El PSOE va a abrir formalmente un proceso de primarias para elegir candidato a la Presidencia del Gobierno porque es lo que exigen los estatutos, pero se podría ahorrar el gesto porque quien quiera enfrentarse a Pedro Sánchez necesita recoger, antes del lunes 25 de febrero, el aval de la mitad de los 250 miembros del Comité Federal o el del 30% de los militantes de toda España, alrededor de 60.000 firmas en una semana. Ahí es nada.
Hasta el propio secretario de Organización, José Luis Ábalos, tiró de ironía este lunes para calificar de "difícil" que alguien lo logre, y justificó este blindaje estatutario "muy normal", no solo de Sánchez, también de los presidentes autonómicos en ejercicio, porque "quien ha ejercido, lo normal es que se someta al examen en el electorado".
Lo cierto es que buena parte de los socialistas con mando en plaza, huyen del proceso de primarias en cuanto pueden con el argumento de que al PSOE solo le ha traído consigo división y enfrentamiento en estos últimos cuatro años; desde que el anterior secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, accedió a que su sucesor fuera elegido en votación por los más de 180.000 militantes y abrió con ello un choque de legitimidades del elegido con los órganos de control, los aparatos regionales y el Comité Federal, que acabó peor que mal.
@sanchezcastejon contigo, siempre desde 2014. Dos primarias, elecciones, moción de censura y ahora todos corremos contigo para "Ganar un pais mejor" #EleccionesGenerales28Abril #28abril #PSOE #psc #socialestes pic.twitter.com/Ks6aitPLfL
— Maribel Garcia Lopez (@MaribelGarciaL2) February 16, 2019
De hecho, el 13 de julio 2014, un mes después de la despedida de Rubalcaba, el hoy presidente del Gobierno ganó a Eduardo Madina, gracias al apoyo de esos aparatos capitaneados por la entonces todopoderosa presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que imaginó entonces un secretario general débil que le guardara la silla en Ferraz.
Nada más lejos de la realidad. Tres años más tarde, el 23 de mayo de 2017, y tras haber sido defenestrado en un Comité Federal traumático ocho meses antes, fue Sánchez quien se cobró venganza arrasando a la andaluza. El resultado, a ojos de muchos en el partido, es una formación fuertemente dividida por los ajustes de cuentas y que se lo juega todo a doble vuelta: en las elecciones generales del 28 de abril y en las que, menos de un mes más tarde, el 26 de mayo van a decidir si los barones y alcaldes son reelegidos o se certifican definitivamente el declive de tan centenaria sigla.
Page: "un mensaje absurdo"
Este lunes, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que fue abierto partidario de ella en aquellas primarias, defendió que no haya siquiera intentos extravagantes de cuestionar a Sánchez porque supondría "trasladar un mensaje absurdo a la opinión pública", dado que en este momento nadie en el PSOE discute que el presidente de Gobierno sea el cartel electoral el 28 de abril.
"No sé si habrá alguien que quiera plantear primarias. Si escucho a los más radicales de mi partido tendría que haber primarias por sistema, aunque no sea necesario, por el simple hecho de pelearnos. Yo no soy de esos. Yo defiendo que el candidato sea Pedro Sánchez", ha insistido.
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