Pedro Sánchez quiere resaltar las diferencias surgidas en Unidas Podemos tras la frustrada investidura y para ello planea reunirse, antes que con su secretario general, Pablo Iglesias, con el coordinador general de Izquierda Unida (IU), Alberto Garzón, dentro de la ronda de contactos que empezó el lunes en Valencia con Compromís y seguirá el 19 de agosto en Bilbao con Andoni Ortúzar (PNV), aseguran a Vozpópuli fuentes socialistas.
Aunque la cita no está cerrada, estas fuentes dan por más que probable la foto del presidente del Gobierno en funciones con Garzón dada la "buena relación" lograda en la fase final de la negociación de la fracasada investidura los días 23 y 25 de julio. El líder de IU desempeñó un papel mediador importante cuando contactó con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero -se conocen desde que ella era consejera de Hacienda en los gobiernos de Susana Díaz-, para intentar in extremis el apoyo de los 42 diputados morados.
En las horas previas al fracaso de la segunda votación, Garzón ejerció un papel mediador entre Podemos y el Gobierno que no gustó nada al núcleo dirigente de los 'morados'
En aquellas horas críticas, Montero trasladó a Garzón -y este a Iglesias- la oferta de que Podemos ocupara el Ministerio de Igualdad, además de los de Sanidad y Consumo, y Vivienda y Economía Social, bajo el mando de una Vicepresidencia social que iba a ocupar Irene Montero. Ni IU ni la corriente anticapitalista de los morados vieron con buenos ojos el afán de Iglesias, Montero y otros dirigentes de la cúpula por entrar en el gabinete socialista por miedo a quedar atados a la dinámica del poder, pero Alberto Garzón aceptó mediar en aras a la consecución del gobierno de izquierda.
Lo que le descolocó y enfadó es el no de Iglesias a última hora ante semejante propuesta. Por eso, desde la tarde del 25 de julio IU viene defendiendo que, a partir de ahora, el gobierno a la portuguesa que pretende Pedro Sánchez es lo ideal.
Permitiría, dicen, investir un presidente del PSOE con un simple acuerdo parlamentario para romper amarras con más facilidad si termina escorándose a la derecha en política económica y presupuestaria, hacia las tesis de PP y Ciudadanos; justo lo contrario de lo que opina la corriente mayoritaria de Unidas Podemos, que insiste en tener vicepresidencia y ministerios para vigilar desde dentro:
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Iglesias, Echenique y el resto del núcleo duro ven con recelo tanto protagonismo de una IU que solo representa cuatro de los 42 escaños logrados en los comicios del 28 de abril, y que ya en las horas previas a la segunda votación de investidura amagaba con romper la disciplina de voto en Podemos y votar sí a Sánchez, en desacuerdo con la abstención decidida por la dirección. Finalmente, Alberto Garzón se echó para atrás por miedo al cisma y los 42 diputados votaron al unísono abstención.
Ahora, la posible reunión del presidente del Gobierno en funciones con el líder de IU antes que con Iglesias de cara a una segunda investidura podría tener repercusión interna en la coalición para una eventual repetición de elecciones generales el 10 de noviembre, porque si Garzón defiende abiertamente el sí a su salida va a ser interpretada en clave de desautorización al secretario general de los morados.
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