Pedro Sánchez no tiene todavía asegurada la mayoría parlamentaria para ver aprobado en el Congreso el miércoles su plan de desescalada porque el PNV amenaza con rechazarlo, pero, aunque se dé ese supuesto rechazo, el presidente del Gobierno confía en que el PP lo apoye in extremis para no verse alineado con Vox, admiten a Vozpópuli diversas fuentes socialistas.
"No hay plan B" a proseguir en estado de alarma hasta finales de junio, ha llegado a decir el presidente del Gobierno este sábado cuando ha lanzado en rueda de prensa una dura advertencia a la oposición, particularmente a los populares: si le tumban su propuesta cientos de miles de trabajadores, autónomos y empresas se quedarán sin cobrar las ayudas del Estado.
Tanto La Moncloa como el Grupo parlamentario se van a volcar en sacar adelante la cuarta prórroga. La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, ya ha mantenido algún contacto con el PNV para negociar las "propuestas de resolución" exigidas por los nacionalistas vascos; y, llegado el caso de un rechazo del PNV, negociará con el PP las once condiciones pendientes -este lunes Sánchez va a telefonear a Pablo Casado Casado y a Inés Arrimadas-, pero la filosofía de fondo sigue siendo tensar la cuerda para que cada partido se retrate ante una población pendiente de esas ayudas económicas.
Lo adelantó el pasado jueves ante la Comisión de Sanidad el ministro, Salvador Illa, cuando señaló que el Ejecutivo no contempla otra opción que la de ver aprobado ese plan de 'desescalada' y advirtió al resto de fuerzas políticas de que, si eso no ocurre y una mayoría alternativa tumba el instrumento legal que rige el confinamiento desde el 14 de marzo, "que cada cual asuma la responsabilidad que le corresponde ante los ciudadanos".
El aviso de Rufián
En ese mismo sentido se pronunció el viernes, un día después, la ministra portavoz, María Jesús Montero, al asegurar que, pese a la polémica porque la provincia vaya a ser unidad de medida en el desconfinamiento, el Ejecutivo de coalición confía en obtener el respaldo de los grupos que han venido dándoselo -PP y PNV incluidos- porque "no tendría ningún sentido que todo el esfuerzo no pudiera continuar hasta finalizar" el desconfinamiento.
No obstante, Gabriel Rufián, portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el otro gran socio de investidura, ya ha advertido al PSOE que no juegue con fuego porque "la alternativa son Torquemada Abascal y sus colegas", en alusión a la más que probable alianza del PP con Vox si la gestión del coronavirus fracasa y acaba desembocando en unas elecciones generales anticipadas en las que el voto a la izquierda cayera de forma significativa. Sin embargo, Sánchez no cuenta con el voto de ERC desde hace ya varios plenos y prefiere centrarse en no perder al PNV.
Los socialistas tienen asumido que Urkullu necesita distanciarse de ellos y del PSE para concurrir a las urnas el 12 o el 19 de julio con garantías de éxito tras la polémica gestión del confinamiento
El claro aviso a navegantes de Illa este jueves, señalan las fuentes consultadas, iba más para el PP que para el PNV porque, al fin y al cabo, el lendakari, Íñigo Urkullu, quiere convocar elecciones en el País Vasco el 12 o 19 de julio y va a empezar a desmarcarse del PSOE siquiera por táctica electoral. El Gobierno admitirá, previsiblemente, enmendar el texto para hacer hincapié en la competencia autonómica, no solo en el aspecto sanitario, una reclamación también del otro socio de investidura, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
Sin embargo, y pese a estar muy presionado por un PP al cual le gustaría desmarcarse ya del Gobierno rechazando la cuarta prórroga, Casado "no ha decidido todavía" el sentido del voto del Grupo Popular y previsiblemente no lo anunciará hasta que suba a la tribuna de oradores el miércoles 6 de mayo; así lo hizo el 22 de abril en un duro discurso contra la gestión de Sánchez duro pero evitando emplear en la tribuna de oradores palabras gruesas que a continuación sí empleó Santiago Abascal.
Sondeos favorables para Génova
Hasta el momento, la dirección popular en Génova ha guardado un cuidadoso equilibrio entre sus críticas a los socialistas y la toma de distancia con el partido que está a su derecha y es socio de gobierno en numerosas comunidades autónomas y ayuntamientos, para no quedar contaminado por su discurso contra el Gobierno, mucho más corrosivo.
Y el PP tiene sus razones porque los sondeos internos que maneja la dirección popular revelan que a los de Abascal no les está siendo tan rentable en términos de opinión pública la polarización extrema con la izquierda en medio de la peor crisis que ha vivido España desde la Guerra Civil (1936/39).
Fuentes populares creen que su estrategia de palo y zanahoria, dura crítica a la gestión pero aprobación de las sucesivas prórrogas del estado de Alarma, les está dando frutos como partido de Estado y cualquier cambio tiene que ser estudiado con suma cautela precisamente para no ser acusados por los socialistas de seguir la estela de "la ultraderecha". Aún así, este sábado, tras oír al presidente del Gobierno los populares volvieron a acusarle de "mentir" en torno al consenso de los dos grandes partidos:
Pedro Sánchez, en 43 días, solo nos ha llamado dos veces por teléfono (una de ellas de 3 minutos) y una videoconferencia.
Nosotros, que lideramos la oposición, le hemos aprobado las medidas más drásticas de la historia democrática en España.
Sánchez miente otra vez. #NoHayPlanB
— Partido Popular (@ppopular) May 2, 2020
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