Albert Rivera ha aceptado a Vox como interlocutor tras un intenso debate en el seno de Ciudadanos, que especialmente desde Cataluña no lo veía claro. El partido naranja ha dado el primer paso para formar un gobierno de coalición en Andalucía con el PP. Y ha rechazado el cordón sanitario que pide la izquierda para aislar a la formación de Santiago Abascal.
Rivera, tal y como adelantó Vozpópuli, ha anunciado que negociará un gobierno de coalición con el PP en Andalucía. La novedad es que Ciudadanos ni aísla, ni descarta la participación de Vox en ese futuro ejecutivo, que pondrá fin a 36 años de socialismo en la comunidad andaluza si las negociaciones llegan a buen puerto.
Preguntas en ALDE
No ha sido una decisión sencilla. Ciudadanos es un partido extraordinariamente centralizado en sus decisiones. No existen baronías como en los partidos tradicionales. Sin embargo, el paso de tratar a Vox como una fuerza más de la derecha ha sido muy discutido en las últimas 48 horas.
El partido naranja entiende que aislar a Vox sólo beneficia a Abascal. Pero hay sectores de Ciudadanos que dudan de la conveniencia de tragar con este partido, que para muchos representa la misma extrema derecha del Frente Nacional en Francia.
Las voces más críticas están en Cataluña, cuna de la formación naranja y con una militancia más socialdemócrata que liberal. A los partidos liberales europeos de ALDE, grupo al que pertenece Ciudadanos, tampoco les gusta demasiado Vox. Según ha sabido Vozpópuli, estos partidos se han interesado por la propuesta de Rivera para Andalucía.
Dudas de Valls y diagnóstico
El líder que ha puesto voz a las reticencias que existen no es precisamente de Ciudadanos, pero está en su órbita. El candidato a la alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, ha rechazado acuerdo alguno con Vox. Pero Rivera no lo descarta.
Ciudadanos ha defendido ante sus socios europeos y ante la opinión pública que el pacto se negocia con el PP. Rivera, que es un político al que le gusta medir muy bien las palabras que utiliza, ha precisado que cerrar la puerta a Vox en el actual escenario andaluz sería "irresponsable".
"No hay 400.000 andaluces fascistas". La frase es de Íñigo Errejón (Podemos). Pero la dirección de Ciudadanos comparte el diagnóstico. La mañana del 2-D, los encuestadores del partido naranja a pie de urna comenzaron a detectar que la baja participación en Andalucía no se estaba repartiendo de forma proporcional. Y que la derecha, en contra de lo que parecía, estaba más movilizada que nunca.
Vox ha retroalimentado de alguna forma a PP y Ciudadanos. Entre los tres suman 59 escaños. El mejor resultado de la derecha en Andalucía era los 50 diputados de Javier Arenas en 2012. Quizá porque ninguna encuesta lo detectó, quizá por la estrategia subterránea de Susana Díaz de dormir la campaña (sin ambiente, sin carteles en las calles, sin apenas información en Canal Sur) o quizá por el hartazgo con determinadas políticas del PSOE en la Moncloa, el votante socialista se quedó en casa o cambió de papeleta.
La dirección de Ciudadanos es consciente de que hay límites que no pueden cruzar con Vox. El partido de Abascal es un fenómeno y hay una bolsa de votos en ese espacio que Rivera aspira a conquistar. El análisis que el partido naranja hace de Andalucía es que el principal damnificado por Vox es el PP.
Ciudadanos, que ha duplicado sus votos pasando de 9 a 21 escaños, también se ha dejado alguna papeleta en el camino. El objetivo es convencer a ese electorado, ahora mismo escorado al extremo. Es, dicen en la dirección naranja, un billar con muchas bolas. "Tenemos una buena mano, pero la partida es difícil de jugar", aseguran.
Marín, ¿presidente?
Ciudadanos ha planteado al PP una negociación de igual a igual. Y el punto de partida es la mayor exigencia posible: la presidencia de la Junta para el candidato naranja, Juan Marín. El PP obtuvo 26 escaños y ha dicho que la investidura de Juanma Moreno Bonilla es una línea roja infranqueable.
Los planteamientos maximalistas en la negociación política son marca de la casa en el caso de Ciudadanos. Los distintos acuerdos a los que ha llegado el partido de Rivera tanto con el PP como con el PSOE suelen partir de un extremo para arrancar el mayor número posible de compromisos al adversario. Así ocurrió por ejemplo con la investidura de Mariano Rajoy, a la que Ciudadanos se oponía en un principio.
La idea, que adelantó el martes este diario, es formar un gobierno de coalición en el que Ciudadanos y PP tengan el mismo número de consejerías. Moreno Bonilla será el presidente. Los detalles del acuerdo empezarán a negociarse esta misma semana. El nuevo Parlamento andaluz se constituye el 27 de diciembre.
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