Tres días de sesiones sin agrias polémicas ni pugnas encendidas. El Congreso de la calma monocorde, todo sonrisas, palmadas en la espalda y abrazotes. Los dirigentes del PP salen convencidos de que pertenecen al partido más cohesionado y unido de España y catequizados para recuperar la mayoría perdida en las elecciones municipales y autonómicas de 2019.
Ese es el reto que señaló Cospedal y que subrayó Rajoy en su mensaje de cierre. El PP quiere ocupar todo el espacio del cenroderecha. Pretende recuperar su perdido poder territorial. Otra de sus inquietudes, quizás la primera, es el problema del separatismo catalán sobre el que el recién reelegido presidente centró su último discurso de la asamblea.
Repitió que no habrá referéndum, que es posible negociar la reforma de la Constitución, que con la Generalitat se peude llegar a acuerdos de infraestructuras o de otro tipo. Nada "por encima de la ley. Una ruptura "no es una poda agradable hecha por un amable jardinero, sino que es una "amputación terrible y dolorosa, que no hay cirujano que la salve", describió en forma gráfica. El proceso independentista está acelerado y en marcha.
La consulta secesionista ya tiene calendario. Y Rajoy quiso evidenciar ante los suyos, enfervorecidos y compactos, que no lo va a permitir. Firmeza en la palabra sin cerrar puertas a los acuerdos. Igual que en la gobernabilidad. Rajoy urge a hacer cesiones para sacar adelante los grandes asuntos pendientes. Aviso a PNV y PSOE para sacar adelante los presupuestos. Sin acuerdo, quizás elecciones. El PP se va a poner en marcha por si acaso asoman las urnas. De esta forma lo dijo Rajoy, con la mirada apuesta en 2019 pero quizás con el rabillo del ojo pensando en junio. "Pudimos ir a unas elecciones que nos favorecían y no lo hicimos, porque pensamos en el bien de España y no el nuestro". Así fue el mensaje del presidente reelegido.
El desafío separatista. Lo que algunos plantean no es un debate sobre el modelo de Estado. Para eso hay cauces. Plantean otra cosa. Están planteando la eliminación de la soberanía nacional. ara conseguirlo, se saltan la ley a la torera. Hablamos de los derechos de los españoles. El primer derecho es el derecho a decidir que tenemos todos sobre lo que queremos que sea España.
Cumplir la ley y la Constitución. No es posible discutir sobre qué leyes se pueden cumplir o incumplir, o cómo nos ponemos de acuerdo para incumplir la ley. Es imposible. Es el abc de la democracia. Todo esto del proceso secesionista es un disparate, no vamos a negociar con un proceso que conduce a la fractura de España, no lo vamos a hacer, no seremos cómplices de esa arbitrariedad. La Constitución se puede cambiar si lo decide la mayoría de los españoles, pero juntos estamos mejor, yo no recomiendo se planee la separación de una parte de España.
Hablar con todos. No se puede dejar la silla vacía, nuestra posición es un sí al diálogo con todos. No aceptaremos hablar de lo que no permiten la ley. No aceptaremos un referendum que busca la ruptura de España y que se salta la ley y la Constitución. Hay catalanes a los que se les ha engañado, se les ha ocultado las consecuencias que la separación causaría a Cataluña, salida del euro, de la EU. Un proceso de secesión es una amputación terrible y dolorosa que no hay cirujano que salve, no es una poda amable y cariñosa de una flor. Buscar un espíritu de concordia interior que aleje los extremismos. Es lo que dicta la razón. Nadie nos va a separar, España va a seguir siendo España, somos la mejor España de la Historia.
Los terribles sacrificios. Se vanaglorió del rechazo al rescate de Bruselas, de las duras medidas económicas, "pagamos el precio de quien dice la verdad y pone el remedio". Mereció la pena. Ahora "España tiene un futuro". Algo de poesía sobre el paro: "El empleo es un tesoro para quien lo consigue y una mina de oro para los españoles".
Gobernar en minoría. Nuestra fuerza ha disminuido, ya no tenemos mayoría, hay que buscar apoyos. Lo prioritario era ponerse a trabajar, no queríamos nuevas elecciones, mejores para nosotros, tal vez sí, pero no para España. Hicimos lo natural, lo que se espera de nosotros. Necesitamos ayuda, pero no será fácil lograrla. Confío en que el Gobierno pueda gobernar.
El dificil diálogo. Sabemos gobernar a las duras y a las maduras. Con buen tiempo y con malo. Lo hicimos en la España sin dinero de 2011 y lo haremos ahora en la España erguida. El diálogo exige interlocutores. La oposición debe adaptarse a negociar con un gobierno en minoría. Diálogo no es vender favores al gobierno sino buscar un acuerdo por la gobernabilidad. Un diálogo que exigirá concesiones, las haremos. Lo queremos para mejorar, no para ir a peor. Pero no para desmantelar lo creado. Hemos logrado acuerdos en el bono social, ley de educación, Pacto de Toledo, autónomos, violencia de género, estabilidad presupuestaria y techo de gasto.
Memoria de Fraga y Aznar. Telegrama a la Zarzuela "con nuestro afecto y lealtad, un gesto significativo", subrayó. Homenaje a Manuel Fraga, el fundador, y mención expresa a José María Aznar, "un orgullo para el partido", que sonó al definitivo adiós.Y naturalmente, Rita Barberá, homenaje incesante en este cónclave.
Cospedal quiere el centroderecha
Cospedal en su primera intervención tras ser reelegida secretaria general, puso deberes al partido. "Tenemos que recuperar el centroderecha de este país, hay que ganar las elecciones autonómicas y municipales de 2019. Salimos a devolver a la gente del este país los gobierno sensato que necesitan", afirmó, quizás pensando en Castilla la Mancha, de cuya presidencia fue desplazada hace año y medio. "Somos la vanguardia y aspiramos a ser invencibles", clamó en su única frase vibrante.
"Ha sido el congreso más importante de nuestra historia", sentenció Cospedal, en un tono más institucional y mucho más frío que el del sábado, antes de conocerse su continuidad en el cargo. No buscaba el aplauso ferviente, ni la ovación instantánea. Advirtió de la amenaza del fantasma de terror y barbarie que amenaza a Europa para aterrizar luego en la 'casta de Vistalegre' o en quienes pretenden 'arruinar la vida de ocho millones de catalanes'. Insistió en el objetivo de recuperar a los votantes perdidos, a la mayoría social, al electorado del centroderecha español. La mirada siempre en las elecciones de 2019, el jalón que ha señalado Rajoy como faena fundamental en la nueva etapa del partido que ahora arranca.
La respuesta a todas las incógnitas las tiene el PP. Lo dijo la secretaria general en tono pausado, y con frases de una austeridad anodina. Acababa de reunirse el nuevo Comité Ejecutivo Nacional, recién salido del dedo de Rajoy, y Fernando Maíllo ya estaba investido de coordinador general, el efectivo controlador de la maquinaria de los populares.
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