El Gobierno ha asumido que la reunión entre Pedro Sánchez y el presidente de la Generalitat, Quim Torra, acabará seguramente en fracaso. Fuentes del Ejecutivo creen que Torra prepara el encuentro en clave electoral y esperan cualquier cosa menos un acuerdo o un principio de entendimiento.
Moncloa aspira a que la entrevista del jueves en Barcelona sirva para poner en marcha la mesa de negociación Gobierno-Generalitat que Sánchez prometió a ERC a cambio de su investidura. Pero ni siquiera el Gobierno tiene todas consigo. Y no descarta que Torra y la formación de Carles Puigdemont Junts per Cataluña (JxCat) se enreden en demandas imposibles para boicotear la mesa y tensar la relación con ERC en plena precampaña.
Sánchez es consciente de la dificultad del trámite. Torra está políticamente amortizado. No será candidato y será inhabilitado tarde o temprano. Pero tiene en su mano la llave de la fecha electoral, que anunció pero no concretó. Y estas fuentes admiten que su único interés ahora es ajustarse a los tiempos y las necesidades de Puigdemont, que ultima su primer gran acto de campaña en Perpignan (Francia) a finales de este mes.
Torra, entre Sánchez y Perpignan
Moncloa ha rebajado mucho el nivel de la visita, consciente del batalla electoral entre Puigdemont y ERC. El jefe del Ejecutivo ha ampliado su agenda en Barcelona, y tendrá otras reuniones en el Ayuntamiento y la Diputación. Además se lleva a la ministra de Política Territorial, Carolina Darías, que acaba de asumir el cargo y que no tiene peso político.
En la cumbre de Pedralbes, hace ahora poco más de un año, Sánchez estuvo acompañado por Meritxell Batet, entonces ministra de Política Territorial y uno de los referentes del PSC, pero también por la vicepresidenta Carmen Calvo.
"No sabemos por dónde puede salir Torra", dicen fuentes del Gobierno. "Pero si empezamos por el derecho de autodeterminación, mal empezaremos".
Y eso es justo lo que va a ocurrir. Puigdemont y el propio Torra han aireado estos días que su idea es exigir el compromiso de Sánchez con un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Y es posible que el presidente de la Generalitat recupere la propuesta de un mediador internacional y la demanda de amnistía para los líderes separatistas condenados.
Presupuestos y Código Penal
El Gobierno ha ido preparando el terreno para pasar página a la reunión con Torra cuanto antes. Y en el Consejo de Ministros del martes advirtió de que no esperaba frutos a corto plazo del diálogo con el independentismo.
"Las personas que participan en esa reunión nos encontramos en las antípodas de nuestra concepción del Estado", dijo la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero. "Por eso es importante el diálogo. Necesitamos hablar, escuchar, necesitamos acudir a la reunión con una vocación franca de encontrar puntos de acuerdo. Este Gobierno no espera frutos en el corto plazo porque son muy difíciles".
Sánchez ha mantenido el encuentro con Torra y al menos la intención de reunir la mesa de diálogo, después de una rectificación exprés, para no perjudicar la negociación de los Presupuestos. En esa clave hay que enmarcar propuestas polémicas, ahora congeladas, como la reforma del Código Penal que rebaje las penas del delito de sedición para beneficiar al líder de ERC, Oriol Junqueras. O la abstención del PSC en el recurso del Parlament en contra de la inhabilitación de Torra.
El Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos (155 escaños) necesita a nacionalistas e independentistas. Y el acuerdo es inviable en el escenario prelectoral. Mientras una parte del Gobierno da por pérdidas las cuentas de este año y pide centrarse en las de 2021, existe otra parte que no se resigna. Y todavía confía en que un resultado claro en Cataluña permita aprobar unos nuevos Presupuestos quizá después del verano.
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