El camino de Albert Rivera no pasa por Pedro Sánchez, ni tampoco por Mariano Rajoy. Ciudadanos no apoyará la moción de censura que tiene en mente el líder del PSOE. El partido naranja no estará en ningún acuerdo de geometría variable en el Parlamento que incluya a Podemos o los separatistas. En este punto, no hay dudas. Rivera tiene alguna más sobre cómo gestionar a partir de ahora su relación con el PP. Su intención es soltar las amarras que todavía le unen a Rajoy tras la sentencia del caso Gürtel. Eso supone romper lo que queda de su pacto de investidura, que no es mucho. El resto de consecuencias está todavía en el aire. Una de ellas, que se está valorando, es pedir la dimisión del presidente el Gobierno.
La condena al PP por el caso Gürtel ha hecho saltar la legislatura por los aires a un año de las elecciones autonómicas, municipales y europeas y menos de 24 horas del respiro que daba la aprobación de los Presupuestos. La trama en sí, esquilmada durante años en los medios, y algunas penas como las de Luis Bárcenas se daban por supuestas. Los partidos concedían en general un impacto muy limitado a Gürtel. El daño al PP se daba por amortizado. De hecho, y a pesar de que a primera hora se comunicaba que la sentencia se haría pública a lo largo de la mañana del jueves, ningún partido tenía prevista la comparecencia de portavoces.
"Un antes y un después"
El texto de la sentencia lo ha cambiado todo. "Es demoledora", admiten fuentes de la dirección de Ciudadanos. La Audiencia Nacional ha condenado al Partido Popular como partícipe a título lucrativo de la trama y considera acreditado que se creó un "auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional". El primero en reaccionar fue Rivera, que una rueda de prensa convocada a toda velocidad en el Congreso anunció que hay "un antes y un después" en la relación de su partido con el Gobierno.
"No es una sentencia más. Esto lo cambia todo", dijo Rivera. "Por primera vez en democracia tenemos un partido condenado por corrupción en el Gobierno de España".
El líder de Ciudadanos tiene previsto reunir a su Ejecutiva nacional el 11 de junio para evaluar cómo va a ser el después. El antes es conocido. Ciudadanos era el socio parlamentario del Gobierno y apoyaron los Presupuestos. Una consecuencia esperada es que se rompa definitivamente el pacto de investidura que Rajoy y Rivera suscribieron en agosto del 2016. Su grado de cumplimiento es más bien bajo. De hecho, casi ninguno de los compromisos de regeneración que aceptó el PP se han cumplido. Ni limitación de mandatos ni supresión de aforamientos... Sólo la llamada comisión Bárcenas, que salió adelante con el acuerdo de los grupos de la oposición.
Ciudadanos también prevé elevar el tono de su oposición al Gobierno, presionándole con la crisis en Cataluña y la corrupción. Tampoco quiere pasarse de frenada, especialmente en el tema catalán. Rivera pide cabeza fría. El partido naranja nunca actúa en caliente. Y se suele dar un margen antes de tomar decisiones drásticas. Lo hizo en Murcia con la imputación de Pedro Antonio Sánchez y más recientemente en Madrid con Cristina Cifuentes. Siempre media al menos un mes entre el estallido del escándalo, la imputación o la polémica y la consecuencia. En este caso, Rivera se ha dado un plazo de 20 días, hasta la Ejecutiva, para tomar decisiones. El entorno de Rivera recuerda además que hay elecciones a la vuelta de la esquina -mayo del 2019- y que cualquier decisión tendrá impacto electoral.
Esto lo cambia todo. Por primera vez en democracia tenemos un partido condenado por corrupción en el Gobierno de España"
Sin candidato alternativo
Otra de las opciones que se baraja es exigir la dimisión de Rajoy. "Ya veremos", dice el entorno de Rivera. El líder de Ciudadanos también ha dejado entrever que no es factible proponer candidato alternativo -como ocurrió con Cifuentes-, porque Gürtel no es una sentencia contra Rajoy en concreto. Y además, aunque no lo ha mencionado, PP y Ciudadanos no tienen la mayoría parlamentaria del Congreso. De nada sirve otro candidato del PP a la investidura si no tiene el apoyo de otro grupo. Algo que es inviable hoy por hoy.
Lo que rechaza categóricamente Ciudadanos es la moción de censura. Ni la de Podemos ni la del PSOE. "Una moción de censura con Pedro (Sánchez) y Pablo (Iglesias) ni se plantea", asegura un alto cargo de la Ejecutiva. "Una moción con Iglesias y ERC... Todavía quiero ver eso", comentan con cierta incredulidad en el partido.
No hay caso para la moción. Y menos a un año de las elecciones autonómicas, municipales y europeas. El líder naranja ha repetido hasta la saciedad que su objetivo es derrotar a Rajoy, pero en las urnas. Y a Rivera, con las encuestas a su favor, no le interesa meterse en un fregado político tan complejo. Ciudadanos trabaja para situar a Rivera como líder de la oposición in pectore. La idea es aprovechar el vacío del PSOE, sin Sánchez en el Congreso, y de Podemos, enfrascado en líos internos como el del chalet. Ese es el camino que quiere recorrer el partido naranja hasta las elecciones. Sin atajos. Sin mociones de censura.
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