La secretaria general de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Marta Rovira, jugó un papel clave en que el 'expresident' Carles Puigdemont no terminara convocando elecciones anticipadas el pasado 27 de octubre. Aquel jueves de infarto, fue realmente la número dos del partido de Oriol Junqueras quien se encargó rápido de movilizar a su partido, militantes de ANC y Òmnium Cultural y universitarios afines para que presionaran al todavía jefe de Govern y le hicieran cambiar de opinión, pues estaba dispuesto a llamar a las urnas para evitar la aplicación del 155.
Fuentes parlamentarias atribuyen a Rovira esa labor de intendencia, que en efecto resultó decisiva para el devenir de los acontecimientos. La diputada salió llorando de rabia del Palau de la Generalitat tras escuchar cómo Puigdemont avanzaba la convocatoria de elecciones, alejando la DUI unilateral, en una reunión mantenida a primera hora con sus consellers y los 61 parlamentarios de Junts Pel Sí. En ese momento, la mediación del líder del PSC, Miquel Iceta, y el lehenkadari, Íñigo Urkullu (PNV), parecería haber dado resultado.
Sin embargo, en aquellas horas frenéticas, en cuanto Rovira se puso a los mandos de una campaña relámpago de presión, los militantes independentistas de ERC y de sus satélites ANC y Òmnium no tardaron lo más mínimo en tratar de condicionar al entonces president, llamándole "traidor", de antemano, en las redes sociales.
Lo hicieron después de que Gabriel Rufián abriera la espita con el famoso mensaje en Twitter que decía: "155 monedas plata". Al día siguiente, ya con el lío resuelto, el portavoz adjunto de ERC en el Congreso declaró en El Programa de Ana Rosa (Telecinco) que no se refirió al exjefe del Govern como un Judas, sino que era "una interpretación que se ha hecho, seguramente de forma casual".
"Yo lo que hice fue reflejar la oferta que estaba haciendo el Estado mediante el frente PP, PSOE, Ciudadanos, que eran 155 monedas de plata. En definitiva, a ver si encontraba a alguien que comprase eso. Se ha hecho la interpretación de que yo me refería al presidente, pero no es así", manifestó.
155 monedas de plata.
— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) October 26, 2017
Mientras tanto, en lo que tardaban los republicanos en desplazarse a su sede de la calle Calàbria, los estudiantes que se habían manifestado en la plaza Universitat contra la eventual aplicación del 155 ya se concentraban frente al Palacio de la Generalitat al grito de "Puigdemont, traidor". Se hacía así eco de las redes sociales, incendiadas con ataques al presidente desde las propias filas soberanistas. Los gritos de estos estudiantes se escuchaban en el interior del Palau. Puigdemont iba retrasando una y otra vez su esperada comparecencia.
"Ni 155 ni elecciones"
Esa marcha fue convocada por Universitats per la República y el Sindicato de Estudiantes. La primera de estas plataformas tiene como portavoz, precisamente, a una activista que ha sido dirigente de las Juventudes de ERC, Marta Rosique. Allí, en la Plaza de Sant Jaume, Rosique pidió a Puigdemont que no fuese "un traidor ni un cobarde" y que proclamara la República catalana. "Ni 155 ni elecciones", enfatizó, arengando a los suyos.
En la reunión de la Ejecutiva de ERC pasado el mediodía, Marta Rovira, según las mismas fuentes parlamentarias, propuso exigir a Puigdemont que reconsiderara su postura. De lo contrario, los consellers de ERC presentarían su dimisión, incluido Junqueras, que era vicepresidente y responsable de Economía. La Ejecutiva aprobó estos planteamientos por unanimidad.
Marta Rosique, portavoz de la plataforma Universitats per la República, ha sido dirigente de las Juventudes de ERC
Para entonces, miles de estudiantes continuaban cercando el Palau. Poco antes de las 16 horas, Junqueras y Rovira volvieron a desplazarse hasta la sede de la Generalitat para reunirse con Puigdemont. Allí terminaron de asegurarse que no habría elecciones anticipadas. El todavía president salió ante los medios a las 17 horas y rechazó la posibilidad de llamar a las urnas porque "no hay garantías", sentenció, dejando al Parlament la proclamación de la "República catalana".
Los independentistas afines a ERC expresaron su satisfacción en la calle y en las redes sociales. El asedio a Puigdemont había surtido efecto. Y las lágrimas de rabia de Rovira pasaron a ser de alegría tras sus maniobras en la sombra.
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