Política

Resignación en el PP tras el error con la reforma que beneficia a los etarras: "Está hecho. No se puede parar"

Tellado rechazó este martes las dimisiones de Moro, Velasco y Belmonte, los diputados que participaron en la reunión de la ponencia. Génova desvía toda responsabilidad hacia el PSOE

Lo reconoció Alberto Núñez Feijóo este martes: "El PP quiere paralizar esta indecencia, pero somos conscientes de que sólo el Gobierno puede retirar este texto". Es decir, poco o nada puede hacer el principal partido de la oposición para frenar la reducción de penas que dejará con un pie en la calle a 44 terroristas de ETA –"es un día horrible, Txapote podría tomarse las uvas en su casa", dijo Marimar Blanco en la COPE– una vez entre en vigor la normativa europea sobre homologación de penas que aprobó el Congreso el pasado 18 de septiembre. Una transposición envenenada con una enmienda postrera presentada por Sumar en la Comisión de Justicia el 31 de julio, sobre la bocina del curso político, sin que nadie en PP y Vox lo apreciara.

Por todo esto, el sentimiento que impera en el PP es de resignación, de impotencia, habida cuenta de que la única herramienta parlamentaria a su alcance, aplazar al lunes la votación de la norma en el Senado, ya ha sido utilizada. Para un dirigente con peso jerárquico en la Cámara Alta, se trata de un asunto que ya "está hecho" por parte del Gobierno y Bildu. O lo que es lo mismo, algo que al depender única y exclusivamente de la voluntad del Gobierno "no se puede parar", estima a Vozpópuli un diputado con experiencia en la burocracia parlamentaria.

¿Qué hacer ante el "error injustificado" admitido por Feijóo, Tellado, Sémper y tantos otros dirigentes populares? ¿Ofrecerá el PP alguna dimisión como sacrificio a su electorado? ¿Hay alguna forma imaginativa de frenar el enésimo empujón del Gobierno a la agenda abertzale? ¿Hubiera cambiado algo que PP y Vox hubieran descifrado la enmienda de Sumar a tiempo?

Casi todas las incógnitas quedaron contestadas este martes, tal fue la vorágine informativa. Lo que explica que, en expresión de otros dos diputados consultados, al PP sólo le quede "aguantar el chaparrón", hacer pedagogía social para explicar el fondo de la cuestión y presionar al Gobierno. "En primer lugar, admitir el error. En segundo lugar, calificar el error como un error injustificable. Y, en tercer lugar, trabajar para disminuir los impactos de ese error", dijo Feijóo en un colegio de Guadalajara durante una visita que, a priori, hubo de ser más plácida.

Una intervención que el líder del PP hizo casi siete horas antes de que el partido, en un movimiento inusual fuera de una campaña electoral, enviara un SMS a militantes y afiliados para avanzar hacia la siguiente parte de la estrategia, la que sigue a la asunción del error: dibujar al Gobierno de Pedro Sánchez como fuerza motriz de la medida y, en suma, como único responsable. "El Presidente del Gobierno y BILDU son los culpables de poner en la calle a 44 terroristas antes de tiempo", rezaba el mensaje enviado entre las 18:30 y las 19:00 horas por Génova a su base social, adelantado en exclusiva por este periódico.

El motivo del SMS parece obvio. "En la calle es muy difícil de explicar el error", asume uno de los diputados consultados. "Nos van a decir que cobramos un pastón como para no leer lo que votamos, y no hay respuesta a eso", se lamenta. "Además, cuando en cualquier sitio se comete un error así, se asumen responsabilidades", añade sobre las posibles medidas disciplinarias.

Tellado frena las dimisiones

Pero fue el propio Tellado, quien capitanea la bancada del PP en el Congreso, quien frenó en seco la dimisión dos de los tres diputados populares –José Manuel VelascoRafael Benigno Belmonte o María Jesús Moro– presentes en la reunión de la ponencia de la reforma el 31 de julio, y que pusieron su cargo a disposición del partido en la mañana de este martes. Así lo reconoció este por la tarde, sin esclarecer los nombres, y una vez preguntado por ese mismo gesto asumido por el diputado de Vox Emilio Jesús del Valle, también presente en la ponencia, durante una entrevista en La Brújula de Onda Cero. "No se trata de depurar responsabilidades, sino de buscar soluciones", zanjó el portavoz popular en el Congreso.

"Después de eso, Miguel tuvo una reunión de grupo y dijo de aquí asumíamos las responsabilidades todos. Eso es lo que diferencia a los líderes de las personas que buscan en el subordinado un chivo expiatorio", defienden fuentes de Génova en conversación con este periódico. "No creo que haya una asunción de responsabilidad tan fuerte por un motivo: la carga de la responsabilidad es del PSOE", despeja otro diputado. "Había que saber los precedentes de la enmienda para reconocer de qué se trataba. El PSOE quiere que nos encerremos en el error, pero hay que pasar de pantalla, porque los trileros son ellos", ataca.

Tellado, durante una rueda de prensa en el Congreso por la mañana, reconoció que tras haber "recabado información sobre cómo se ha desarrollado toda la tramitación parlamentaria" interpretó que la otra enmienda presentada, de Junts, que "pretendía lograr beneficios judiciales para Puigdemont", pudo centrar la atención de los diputados populares y por ello "posiblemente perdieron de vista otras que podrían parecer inofensivas y no lo eran".

Sin embargo, fue el propio Velasco, también profesor titular de Derecho en la Universidad de Castilla-La Mancha y teniente de alcalde de Toledo, quien dijo durante la Comisión de Justicia celebrada el día 10 de septiembre que "tratándose de normas tan sencillas, el Gobierno debería haber conseguido que esta transposición se hubiera conseguido en tiempo y forma, y no dos años después". Fue Edgar Allan Poe quien escribió que muchas veces es la propia simplicidad del asunto lo que nos conduce al error.

Siempre quedará la duda de qué hubiera pasado si alguien en el PP o en Vox hubiera advertido la trampa que encerraba la enmienda. El PSOE, al menos, tendría que haber buscado una justificación más comprometedora y con menos sarcasmo que la dada este martes por Félix Bolaños a Cuca Gamarra. En una llamada telefónica a media tarde, el ministro de la Presidencia preguntó a la secretaria general del PP los porqués de su "cambio de opinión". Pura socarronería.

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