Sábado intenso de precampaña. El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, imprimió un nuevo giro estratégico y levantó el veto mantenido hasta ahora sobre el PSOE de Pedro Sánchez. El líder naranja puso rumbo a la cita del 10 de noviembre con las urnas marcando un golpe de efecto que coloca sobre la mesa la posibilidad de apoyar la formación de un Ejecutivo socialista si la aritmética le impide gobernar junto al PP de Pablo Casado, a quien mantiene como socio prioritario.
La condición es que el PSOE sea de nuevo el partido más votado y que se comprometa a impulsar un paquete de reformas de Estado que los naranjas consideran prioritarias (natalidad, Educación, despoblación, impuestos, pensiones, ley electoral...). Pero el jefe del Ejecutivo en funciones, que por la mañana pedía en un foro en La Toja evitar un nuevo bloqueo, respondía rotundo por la tarde desde Vigo al líder naranja: "No pedimos el apoyo de Ciudadanos y, mucho menos, de un partido que pacta con la ultraderecha. Lo que pedimos es que se respete el resultado electoral, y que los que perdieron no bloqueen a aquel que ha ganado las elecciones".
"Me comprometo a convencer al PSOE de que rectifique, de que vuelva al constitucionalismo, al consenso y a los grandes pactos de Estado, de que vuelva a sentarse con nosotros para apoyar o para liderar, dependiendo de lo que digan los españoles, estas reformas", había dicho el líder naranja en Madrid acompañado por la cúpula de su partido y medio millar de simpatizantes.
El nuevo giro en la estrategia de Ciudadanos llega cuando faltan apenas cinco semanas para la cita con las urnas y en un momento en el que los sondeos dibujan a la formación naranja con tendencia a la baja. Rivera impuso su veto al PSOE de Sánchez antes de los comicios del pasado 28 de abril y decidió mantenerlo hasta los últimos minutos antes de la repetición electoral, cuando ofreció una abstención conjunta que se quedó en nada.
El veto al PSOE provocó la mayor crisis interna de los naranjas, que se ha saldado con una cascada de abandonos de pesos pesados de la Ejecutiva como Toni Roldán o Francisco de la Torre y un reforzamiento de los 'fieles' a Rivera dentro de los órganos de dirección del partido.
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