Política

Ramón Jáuregui: "Ya no hay violencia y lo inteligente es ser generosos desde la victoria"

En poco más de un año, el eurodiputado socialista dirá adiós a la política después de una intensa actividad en la que destaca su lucha contra ETA en el parlamento vasco

Cuando ETA cometió su primer atentado mortal en 1960, una bomba colocada en la estación de ferrocarril de Amara que terminó con un bebé de 22 meses abrasado, el eurodiputado socialista Ramón Jáuregui (San Sebastián, 1948) tenía solo doce años y estaba cursando el Bachillerato Elemental. Era el pequeño de diez hermanos fruto de un matrimonio navarro emigrado al barrio de Herrera y no tardaría en comenzar a simultanear sus estudios con trabajos de aprendiz en una fundición ubicada localidad cercana de Pasajes.

Llegó a ser oficial industrial. De día. Porque en el turno nocturno, se sacaba la carrera de Ingeniería Técnica en la Escuela de Peritos de San Sebastián. La terminó con 20 años, cuando ETA reconocía oficialmente a sus primeras víctimas: el guardia civil José Antonio Pardines y, un par de meses más tarde, el comisario Melitón Manzanas.

En 1975, Jáuregui obtuvo el título de Derecho, abandonó la fundición y comenzó a trabajar en un bufete de abogados laboralistas de UGT en Rentería, donde coincidió con Txiki Benegas, que acababa de ser elegido secretario general del recién constituido Partido Socialista de Euskadi - PSOE. Fue entonces cuando entró en contacto con el socialismo vasco para no abandonarlo jamás.

ETA nunca fue una organización antifranquista, fue una organización contra España"

Desde los comienzos de la Transición hasta la X Legislatura, Jáuregui ha mantenido una intensa actividad política. Ha sido parlamentario vasco, delegado del Gobierno central, vicelehendakari el Gobierno de coalición con Ardanza (PNV), diputado en el Congreso de los Diputados y ministro de Presidencia.

Sin embargo, será la Eurocámara, donde se desempeña como eurodiputado por el PSOE desde 2014, el lugar que le vea decir adiós a la política en mayo de 2019, cuando concluya la legislatura europea. 'Vozpópuli' habla con el referente del socialismo vasco sobre su trayectoria, la disolución de ETA y si ha merecido la pena poner su vida en peligro por una causa política.

¿Cómo valora usted los últimos anuncios de ETA a través de vídeos y cartas? ¿Qué aspectos echa en falta y cuáles sobran?

Lo que todos esperamos de ETA es que se disuelva y desaparezca, todo lo demás es retórica autojustificativa que solo vale para ellos. Pienso que ETA sigue teniendo una visión equivocada de su historia porque es incapaz de reconocer que en los años 77 y 78, cuando se estaba construyendo la democracia en España, la Constitución y el autogobierno vasco, se equivocaron al pensar que aquello era mentira.

Pensaban que la democracia y el Estatuto era de cartón piedra y se equivocaron. Y decidieron irse al monte para matar, en contra de lo que era un proceso emocionante de la mayoría del pueblo vasco y de los españoles de cara a construir un autogobierno en la democracia española.

¿Por qué cree que son incapaces de reconocerlo?

Son incapaces de hacerlo porque eso destruye de raíz toda su historia, toda la tragedia que han ocasionado. Pero el origen de todo está ahí, mientras no reconozcan que se equivocaron, sus comunicados están viciados de origen. Ahora, lo único que importa es que han sido derrotados, hemos conseguido la paz y su disolución no es más que el punto final de esa página tan trágica y tan equivocada que ellos han escrito en nuestra historia.

En su última misiva, fechada este 16 de abril, escriben que 'ETA se formó del pueblo y al pueblo vuelve'. ¿Alguna vez ha considerado que el nacimiento de ETA estuvo justificado ?

