Cada rueda de prensa del Gobierno con presencia de algún medio de comunicación del conglomerado Mediapro (Jaume Roures), hay una pregunta sobre la celebración de la Supercopa de España en Arabia Saudí. Y siempre en la línea de cómo el Ejecutivo socialista, que ha hecho del feminismo una de sus banderas, puede permitir que los mejores clubes españoles de fútbol jueguen en un país con leyes tan restrictivas para la mujer.
La presión que Roures, junto al ex secretario de Estado para el Deporte Miguel Cardenal, y LaLiga de Javier Tebas están haciendo contra esta competición forma parte de una guerra con la Federación Española de Fútbol y su presidente, Luis Rubiales, que ya es total. Y que en el caso de la Supercopa ha convertido al Gobierno y a Pedro Sánchez en víctimas colaterales del conflicto.
Es cierto que ha existido debate en el seno del Consejo de Ministros sobre la conveniencia de disputar la Supercopa en Arabia Saudí, sobre todo por parte de algunas ministras. Pero Exteriores lo respalda al 100%. Y parece difícil que se dé marcha atrás ahora. El único riesgo para Rubiales es que España está en campaña electoral para el 10-N. El PSOE no quiere problemas.
"No tengo una opinión sobre ello... no lo sé. Un presidente del Gobierno se tiene que ocupar de muchas cosas, pero hombre, de la Supercopa ya". Así respondió Sánchez a la pregunta de la periodista Ángels Barceló en la Cadena Ser sobre la conveniencia de jugar o no en Arabia Saudí.
Tímida división en el Gobierno
Días antes, la ministra portavoz, Isabel Celaá, fue menos comprensiva con esta apuesta de la Federación. El mejor síntoma de que no a todo el Gobierno le gusta la idea de que la marca España -el fútbol lo es- se asocie con un estadio plagado de hombres y como mucho algunas mujeres completamente tapadas y de negro sentadas en el gallinero.
"Si vendemos armas a Arabia Saudí, ¿cómo no vamos a jugar un partido de fútbol?", dicen fuentes conocedoras de la polémica
"Nosotros defendemos la igualdad de las mujeres y de los hombres y la igualdad de género, la llevamos en nuestro programa", dijo Celaá. "Hay cuestiones todavía por resolver socialmente, mundialmente, globalmente, y ésa puede ser una".
El Gobierno se ha lavado las manos. Ni apoya la Supercopa, ni la rechaza. Pero el Ministerio de Exteriores está al tanto desde hace tiempo de la posibilidad de jugar en Arabia Saudí. Y está completamente de acuerdo. Si no lo estuviera, la competición no se jugaría ahí. La diplomacia española lo ve como una oportunidad de estrechar lazos con un actor geoestrátegico clave. Por no decir que los contratos con el reino saudita mantienen con vida a sectores como los astilleros de Cádiz.
"Si vendemos armas a Arabia Saudí, ¿cómo no vamos a jugar un partido de fútbol?", dicen fuentes conocedoras de la polémica.
Tebas, Roures y Rubiales
La realidad es que Tebas y Roures están tratando de convertir en político un conflicto que se circunscribe a Rubiales. Hace poco más de un año, LaLiga firmó un acuerdo con Arabia Saudí de derechos de televisión que incluyó contrapartidas como el desembarco de nueve jugadores saudíes en clubes españoles. Todos se beneficiaron económicamente y nadie se hizo cruces entonces con la situación de las mujeres en ese país.
Es cierto, sin embargo, que la UEFA -en cuyo comité ejecutivo está Rubiales, aprobó recientemente una resolución en la que "recomienda a las 55 asociaciones nacionales y a todos los clubes europeos que no jueguen partidos en países en los que las mujeres tengan acceso restringido a los estadios". Es el caso de Arabia Saudí.
La guerra de LaLiga y Mediapro contra la Federación y viceversa está lejos de remitir. Y la Supercopa es sólo un capítulo más. A Tebas no le gusta que se vete su iniciativa de sacar partidos de LaLiga fuera de nuestras fronteras. El año pasado trató de jugar en Miami (Estados Unidos). Y que sin embargo a Rubiales se le autorice a llevar la Supercopa lejos de España.
El meollo de la cuestión es que LaLiga cree que el Gobierno está favoreciendo a Rubiales. Y Mediapro se siente víctima de la Federación
Se calcula que la Federación ingresará al menos 35 millones de euros por convertir a Riad en sede de la Supercopa. El torneo se disputará en enero y los cuatro clubes en competición -Barcelona, Real Madrid, Valencia y Atlético de Madrid- se repartirán suculentos ingresos por derechos de televisión. Madrid y Barcelona, más que el resto.
Pero el meollo de la cuestión es que LaLiga cree que el Gobierno está favoreciendo a Rubiales. Y Mediapro se siente víctima de la Federación, que le ha retirado contratos clave como el de los derechos del VAR (Vídeo Arbitrabje). Una figura clave en todas estas maniobras ha sido Cardenal, ex secretario de Estado para el Deporte en tiempos del PP y ahora en Mediapro. Rubiales, por su parte, tampoco está solo. Y tiene de su parte en este conflicto al presidente del Real Madrid, Florentino Pérez. Al menos, de momento.
La mediación del CSD
Tebas ha sido muy crítico con el Consejo Superior de Deportes (CSD), que preside la actual secretaria de Estado para el Deporte María José Rienda. Pero la realidad es que el CSD ejerció de mediador entre la LaLiga y la Federación en la disputa por los partidos de los viernes y los lunes. Las dos partes acordaron dirimir sus diferencias en los tribunales, que dieron una victoria parcial a Rubiales prohibiendo el fútbol los lunes.
La larga batalla que gobiernos de todo signo dieron contra el ex presidente de la Federación, Ángel María Villar, fue muy beneficiosa económicamente para LaLiga. Tebas, además, ha conseguido una enorme expansión de la marca en todo el mundo.
Los tiempos han cambiado con Rubiales, que quiere recuperar parte del terreno perdido por la Federación en la convulsa etapa final de Villar. El meollo de la cuestión es que el Gobierno tiene en su mano la legislación que regula las millonarias de cifras del reparto de ingresos que generan los derechos de televisión.
La batalla por los derechos de televisión
LaLiga vio como una afrenta el anteproyecto de Ley del Deporte que presentó el Ejecutivo socialista. La iniciativa murió con el final de la legislatura. Pero si el PSOE sigue en el poder y retoma la propuesta inicial, LaLiga podría amenazar con un cierre patronal que paralice el fútbol en España.
Uno de los puntos de dicho proyecto dice: "En ningún caso las ligas profesionales podrán adquirir, explotar o comercializar, por sí o por cualquier persona o entidad participada o dependiente de las mismas o sobre la que ejerzan una influencia decisiva y que contribuya a la realización de sus actividades, los derechos económicos de cualquier competición de la que no tengan la condición de organizador".
Este artículo, al que algunos bautizaron como la cláusula anti Tebas, acaba de facto con su proyecto de plataforma de televisión multideporte. El ambicioso proyecto con el que Tebas aspira a que LaLiga gestione sus propios derechos, tal y como ocurre en otros países.
LaLiga, suele recordar Tebas, la forman 42 equipos y de este dinero depende la supervivencia de muchos de ellos. Muchas federaciones -sobre todo las de deportes más modestos- también se molestaron con el anteproyecto, porque ingresan dinero de la plataforma de la LaLiga. Si se cierra ese grifo puede que los grandes clubes no sufran, pero hay otras claves que complicarán todo si la Ley llega al Congreso.
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