La crisis del coronavirus ha alimentado el malestar en el PSOE hacia Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno, respaldado por sus afines en el Ejecutivo y el grupo parlamentario, sigue teniendo muchos enemigos pero a nivel territorial. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, intentó cerrar esta herida activando un comité de crisis para coordinar la información con alcaldes y presidentes regionales socialistas. Este grupo aspiraba a colaborar en la definición del "relato" en una situación de máxima dificultad para Sánchez. El Presidente del Gobierno se lo ha impedido.
"Ábalos propuso una permanente de la dirección del PSOE y Sánchez dijo que no", explican fuentes socialistas para resumir la iniciativa. El ministro de Transportes goza de más apoyo que Sánchez a nivel de partido, y su intención era aplacar la rabia de muchos alcaldes. "Están muy enfadados, se enteran de las medidas del gobierno por la prensa", comentan fuentes socialistas a Vozpópuli.
Además de la coordinación interna, el objetivo de Ábalos era ayudar en la definición del mensaje público. Los socialistas saben que la gestión de Sánchez ha sido errática. Y temen que la situación se judicialice en el futuro. Los más críticos creen que el Presidente no ha logrado empatizar con la ciudadanía, y temen que la sociedad española identifique al PSOE como culpable de la futura recesión. "Es tan sencillo como ver a los políticos del PP callados a la espera de recoger los frutos caídos del árbol", comentan.
La ruptura interna alcanza Madrid, foco del contagio nacional. Sectores del PSOE-M plantearon tender la mano a la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, en el marco de una estrategia de solidaridad institucional. Los promotores de este planteamiento contaban con el apoyo de Ángel Gabilondo, pero no encontraron el respaldo directo de la Moncloa. También ha creado malestar la supuesta retención de material sanitario en aduanas denunciada por Ayuso, que varios dirigentes socialistas consideran verdadera.
Pequeña ejecutiva
Para los críticos del PSOE, además, Sánchez no está marcando la iniciativa. Podemos, aun teniendo pocos poderes, se dedica a la construcción de su relato. Y el presidente se lo permite. Eso también ha generado fricciones en el Consejo de Ministros. Así que Ábalos consideró oportuno mover ficha.
Las fuentes consultadas hablan de un intento del ministro de Transportes de afianzar un “núcleo duro acompasado con el gobierno”. Una especie de pequeña ejecutiva, que Sánchez ha rechazado de inmediato. La respuesta oficial del Presidente ha sido que los intereses de España están por encima de los de partido, aunque todos saben cómo interpretar esas palabras.
El papel de Iván Redondo
Detrás del rechazo de Sánchez, muchos ven la sombra de Iván Redondo, su principal asesor en la Moncloa. Desde su vuelta al mando del partido en 2017, Sánchez se ha dedicado a reducir la fuerza interna del PSOE, y este vaciamiento ha generado (y sigue generando) mucha irritación. El presidente es consciente de ello. "Lo ve en las reuniones del comité federal del PSOE. En esas reuniones cuando entra Ábalos todos les aplauden, y a él no", comentan miembros del partido.
La desconexión ha favorecido en el Gobierno a personas de su entorno, como el experto en comunicación y su mano derecha, Iván Redondo. Y justo contra Redondo se dirigen muchas críticas internas del PSOE, así como teorías que le señalan como el responsable oculto del Delcygate.
En esa situación de debilidad, el PSOE teme que ni Sánchez ni sus asesores estén preparados para afrontar la crisis. Así que propusieron reactivar el músculo del partido. La respuesta del presidente fue negativa. "No quiere la Moncloa pierda su liderazgo, aunque se equivoca", resumen.
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