscientes de la etapa que vivimos. Sed leales a lo que os pide Cataluña. Superaremos todos los ataques, estad seguros.
Al fondo, la CUP
"Proceso constituyente", "mantener vivo el 1-O", "acatar sólo lo que decida el Parlament", es decir, el secesionismo. Torra efectuó el viernes sus primeras declaraciones tras ser designado por el prófugo de Berlín como su sucesor 'provisional'. Guiños a la CUP, que si vira sus votos de la abstención al 'no' se volvería al escenario del bloqueo y con la única opción de las urnas.
Torra era un candidato aceptable por los antisistema. Puigdemont ya lo tenía hablado antes de que el subidón del 'Cis catalán', que refleja un aumento desproporcionado de siete escaños ha modificado su planteamiento. Este domingo la asamblea de la CUP votará si impide la elección de Torra. En previsión de sobresaltos, el aspirante ha optado por mostrar su faz más radical, su costado más vehemente en pro de la república. Por eso el postulante desgranó algunos aspectos de su programa, renta básica, lengua, enseñanza, feminismo, igualdad, sanidad... para congraciarse con esta familia anarquista y evitar sorpresas el lunes.
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