No. ETA nació en las postrimerías del franquismo, pero nunca fue una organización antifranquista y esa fue una de las equivocaciones que cometieron demasiados, inclusive la comunidad internacional. Fueron una organización contra España, de hecho, sus atentados más notables desde el punto de vista cuatintativo y también cualitativo se producen asesinando policías y guardia civiles en masa o ciudadanos españoles. Esa confusión fue muy frecuente en aquellos años porque no nacieron para luchar por la libertad, sino que realmente nacieron para destruirla.

Nunca hubo una ETA justificable. Matar es una estrategia que te encadena a la violencia y acabas siendo prisionero de ella. No hay ninguna causa que se pueda justificar o defender matando. De hecho, al final Batasuna rompe con ETA porque ellos son muy conscientes de que si continúa la violencia, arruinan su causa.

Nunca hubo una ETA justificable. Matar es una estrategia que te encadena a la violencia y acabas siendo prisionero de ella"

¿En qué momento de sus 60 años de historia cree que terminó realmente la banda? ¿Ahora o en octubre de 2011 con el "cese definitivo" del terrorismo?

Es evidente que la banda termina aquel famoso 20 de octubre de 2011 cuando declaran el cese definitivo de su violencia, pero yo diría que en los últimos años de la primera década de este siglo, es decir, entre 2006 y 2010, estaban ya heridos de muerte, estaban prácticamente en fase de liquidación.

Cuando uno mira para atrás, descubre que, probablemente, los momentos más importantes de la victoria de la democracia sobre ETA, radican de una parte en el Pacto de Ajuria Enea suscrito en enero de 1988 y muy vinculado a las Negociaciones de Argel. Ahí es cuando la comunidad internacional da la espalda a ETA porque, hasta entonces, desgraciadamente, Francia y otros muchos países seguían confundiendo a ETA con un movimiento de liberación y el nacionalismo vasco, por su parte, mantenía una relación sentimental con lo que llamaban "una expresión violenta del nacionalismo". 

¿Qué cambió para que la comunidad internacional modificase su visión sobre la banda terrorista? ¿Influyó la 'ruptura sentimental' con los nacionalistas vascos? 

Francia y la comunidad internacional descubren que ETA es una organización terrorista que no quiere negociar, sino imponer militarmente su proyecto a los vascos y a España. Y el nacionalismo vasco firma el Pacto de Ajuria Enea, que constituye la gran separación del mundo nacionalista de ETA. La frase más famosa de aquel momento y que lo recoge todo es la que pronunció el lehendakari Ardanza en el Parlamento vasco durante el Debate de Política General de 1987: "De ETA nos separan, no sólo los medios, sino también los fines".

A partir de entonces, y a través de un generoso proyecto por nuestra parte, concedemos al lehendakari Ardanza y al PNV el liderazgo en la lucha social contra ETA. Desde ese momento, y con la colaboración francesa, que permite la presencia policial en el país vecino, todo termina 20 años después. ¿Cómo? Porque la banda está desarticulada y la sociedad les ha dado la espalda. Fue un punto de inflexión histórico que, a veces, la gente olvida.

Pese a la separación del nacionalismo de ETA, ¿había acercamientos cuando los terroristas recurrían a las treguas?

Sí... hubo un intervalo peligroso con los Pactos de Lizarra, en el año 1998. El PNV creyó que la paz podía venir de aquella tregua, que consistía en defender la autodeterminación en una plataforma conjunta. Pero ETA les engañó, como decía Mayor Oreja era una tregua trampa.

En los últimos años de la primera década de este siglo, es decir, entre 2006 y 2010, estaban ya heridos de muerte, estaban prácticamente en fase de liquidación.

¿Cómo influyó el Pacto Antiterrorista en el declive de los etarras?

El Pacto Antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero con José María Aznar implica la ilegalización de Batasuna y se produce durante otro momento histórico a tener en cuenta que es cuando, a partir del año 2000, ETA empieza a matar a dirigentes políticos del PP y del PSOE. Empiezan por Fernando Buesa y luego van cayendo montones y montones.

