Mariano Rajoy aprovechará la celebración del XVIII Congreso Nacional del PP para llevar a cabo una amplia limpia en su Comité Ejecutivo, un órgano puramente simbólico compuesto por casi un centenar de dirigentes sin un calendario fijo para celebrar sus reuniones. Borrará de la alineación a un buen grupo de miembros de esta instancia que apenas tienen ya actividad política, que están y no están. Son lo 'zombis' de la Ejecutiva, en la expresión de un veterano dirigente.
Las reuniones del Comité Ejecutivo Nacional suelen pasar sin pena ni gloria. Pura rutina para escuchar el ‘jefe’ de la formación, sin apenas intervenciones posteriores. Ni siquiera preguntas. La más ‘sonada’ fue la que tuvo lugar el 21 de diciembre del pasado año, justo después de las elecciones generales en las que el partido perdió 3,5 millones de votos. Apareció en Génova, sin aviso previo, José María Aznar, miembro de la directiva en su condición de presidente de Honor del PP. Una comparecencia incómoda. Tanto, que ni siquiera sabían muy bien dónde colocarlo. Le hicieron un hueco en el extremo de la mesa. Aznar, que renunciaría posteriormente a su presidencia de Honor y, por tanto, a su puesto en la Ejecutiva, reclamó entonces la celebración de un ‘congreso abierto’ para enveredar la trayectoria de su formación.
Hay nombres que saltarán de la Ejecutiva en forma automática, como por ejemplo Ignacio González, apartado de la cúpula del partido en Madrid que ahora ocupa Cristina Cifuentes. Lucía Figar, exconsejera de Educación con Esperanza Aguirre, también dio un paso al costado con motivo de su imputación en el ‘caso Púnica’.
Federico Trillo es uno de los nombres de polémica actualidad, tras su renuncia forzosa de la embajada en Londres envuelta en la tormenta por el drama del Yak 42. Trillo, que se reincorpora esta semana al Consejo de Estado, donde ocupa plaza de letrado por oposición, también abandonará la Ejecutiva, aunque mantiene su militancia en el partido.
Los exministros salientes
Entre los nombres que aparecen de salida figuran algunos de los ‘caídos’ en su puesto en los últimos tiempos, como Rosa Valdeón, quien fuera ‘número dos’ del Gobierno de Castilla y León, llamada en su día a suceder a Juan Vicente Herrera hasta que un incidente de tráfico le obligó a presentar su renuncia.
Dos ministros también podrían dejar su puesto de vocal en la dirección el PP. Jorge Fernández Díaz, quien se recupera de una intervención de cáncer de hígado y José Miguel García Margallo, extitular de Exteriores, que preside ahora la comisión de Defensa en el Congreso. El actual titular de Fomento, Íñigo de la Serna, aparce en la cúpula del partido en su condición de alcalde de Santander, un puesto que dejó para sumarse al Consejo de Ministros. Su continuidad está en duda.
Rajoy tiene ahora la oportunidad de ‘premiar’ a algunos dirigentes de su formación, ya que se han producido varios huecos en los últimos meses por diferentes motivos, como por ejemplo, Alberto Ruiz Gallardón, que abandonó la política o Vicente Martínez Pujalte, también separado del PP por un escándalo relacionado con la corrupción.
Dolores Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría aparecen en el vértice de este órgano, en el que figura también la cúpula en pleno de la formación y buen número de dirigentes regionales, en su condición de barones autonómicos o alcaldes. Rajoy convoca a su Comité Ejecutivo cuando considera que ha de informarse o discutirse sobre asuntos de relevancia que afectan al futuro del PP. Así lo hizo el pasado verano, para aprobar la negociación con Ciudadanos de cara a lograr un acuerdo de investidura. Este enero pasado, el presidente reunió a su Comité para informarle de las líneas de trabajo y objetivos del Congreso que se abre este viernes en Madrid, el primero que celebra desde hace cinco años.
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