Política

Rajoy desvela su agenda: los presupuestos clave son los de 2018

El Gobierno no ha logrado aún el 'sí' definitivo del PNV a los presupuestos. Rajoy rebajó en Montevideo su optimismo. "Los importantes son los de 2018", dijo en Montevideo. ¿Se puso la venda?. El plazo de acaba. 

La corrupción anega la agenda política. Ha llegado a los presupuestos. Hace un mes, Mariano Rajoy hablaba, con optimismo, de que "ya tenemos 175 diputados y medio". Ese 'medio' es el canario Pedro Quevedo, elemento clave en la votación. El martes en Uruguay, en un encuentro informal con los periodistas que cubren su viaje al Cono Sur, Rajoy se mostró menos esperanzado. "Hasta el final no se va a saber", comentó. Y deslizó luego la calve: "Los presupuestos importantes son los de 2018". Un detalle que subrayan en privado algunos miembros de su gobierno.

El portavoz del grupo vasco en el Congreso pintaba la situación más difícil y hablaba incluso de que "no hay nada que hacer". En Madrid, puntualizaba, todo es posible. El plazo de presentación de enmiendas a la totalidad concluye este viernes. 

Dos escollos se cruzan en el camino del Gobierno para conseguir su objetivo. La negociación con el PNV, que avanza lenta pero por el buen camino, según fuentes conocedoras. El cupo se ha cruzado por medio. Nada tiene que ver con las cuentas del Estado aunque es una baza que Urkullu utiliza para presionar. Alfonso Alonso, el hombre del PP en aquella región, asegura que se trata de "un asunto importante para ambas partes" pero que tiene un largo recorrido. Las liquidaciones pendientes y la renovación de la ley quinquenal están sobre la mesa. El PNV aprieta, consciente de la importancia de sus votos en Madrid. El PP ya le ayudó a sacar adelante sus presupuestos en Vitoria. 

El otro obstáculo, aunque menor, es el denso rosario de escándalos de corrupción. "El PNV tiene una mirada de largo alcance y distingue los planos", apuntaba el propio Alonso. No es materia con la que los nacionalistas vascos estén presionando. "Esa es cosa de los socialistas y de Ciudadanos. Nosotros estamos a lo nuestro", comentaba uno de sus diputados. No obstante, reconocía, se trata de un problema grave que debilita la posición del Ejecutivo central, y hay que tenerlo en consideración. 

Una relación sin turbulencias

La relación con el PNV marcha bien. Ni siquiera el episodio del desarme de ETA ha alterado el curso de las negociaciones presupuestarias. Los nacionales vascos se han convertido para el PP en gente "seria y fiable", no como Ciudadanos, "imprevisibles y desconcertantes", señala una alta fuente de Génova. Los nacionalistas vascos secundaron al Gobierno en la ley de la estiba, lo que no hizo Albert Rivera, quien votó en contra de sus propios estatutos. 

Rajoy y Urkullu conversan telefónicamente, y en persona, con cierta frecuencia. En ocasiones trascienden estos encuentros. No siempre. El PNV está cómodo con la situación actual, no desea a Pedro Sánchez al frente del PSOE y no entra en sus planes la posibilidad de unas elecciones anticipadas. Es muy posible que finalmente se logre el acuerdo.

Para prevenir sobresaltos, Moncloa insiste en que los importantes son los presupuestos de 2018. No resultaría dramático que no se logre un acuerdo para los de este año. El techo de gasto ya está aprobado y en funcionamiento, lo que supuso un alivio para el Gobierno y da tranquilidad a las cuentas públicas.

Antes del verano debería abordarse el nuevo ejercicio. Cristóbal Montoro trabaja en ello. A finales de junio deberían haberse abordado ya tanto el techo como los objetivos de déficit y deuda. Algo de ello se ha hablado ya con Luis Garicano, el hombre de la Economía en Ciudadanos. 

Sacar adelante los presupuestos de 2018 sería, además de una necesidad, un éxito para Rajoy. Lograría la estabilidad política de la que ahora carece y le permitiría, llegado el caso, alcanzar el 2019 sin sobresaltos. Un año netamente electoral, con comicios autonómicos y municipales, así como europeos. De ahí las palabras del presidente en Montevideo: la clave está en los presupuestos del año próximo. Montoro lo sabe y está en ello. De momento, necesitan que escampe y que el lodo de la corrupción deje de caer sobre sus cabezas. 

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