Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio, jefes de filas del PP y Vox en la Comunidad madrileña, volvieron a constatar este jueves lo difícil de avanzar rumbo a un acuerdo. Ayuso intenta redondear un pacto al estilo andaluz. Esto es, conseguir que Cs y Vox se sumen a su propuesta pese a que ambas formaciones se niegan a sentarse en la misma mesa. El túnel del futuro gobierno de Madrid no encuentra la salida. Se habla de riesgo de repetición electoral, como en 2003 con ocasión del 'tamayazo'. Y hasta de que Ángel Gabilondo consiga sacar adelante su investidura con el respaldo subrepticio de cinco diputados naranjas.
El presidente de la Asamblea, Juan Trinidad (Cs) ha convocado para este lunes y martes la pertinente ronda de encuentros con los portavoces de los grupos para designar candidato a la investidura. El tiempo avanza y no hay nada claro sobre quién será el elegido. Ángel Gabilondo, el aspirante socialista, ya ha anunciado que presentará sus credenciales para este puesto, dado que es el candidato más votado en las elecciones. Díaz Ayuso pretende hacer lo mismo. El PP piensa que se mantendrá al frente de una Comunidad que gobierna desde hace un cuarto de siglo.
La sesión de investidura deberá celebrarse antes del 11 de julio. Caso de que no se logre designar presidente, empezará a correr el cronómetro con un plazo final de dos meses. Nadie apuesta ahora mismo por una solución antes del día 11. En el peor de los escenarios se señala que habrá presidente a la vuelta del verano, según la opinión mayoritaria. Se evitará la repetición de elecciones, algo que a nadie le interesa, de acuerdo con estas versiones. El fantasma del 'tamayazo', es decir, la repetición de unas elecciones a tan sólo cuatro meses de celebrarse las anteriores, empieza a cobrar fuerza en algunos sectores.
Ceder a las exigencias de Abascal
Díaz Ayuso considera que lo razonable es que Ciudadanos y Vox aparquen sus incompatibilidades y se avengan a atender lo que los madrileños han señalado en las urnas. El bloque del centroderecha es mayoritario en la Asamblea. "Si quieren que gobiernen los socialistas, ya lo pueden ir explicando a sus votantes", aseguran en fuentes del PP.
La posición de Ciudadanos es la más complicada. Ceder ante las exigencias del partido de Abascal resulta impensable, dadas las turbulencias internas que sacuden al partido naranja. Surge también de nuevo el riesgo del 'tamayazo', en versión naranja. Gabilondo tan sólo necesitaría que cinco diputados de Cs se pasen a sus filas en la segunda votación de investidura. Algo que nadie da como posible pero que empieza a comentarse en ámbitos de la Asamblea.
Ignacio Aguado, jefe de las filas naranja, declaró este miércoles que está abierto a pactar "con aquellos partidos que quieran progresar". ¿Quién ha dicho que el PSOE encarna el progreso?, le responden desde las filas populares. Hay miembros del grupo de Cs en la Asamblea nada convencidos de que se tengan que asumir determinados postulados que plantea Vox. En especial, los referidos a inmigración y leyes de igualdad sexual. Podría ocurrir que, en caso extremo, opten por ocultarse en el anonimato y pasarse al bloque de izquierdas para secundar la opción de Gabilondo. En el PP desconfían de esta opción, aunque no la descartan.
Nadie sabe lo que hará Ciudadanos. El PP mantendrá su actitud constructiva, dedicada a allanar el pacto. Vox rebajará poco a poco sus pretensiones, pero quizás no lo haga hasta septiembre. La gran incógnita es lo que hará Vox. "En Madrid será una compensación de lo que haga a nivel nacional", dice una alta fuente de Génova. Rivera maneja en paralelo los dos escenarios y está claro que prima el nacional sobre el madrileño. Lo fundamental es decidir qué se hace con la investidura de Pedro Sánchez y, luego, tomar una decisión sobre Díaz Ayuso y el Ejecutivo de Madrid.
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