"El Presidente mantiene su posición de siempre. No se niega a la reforma constitucional pero no cree que sea la solución frente a la deslealtad de los independentistas, ve posiciones muy distantes sobre los elementos sustanciales y no cree que se deba plantear como una forma de satisfacer a los que han saboteado la legalidad" en Cataluña.
Esta reflexión hecha anoche a Vozpópuli por un destacado colaborador de Mariano Rajoy resume la posición formal que hoy, 39 aniversario de la aprobación de la Carta Magna (1978), el jefe del Ejecutivo volverá a reiterar durante la celebración que va a tener lugar en el Congreso.
Pero el trasfondo de esas palabras va más allá. Además de que los independentistas nunca se sentirían satisfechos con la reforma, Podemos dispone del boton nuclear: los 50 diputados necesarios para someter esa reforma a un posterior referéndum entre los españoles, y el jefe del Ejecutivo no tiene ninguna gana de correr riesgos. Mejor esperar a que hablen las urnas en 2019 o 2020 -si la aprobación de los Presupuestos en enero por parte del PNV le permite agotar la legislatura- y se vea si los de Pablo Iglesias bajan de esa cifra mágica de 50 diputados -ahora tiene 71-.
Porque, aún ganando el "sí" en ese referéndum, se escucha en el cuartel general del PP y en bastantes círculos socialistas, una participación que no superara el 50/60% se vería como una enmienda al sistema -en 1978 participó el 67%-, y tras una campaña en la cual el debate Monaquía/república estaría asegurado.
Ese es el estado real de la cuestión y, por ello, la polémica que hoy a buen seguro volverán a protagonizar Rajoy, por un lado, y Pedro Sánchez apremiándole a cambiar la Carta Magna va a tener mucho de teatro parlamentario. Como ha ocurrido en todos los aniversarios precedentes.
"Lo que no tiene sentido es hablar de reforma constitucional sin saber cuáles van a ser las conclusiones de la comisión de estudio territorial", replica el PP a un Sánchez que se siente traicionado por el presidente
"Vayamos por partes, lo que no tiene sentido es hablar de reforma constitucional sin saber cuáles van a ser las conclusiones de la comisión de estudio del modelo territorial que empezamos ahora", señala a este periódico un destacado diputado del PP con asiento en la misma; el "ahora" se refiere a la mesa y Junta de Portavoces de esa comisión el próximo miércoles 13 de diciembre.
Ahí se aprobará el plan de trabajo, que el PSOE quiere empezar llamando a los tres padres de la Carta Magna (1978) aún vivos: José Pedro Pérez Llorca, Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, y Miquel Roca. PP y un Ciudadanos se resisten para no abonar la idea de que el objetivo último de la misma -tiene seis meses de trabajo por delante- sea abrir a continuación la ponencia constitucional en una subcomisión.
De hecho, lo primero que hizo el portavoz de los populares, José Manuel Bermúdez de Castro, el día en que se constituyó la misma -15 de noviembre- fue pinchar el globo que venía inflando Sánchez tras sus numerosos encuentros, unos más conocidos que otros, con Rajoy en La Moncloa para preparar la intervención en Cataluña: "No hemos venido aquí con la idea de reformar la Constitución", dijo Bermúdez de Castro, en la medida en que "muchos avances del modelo autonómico no conllevan en modo alguno la reforma de la Constitución".
El PP quiere incluir el sistema de financiación en la citada comisión y el PSOE se opone para no 'descafeinar' su objetivo de reformar la Carta Magna después de 40 años
Se refiere a la reforma del sistema de financiación autonómica, cuya renovación lleva tres años de retraso y el PP quiere incluir en los trabajos de esa comisión. El PSOE dice 'no' porque teme una maniobra del Gobierno para descafeinar la "ineludible" reforma de la Carta Magna.
Hasta el 15 de noviembre Sánchez llevaba un mes dejando correr la especie de que Rajoy se había comprometido con él a la reforma constitucional, como contrapartida por el apoyo del principal partido de la oposición a la aplicación del 155 en Cataluña. No solo en el PP, también barones de su partido, juzgan un error del líder socialista poner ambos asunto en el mismo plano porque eso ahuyenta a los nacionalistas, sin cuyo concurso la reforma nacería coja y así se lo han hecho saber.
Pero Sánchez no se da por aludido. A sus círculos más próximos les ha transmitido que se siente traicionado por el presidente del Gobierno que "se comprometió a abrir la subcomisión" para la reforma constitucional de forma automática, una vez concluyan los trabajos de la comisión de evaluación dentro de seis meses.
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