La legislatura está acabada. Es la sensación que cunde en Moncloa y en la mayor parte del Consejo de Ministros. Mariano Rajoy es consciente de que el Gobierno era muy difícil con su actual minoría parlamentaria -134 diputados-. Sin el apoyo de Ciudadanos, es imposible. Fuentes del Ejecutivo admiten que las elecciones en otoño son la salida más probable a la crisis política. No ven al líder del PSOE, Pedro Sánchez, con opciones de ganar la moción de censura, pero admiten que la legislatura está en un callejón sin salida.
La crisis sólo se resolverá en las urnas. Es la lectura que hace Moncloa tras la sentencia del caso Gürtel, que ha hecho saltar por los aires el equilibrio del Congreso y la frágil estabilidad del Gobierno. PSOE, Ciudadanos e incluso Podemos hablan ya abiertamente de elecciones. Cada discurso tiene matices propios, como el del calendario. Unos quieren antes y otros después. Es cierto que la moción de censura de Sánchez está pendiente de votación, pero la salida electoral gana cada vez más peso como solución.
España en funciones
El Gobierno está preocupado por las consecuencias. La aritmética no ofrece alternativas. Algunos consideran que ha sido un milagro aguantar casi dos años y sacar dos Presupuestos. “Es el peor momento”, admiten sobre la parálisis política. El Estado vuelve a estar casi en funciones ante el bloqueo del Parlamento y la cercanía de unas elecciones, que no están convocadas pero que se dan por supuestas. La incertidumbre compromete nombramientos imprescindibles, pone en solfa la agenda del rey Felipe VI y la posición de España en los foros internacionales. La inestabilidad afecta obviamente y sobre todo al desafío separatista en Cataluña. El 155 sigue en pie, pero el Gobierno es cada vez más débil y la fractura en la sociedad catalana, cada vez más grande.
Sánchez defenderá su moción de censura entre el jueves y el viernes. El entorno de Rajoy duda de que prospere y ve difícil que el PSOE encuentre los apoyos suficientes en los dos próximos días. El secretario general del PSOE ha dicho a su Comité Federal que no negociará con nadie, y que la moción es un voto entre “Rajoy sí o Rajoy no”. La confluencia de intereses de las fuerzas nacionalistas y separatistas que pueden apoyarle es demasiado compleja. Sánchez, sin embargo, ha conseguido lo que buscaba: recuperar iniciativa y foco.
Albert Rivera ha puesto encima de la mesa una tercera opción. El líder de Ciudadanos ha explicado que la legislatura está liquidada y el pacto de investidura que firmó con Rajoy, enterrado. Rivera ofrece a Rajoy una salida ordenada que permita al Gobierno atar los Presupuestos, actualmente en el Senado, y apoyo al 155. A cambio, exige elecciones en otoño, un período de tiempo lo suficientemente amplio como para no tener que correr. Los comicios podrían celebrarse entre septiembre y diciembre.
“No nos sentimos obligados a votar nada con el PP. En la Mesa (del Congreso), tampoco”, dice un alto cargo de la dirección de Cs
Moción instrumental inviable
La vía de la moción instrumental con un candidato independiente es poco realista. Ciudadanos no tiene los diputados suficientes para registrarla. Son 32 y necesitan 35. Rivera tendría que ponerse de acuerdo con el PSOE y Podemos. Tampoco parece viable que Sánchez, a poco más de 48 horas de su moción, se avenga a retirarla o travestirla en lo que quiere Rivera. El secretario General del PSOE ha dicho que la moción es para dar estabilidad y después llamar a las urnas, pero sin concretar fecha. Hasta el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha admitido que lo lógico es celebrar elecciones si Sánchez no puede formar Gobierno. Es la primera vez que Iglesias abre esa puerta.
El PP, a través de su número tres Fernando Martínez-Maillo, insiste en que España no está ni para mociones de censura ni para elecciones y que Rajoy no piensa dimitir. Pero de puertas para dentro, tanto el Gobierno como el PP son conscientes que de la situación es insostenible. Sin Ciudadanos, el PP pierde el control de la Mesa del Congreso y se expone a perder sistemáticamente votaciones, iniciativas o la convalidación de decretos.
Fuentes de la dirección naranja aseguran que la ruptura con el PP es total. “No nos sentimos obligados a votar nada con el PP. En la Mesa (del Congreso) tampoco”, dice un alto cargo de la dirección naranja.
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