Pedro Sánchez lleva días acusando al Partido Popular de asumir el discurso de la "ultraderecha" sobre el reparto de menores no acompañados ('menas'), cuando el Partido Socialista mantiene sus pactos con el partido de Carles Puigdemont, que ya ha exigido a Moncloa que no se incluya a Cataluña en el reparto de estas 6.000 personas retenidas en Canarias. Una escenificación con la que Sánchez y el PSOE tratan de eludir una realidad, y es que tienen las manos atadas por sus pactos unilaterales con los separatistas de Junts también en el reparto de menas.
El PSOE utiliza de nuevo una de sus cartas favoritas junto a la de la polarización izquierda-ultraderecha: poner a los dos principales partidos de la oposición a competir entre ellos. Vox vuelve a responder a la provocación socialista elevando su apuesta en la mesa de juego de la política: amenaza con romper sus gobiernos autonómicos si el PP no rechaza el reparto de menas que proponga Moncloa. O, al menos, si lo admite sin oponer ninguna resistencia.
Un PSOE prisionero
El juego de los socialistas de azuzar a PP y Vox para que entren en el cuerpo a cuerpo no servirá, sin embargo, para escapar de la soga catalana que atenaza la mano de los de Ferraz. El PSOE es prisionero de los innumerables pactos que ha necesitado para arrancar la legislatura.
Entre ellos se encuentra uno prácticamente olvidado, firmado en enero de este año con el partido de Carles Puigdemont. A cambio de su apoyo para sacar adelante dos reales decretos en enero de 2024, el ómnibus y el anticrisis -recordemos que el RD de protección de desempleo de Yolanda Díaz no salió adelante por la oposición de Podemos- el PSOE se comprometió a delegar las competencias sobre inmigración en la Generalitat. Se pactó hacer esta cesión vía artículo 150.2 de la Constitución española a través de una ley orgánica específica por Cataluña.
"La delegación de esta competencia irá acompañada de los recursos necesarios y permitirá a Cataluña realizar una política integral, para que sea el Gobierno y el Parlamento de Cataluña quienes determinen una política propia, adecuada a las necesidades y a la realidad de nuestro país", manifestó entonces Junts.
El PSOE sigue dependiente del apoyo de Junts tanto ahora como entonces. Si no puede enviar menas a Cataluña, tal y como exige Puigdemont, ¿puede imponer una cuota a las comunidades del PP? Difícil encrucijada -una más- la que se le avecina a Sánchez.
El PP no teme una ruptura de los gobiernos con Vox
Fuentes de Génova afirman que Ferraz no ha descolgado todavía el teléfono para abordar el reparto de menas entre las comunidades autónomas. La postura del PP no ha variado en los últimos días: "Tiene que haber una gestión pactada entre Gobierno y CCAA. No se puede hacer el reparto en función de los apoyos parlamentarios que necesita el PSOE. Es decir, que vayan más a unos territorios mientras que otros tengan opción de veto, como Cataluña. ¿Por que Cataluña puede decidir y Madrid no?".
Pese a que el PP ha endurecido su discurso contra la inmigración ilegal en las últimas semanas con aquella propuesta de Miguel Tellado, portavoz popular en el Congreso, de movilizar al Ejército para interceptar cayucos, insisten en que no quieren "caer en el discurso de 'no quiero menas". Apuntan que el Gobierno y Vox se "alimentan" y mutuamente, y afirman no creerse la amenaza de Vox de romper sus gobiernos autonómicos si no rechazan el reparto de Sánchez. "Ellos sabrán lo que hacen. Tienen más que perder ellos que nosotros. No les interesa salir de Ejecutivos autonómicos cuando están a la baja y todas las encuestas les dan peores resultadas cada día que pasa", aseveran fuentes de Génova.
El PP insiste en que no va a "cambiar de posición. Sabían cuál es nuestro programa electoral. Vox tiene necesidades electorales y entendemos que tengan que hacer ruido pero no creemos que vayan a más. Creemos que después del batacazo de su partido hermano en Francia quieren hacer ruido".
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