Sorpresa mayúscula en el cuartel general del PP ante la sorprendente recuperación de Pedro Sánchez. Todos en Ferraz le daban por políticamente muerto. La vieja guardia socialista así se lo transmitían a sus contactos en Moncloa. "Nos daban por hecho que Susana lograría al menos el cincuenta por ciento de los avales y se ha quedado a tan sólo cinco mil de Sánchez. Un error de cálculo que todo lo altera", mencionan estas fuentes.
Mariano Rajoy estaría más cómodo con una victoria de Susana Díaz. La lideresa andaluza mantiene, pese a las discrepancias públicas en actos electorales, muy buenas relaciones con Soraya Sáenz de Santamaría y con otros miembros del Gobierno. También se conocen sus excelentes relaciones con la Familia Real, especialmente con el Rey padre.
Legislatura sin sobresaltos
Díaz es previsible e institucional y, además, tiene un flanco débil: su gestión en Andalucía empieza a hacer aguas por demasiados costados. Los estrategas del PP argumentan que con ella al frente de los socialistas podrían intentarse algunos acuerdos en cuestiones de Estado, tanto a la hora de negociar enmiendas a los Presupuestos como en el futuro inmediato. Sería, para Rajoy, una legislatura al trantrán, con motor diésel, sin acelerones ni sobresaltos.
Tampoco se avanzaría demasiado en algunas importantes reformas pendientes, en especial las que hacen a asuntos que toca la Constitución. Se podrían buscar puntos de entendimiento en varios frentes como el laboral, educación, la ley electoral... Incluso los nuevos presupuestos de 2018, si hay buena voluntad.
Con la jefe del Gobierno andaluz aposentada en Ferraz, Rajoy podria asegurarse ya media legislatura y convocar elecciones en 2019, algo para lo que ya se trabaja en Génova: autonómicas y generales el mismo año. Sería la opción más favorable ya que, en caso de ir a generales, el PP piensa que Díaz carece de suficiente tirón electoral para superarles en las urnas. Hay otro punto a favor: la líder andaluza les garantiza que nunca pactará con Podemos. Podría pensar ejn un pacto con con Ciudadanos, al estilo del que logró en su territorio, pero nunca sería suficiente para conformar una mayoría de Gobierno.
El panorama muda radicalmente si el victorioso es Pedro Sánchez, algo que en Moncloa creen que no ocurrirá, pero ya han empezado a balancearse en el territorio de las dudas. Inestabilidad, confrontación permanente, tormentas, choques continuos, trifulcas... Ninguna esperanza de lograr algún avance en la legislatura.
Esa etapa inhóspita ya se vivió en tiempos de Sánchez en la secretaría general y a Rajoy le desagrada. En el PP no lo ven tan mal ya que semejante actitud fracturaría al PSOE y se quedaría con la imagen de un partido que no es alternativa de Gobierno salvo que pacte con Podemos. Sánchez podría intentarlo. Una moción de censura con Pablo Iglesias, ya lo ha insinuado. La mitad de la familia socialista se opondría. Tensión y quizás fractura.
Las posibilidades de un adelanto electoral no entran ahora en los planes de Rajoy, satisfecho y firme como está tras su acuerdo presupuestario con el PNV. Sólo un viraje radical en el puente de mando del PSOE alteraría este plan. "Pero el botón rojo de las elecciones lo tiene el PSOE. Si se comportan como el partido de Estado que han sido siempre, no tendríamos porqué pensar en ir a las urnas. Si Sánchez se empeña en seguir por el camino que ahora apunta, tan descaradamente extremo, quizás no haya más remedio que adelantar. Ellos deciden", explica una fuente del Ejecutivo, a la espera de las noticias socialistas.
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