El comisionista Víctor de Aldama ha ampliado la sospecha sobre las presuntas irregularidades en los contratos de Transportes a otros que nada tienen que ver con las presumibles mordidas en el marco de las adjudicaciones de este departamento para la adquisición de material sanitario durante la pandemia, cuando José Luis Ábalos estaba al frente del Ministerio. Y los detalles aportados por el llamado conseguidor de la trama Koldo apuntan también a la extensión en el tiempo de unos procedimientos muy alejados de las normas de transparencia teóricamente impulsadas en la Administración, de forma singular a partir de la gestión de los fondos de recuperación europeos, cuya recepción redobló el rol de Transportes como el principal gestor estatal de dinero público.
Los contratistas siempre "han sido los mismos desde mucho antes del paso de Ábalos" por el despacho de Nuevos Ministerios, y de hecho esta estructura, cuyo funcionamiento fuentes ligadas al propio Ministerio definen como "opaco", opera desde hace años por encima de que la eclosión, el pasado febrero, del llamado 'caso Koldo', revelara la existencia de una presunta red delictiva que extiende sus tentáculos a otras instancias administrativas, y hasta al propio corazón del PSOE, de acuerdo con unos indicios, los aportados por Aldama y por la propia UCO, que deben ser verificados ahora en sede judicial.
Raquel Sánchez, titular de la cartera tras la abrupta salida de Ábalos del Gobierno en julio de 2021, "pasó por el Ministerio como un fantasma". De acuerdo con el relato de funcionarios y técnicos con altas responsabilidades de gestión durante la etapa de la ex alcaldesa de Gavà como ministra, "todos los planes ideados para lograr una mejora de la imagen reputacional de Transportes e introducir controles en beneficio de una mayor transparencia en los procesos" fueron ignorados por la ministra, quien optó, además, por mantener el equipo heredado del hoy exdirigente socialista. Así, siguió contando con Ricardo Mar como jefe de gabinete. A Mar se lo llevó como secretario general de Paradores cuando Sánchez fue compensada con la presidencia de este ente público, que aún hoy ostenta.
"Como si Koldo hubiera muerto"
La excepción se produjo con Alfredo Rodríguez, jefe de comunicación del Ministerio durante la etapa de Ábalos, que pasó trabajar como director de Información Autonómica en Presidencia del Gobierno, donde permanece, poco después de iniciar una relación sentimental con la entonces ministra.
Las fuentes consultadas muestran su extrañeza por la falta de implicación de Sánchez en los asuntos ministeriales, salvo en lo relativo a cumplir el mandato del presidente del Gobierno de "borrar cualquier recuerdo de Ábalos. No profundizó en ninguna cuestión" y de hecho delegaba de forma sistemática hasta la preparación de las reuniones de la comisión de Asuntos Económicos en la Secretaría de Estado de Transportes, que por entonces ocupaba Isabel Pardo de Vera, presidenta de Adif con Ábalos como ministro y vinculada a Transportes desde 2007, adonde se reincorporó en 2016 durante un periodo de interinidad en el Ministerio por el que desfilaron Ana Pastor, Rafael Catalá y, finalmente, Íñigo de la Serna, todos del PP. "En cuanto a Koldo, es como si hubiera muerto".
Ábalos, Sánchez y Montero, en el Congreso de los Diputados. Europa Press
Pardo de Vera fue elevada a número dos de Transportes con el encargo de gestionar los fondos de recuperación, misión que concibió como una oportunidad para 'levantar las alfombras' en ciertos órganos directivos que ya habían sido objeto de algunos escándalos, como la Dirección General de Carreteras (DGE), cuyo titular, Francisco Javier Herrero, fue destituido a instancias de la propia Pardo de Vera. Durante los años de Herrero como responsable, la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) desmanteló un cártel que alteraba el resultado de las licitaciones de los servicios de conservación y explotación de la Red de Carreteras del Estado.
Con anterioridad a estos hechos, algunas de las licitaciones al amparo de la DGE habían sido investigadas al menos desde 2006 y especialmente desde ese año hasta 2015. En este sentido, las fuentes consultadas aseguran que "antes, durante y después de Ábalos, por allí pasaron muchos Aldamas".
"Los mismos contratistas de siempre"
Las modificaciones en el organigrama apenas supusieron cambios en las inercias ministeriales: "Por allí, seguían desfilando los mismos contratistas de siempre". De hecho, nadie en el departamento recuerda iniciativa alguna por parte de la ministra para "poner fin a ese clientelismo endémico".
Parodójicamente, quien trató de imponer nuevos criterios de transparencia en la gestión de fondos fue cesada fulminantemente mediante una llamada en la que Raquel Sánchez comunicaba a Pardo de Vera su decisión de destituirla por "pérdida de confianza". Ocurrió cuando la secretaria de Estado tomaba un vuelo para participar en una reunión en Santander dirigida a abordar el fiasco de los trenes de Cantabria y Asturias. Esta fue la razón aparente de la destitución, disfrazada de dimisión.
Pero había otras de fondo, entre ellas el ímpetu de Pardo de Vera en llevar a término la privatización de las torres de control de los aeropuertos de AENA y, sobre todo, la negativa de la hoy presidenta de Paradores a respaldar una transformación profunda de unas prácticas ministeriales cuyo origen "se diluye en el tiempo".
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