Este fue el último golpe porque acaba con una ecuación con la que nos habíamos movido en los últimos 20 años y que había resultado fallida, que era la de pensar que había que mantener el brazo político de ETA porque ese era el camino para que abandonaran la violencia e hicieran política. Pero eso solo era una herramienta más de su estrategia, así que cuando se considera que no pueden hacer política mientras sus jefes matan, se abren las tensiones internas en el mundo de Batasuna, que se suman a la descomposición orgánica de ETA y al aislamiento social de sus acciones terroristas.

A partir de 2006, Zapatero y Rubalcaba generan una pista de aterrizaje que es lo que han sido las conversaciones que dieron lugar a la Declaración de Aiete en octubre de 2011 y, posteriormente, al cese definitivo de la violencia.

¿Qué 'escombros' o qué asesinato en concreto cree que propició un mayor aislamiento social o un mayor rechazo y pérdida de apoyos?

Hubo atentados particularmente brutales que generaron el rechazo social mayor como los del Hipercor de Barcelona, o las casas cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza o Vic. También el asesinato de Fernando Buesa o Miguel Ángel Blanco. Pueden ser los más significativos, ya que provocaron lo que yo llamo una ira popular contra ETA.

Las víctimas de ETA temen que haya impunidad tras sus anuncios. ¿Cree que es necesario negociar con ETA en la actualidad para consolidar la paz?

No hay que negociar nada. ETA ha sido derrotada por la democracia y, más en particular, ha sido desarticulada policialmente. Tampoco se negoció para que declarasen el final, simplemente creo que de forma muy hábil se les colocó en una pista de aterrizaje que les permitía una especie de autojustificación del cese de la violencia para su entorno.

Realmente ETA termina porque están totalmente desarticulados y su propio mundo les pide que paren si no quieren arruinar definitivamente sus causas. Ahora lo que hay que hacer es ser inteligentes para no hacer demasiado caso a todo esto, no hay que darles más pábulo. Tenemos que construir el relato de la verdad recordando siempre a las víctimas y colocándolas en el corazón de esa memoria que en el País Vasco tiene como tarea la recuperación de la convivencia.

No hacer demasiado caso a todo esto, no hay que darles más pábulo. Tenemos que construir el relato de la verdad recordando a las víctimas"

¿Cuál sería el relato de la verdad?

Pues que no hubo razón para matar, ustedes se equivocaron, no hubo dos violencias equidistantes, no hubo contraterrorismo que justificara el terrorismo, todo lo iniciaron ustedes y ustedes son los únicos culpables de esta tragedia. Lo demás es colateral. Ese relato con el peso de las 850 víctimas y de los 3.000 heridos y del daño que nos han causado a todos por la manera en la que nos han destruido gran parte de nuestra vida eso no se puede poner en cuestión.

Dicho esto, es necesario ir cerrando heridas y, al mismo tiempo, ir evitando que el tema se prolongue en exceso. Yo no soy en absoluto contrario a que se apliquen medidas penitenciarias más humanitarias o a que pueda haber acercamiento de los presos porque, por ejemplo, la dispersión se justificó porque había una necesidad de evitar que desde la cárcel se impulsara la violencia, pero ya no la hay. No hay violencia ni organización terrorista y como no la hay, yo creo que lo inteligente para la democracia española es ser generosos desde la victoria.

Recientemente reveló su intención de despedirse de la política cuando acabe la actual legislatura de la eurocámara en 2019. ¿Cómo le gustaría ver el País Vasco en los próximos años desde su posición de ciudadano alejado del mundo político? ¿Ha merecido la pena poner su vida en peligro por causas políticas?

Veo al País Vasco en paz, progresando y pactando. Creo que las tres palabras caracterizan los nuevos tiempos por los que atraviesa el país y, al mismo tiempo, diré que lo muchísimo que yo he sufrido en lo personal ha merecido la pena por la victoria tan rotunda que hemos logrado. Hubo muchos momentos a lo largo de la historia en los que creímos que esto no acabaría nunca y afortunadamente hemos terminado y muy bien. Eso es lo más importante.

Ramón Jauregui dirá adiós a la política en mayo de 2019.

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