Mariano Rajoy no está seguro de que Ciudadanos mantenga su postura de apoyo al Partido Popular. Teme que el actual estancamiento del partido naranja en las encuestas, obliguen a Albert Rivera a replantearse su estrategia de apoyo al PP. “Si las cosas siguen así, podemos quedarnos sin socio parlamentario en un año”, comentan en Génova. “Rivera querrá romper amarras para evitar el efecto desgaste de aparecer a nuestro lado”, añaden. El líder naranja no soporta a Rajoy. Y viceversa. Es un matrimonio forzado por las circunstancias que está condenado al divorcio. “No será una fractura inmediata, aunque podemos empezar a ver pasos en esa dirección después de los respectivos congresos de ambos partidos”, señalan estas fuentes.
Ciudadanos afronta con su congreso de febrero una fase decisiva para su futuro. La actual Ejecutiva ha elaborado una ponencia ideológica que implica un cambio radical con los pilares fundamentales de su fundación. Desaparece el término ‘socialdemócrata’ de su fundación y se sustituye por una abigarrada macedonia en las que se incluyen “constitucionalista, liberal, demócrata y progresista”. Es la ruptura con sus raíces catalanas, con sus padres fundadores y el salto a un nuevo partido, nacional y centrista, decidido a arrebatarle espectro político al PP. Una pirueta arriesgada que evidencia las tormentas internas que se viven en un partido que gira en torno a su actual dirección. Un proceso que también se vive en Podemos y, en forma más drástica, en el PSOE.
Rajoy teme que Rivera medite a estas horas el momento adecuado de romper amarras con el PP. Las encuestas ofrecen un panorama poco tranquilizador para la fuerza naranja. En las generales de junio perdió ocho escaños y las encuestas no muestran síntomas de remontada. El acuerdo de investidura con el PP, además, puede haberles pasado factura. De ahí que en el Congreso intente subrayar las distancias que le separan del Gobierno. Abstención en la subida de impuestos, en la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana… y algunas más en el horizonte próximo.
Ciudadanos justifica el respaldo que ha ofrecido hasta ahora al PP en aras de la gobernabilidad. pero en su seno de asegura que esta estrategia les provoca un desgaste notable, y tan sólo le facilita las cosas a Rajoy. Se sienten además, maltratados e ignorados. "Una situación que no podrá sostenerse demasiado tiempo", comentan en las filas del partido naranja.
Ansia recaudadora
Rivera se sintió ninguneado en las negociaciones del PP con el PSOE para sacar adelante el techo de gasto. Empezó a hablarse del bipartidismo y de coalición entre populares y socialistas. Telefoneó a Mariano Rajoy para recordarle los 150 puntos de su pacto de investidura. Fruto de esa conversión han salido adelante medidas propugnadas por Ciudadanos, como el plan de ayuda social, el permiso por paternidad, autónomos, conciliación… Rivera lo recuerda con insistencia en sus intervenciones públicas. Teme aparecer ante sus votantes como el ‘báculo’ del PP. Juan Carlos Girauta, uno de los ideólogos de la formación, se mostró muy duro con “el ansia recaudadora de Montoro” y con otras medidas puestas en marcha por el Gobierno.
Rivera plantea dar un vuelco radical a su partido en el congreso de febrero. Ideario, estatutos, dirigentes… Casi una refundación con el objeto de reforzar la unidad interna y acabar con las líneas discrepantes que ya se divisan. No sólo en Valencia, donde Carolina Punset ha decidido sacar el hacha de guerra y librar un pulso radical a la actual dirección.
Una pareja estable
Rajoy necesita un socio estable para esta Legislatura inestable. “El acuerdo lo tengo con Ciudadanos”, recordó en Bruselas. “Es con Ciudadanos con quienes pretendo gobernar habitualmente”, insistió. Dejó claro que también buscará acuerdos ocasiones con el PSOE. Pero el PP, con su exigua mayoría, necesita una pareja estable. El mensaje de Rajoy tenía un objetivo claro: tranquilizar las aguas revueltas que afloran en el seno de Ciudadanos.
El presidente del Gobierno necesitará recurrir al PSOE en muchas ocasiones, pero no puede prescindir de la tranquilidad que le proporciona saber que cuenta con Ciudadanos para la procelosa travesía. Teme que Rivera, si las encuestas siguen siéndole adversas, caiga en la tentación de tomar distancia, de alejarse del PP, de ponerle las cosas difíciles. Ya ha dado el primer paso. Ciudadanos quiere dejar de ser ‘socialdemócrata’. Su objetivo es competir con el PP, donde tiene un segmento de posibles votantes aún por reclutar. Profesionales jóvenes de zonas urbanas que desertaron del PP y que no votarán nunca al PSOE. El 60 por ciento de los votantes naranja provienen del partido de Rajoy y que anhelan un partido centrista, moderno, europeo y sin tacha de corrupción. Si Ciudadanos sigue de la mano del PP, no logrará ampliar su respaldo electoral.
La ruptura no será inmediata pero en Génova se teme que, de seguir así las cosas, Rivera dirá adiós a la actual entente con el PP en menos de un año. “Será malo para ellos y, sin duda, malo para nosotros. Ellos sabrán”, comentan en el partido conservador.
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