Política

Sánchez contiene la respiración tras las 48 horas más tensas entre el PSOE y sus socios

Bolaños y Zapatero buscan doblegar a Puigdemont, mientras Yolanda Díaz espera para saber si se une a la voladura del Gobierno provocada por Junts

  • Hemiciclo del Congreso de los Diputados. -

Pedro Sánchez se marchó a dormir anoche con una certeza, una incógnita y un problema de lealtad que deberá resolver cuánto antes, si no quiere más sobresaltos en el tiempo que le quede de legislatura. La certeza es que los tres diputados del PSOE en la Mesa del Congreso, liderados por Francina Armengol, no van a facilitar la tramitación de la cuestión de confianza que le reclama Junts. La incógnita es la respuesta que, este viernes, Carles Puigdemont puede dar a esta decisión. Y el problema de lealtad, el provocado por Sumar, socios minoritarios de la coalición, que hasta el último minuto no decidirán si vetan la tramitación o la facilitan con una abstención. Es decir, si dicen confiar en Sánchez o, por el contrario, resquebrajan esa confianza. Pero Sánchez, en una noche, puede cambiar de opinión en prácticamente todo y al despertar decir 'sí' a todo lo que exige Junts para aguantar, aunque sea con respiración asistida, unos meses más en Moncloa.

Al cierre de esta edición, pocos minutos antes de medianoche, los emisarios del presidente para las reuniones internacionales telefónicas y telemáticas, seguían intentando convencer a Puigdemont y su mano derecha, Jordi Turull, de las bondades de mantener el matrimonio de conveniencia que firmaron en Bruselas hace algo más de un año. Y que, de forma periódica, renueva sus votos ante un mediador salvadoreño en Suiza.

Pero las promesas incumplidas, los reproches mutuos y la desconfianza entre las dos partes, no están facilitando las cosas. Tanto en Junts como en el PSOE hay múltiples opiniones sobre cómo deben actuar. Si la ruptura, explicaba un dirigente socialista a 'Vozpópuli' este miércoles, "no es la mejor de las cosas que nos pueden pasar". También en el partido independentista hay quienes opinan eso.

Aunque en JxCat todas las voces coinciden en que "nos estamos preparando para romper", mensaje que también han trasladado por diferentes vías a Moncloa y Ferraz, Félix Bolaños y José Luis Rodríguez Zapatero buscan a contrarreloj que el cheque en blanco que les ha dado Sánchez, sirva para ablandar de nuevo a Puigdemont y Turull. Y ganar así un poco de tiempo. Hasta que, tal vez en los próximos días, el jefe del Ejecutivo le regale al fin la ansiada reunión, con foto incluida, que el prófugo de la justicia viene reclamándole desde hace años a modo de rehabilitación política. Un gesto que sería muy bien valorado en Junts y que cambiaría sustancialmente las cosas en la relación. Aunque las tiranteces seguirían. Pero para que se dé esa foto, ahora, Junts tendría que retirar hoy mismo la cuestión de confianza. De eso se está encargando Santos Cerdán.

En esta ocasión los dos dirigentes de JxCat, a diferencia de las últimas negociaciones, no exigen más concesiones. Se limitan a reclamar el cumplimiento de todo lo firmado hasta ahora y con un calendario temporal que, según un ministro socialista, "es prácticamente imposible de realizar" en los plazos que proponen. Y luego está la cuestión de confianza, cuya tramitación es indispensable para Junts, explican en Waterloo, para seguir sentados en la Mesa. Para Sánchez, en cambio, es una línea roja que, salvo cambio de opinión de última hora, como es habitual en él, no está dispuesto a traspasar.

El reconocimiento del catalán en las instituciones europeas, la ejecución de todo lo que se destinó a Cataluña en los últimos presupuestos pactados  antes de sentarse a negociar los nuevos, la aplicación de la amnistía para Puigdemont y el traspaso en cuestión de días de las competencias en materia de inmigración son algunas de las cuestiones que piden resolver ya. Con inmediatez.

La influencia y la relación con ERC

El órdago que ha dado Carles Puigdemont en esta ocasión, coinciden en Madrid, en Barcelona y en Waterloo, "no tiene nada que ver" con amenazas anteriores. Esta vez, aunque pueda parecer osado decir eso con el expresidente, muy parecido a Sánchez en lo de los cambios de opinión, Junts parece que van en serio. Que la posibilidad de volar todos los puentes es más que real. Con todo lo que ello implica, como dejar de influir en el Gobierno, y posiblemente precipitar unas elecciones generales, que todos los sondeos que maneja JxCat les sitúan y con cierta ventaja por delante de su principal rival, ERC, con quienes empataron en 2023.

Precisamente, la relación con Esquerra Republicana tiene mucho que ver, dicen en Junts, con el aumento del tono en las últimas semanas. La radicalización de Oriol Junqueras, que ha condenado a Salvador Illa a asumir que su primer año en la Generalitat será con los presupuestos catalanes prorrogados de 2023, ha obligado a Puigdemont a cambiar el paso.

Ambos dirigentes se reunirán por primera vez desde que fueron reelegidos líderes de su partido, este jueves, en Bruselas. Un encuentro de gran trascendencia política y con mucho simbolismo. Tras unos años enfrentados, con Junqueras en prisión y Puigdemont libre por Bélgica, los dos parecen dispuestos a entenderse de nuevo para frenar lo que nadie veía posible hace solo tres años: que el PSC perdiera la Generalitat y el Parlament no tuviera mayoría separatista. Esa unión de fuerzas también puede interpretarse como una amenaza para Illa y Sánchez.

Sumar, entre la 'vendetta' a Sánchez y el sillón

La crisis provocada por la cuestión de confianza solicitada por Junts, como consecuencia de la desidia y lentitud del PSOE en dar cumplimiento a lo pactado en Bruselas, puede tener consecuencias no deseadas dentro del propio Consejo de Ministros.

Con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, llamando "mala persona" al titular de Economía, Carlos Cuerpo, por no querer reducir la jornada laboral con la urgencia que le exige, incumpliendo Sánchez también lo firmado con Sumar, la cuestión de confianza se ha visto en el partido rosa como una oportunidad de dar un toque de atención al presidente.

Si hace un mes, cuando JxCat registró la petición, nadie en Sumar se planteaba votar distinto que el PSOE, en las últimas horas esa unidad se ha ido resquebrajando. Y aunque todo apunta a que finalmente votarán en la misma dirección, priorizando los cinco sillones y el coche oficial a sus propios principios, la realidad es que la reunión que convocaron este miércoles para tomar una decisión acabó sin acuerdo y evidenciando la división interna.

Los Comuns -liderados por Gerardo Pisarello y con la influencia del eurodiputado Jaume Asens- y Compromís, manifestaron su apoyo a Junts. Yolanda Díaz solo piensa en vengarse de Sánchez. Y el ministro de Cultura, el elegido por Moncloa como interlocutor válido con Sumar, Ernest Urtasun, reclamaba diplomacia y talante pese a ser de los Comuns.

Los de Yolanda Díaz esperan a que Bolaños les comunique si, las negociaciones 'in extremis' con Junts han dado sus frutos para decidir que votarán, este jueves, sus dos representantes en la Mesa. Constatando la falta de opinión propia, para no poner en riesgo los sueldos de decenas de altos cargos, pero demostrando a la vez su deslealtad y desconfianza en el presidente por plantearse el permitir tramitar la cuestión planteada con Junts.

En un colchón que ya tiene casi siete años, que cambió al llegar a Moncloa, para no dormir en la misma cama que lo hizo Mariano Rajoy, Pedro Sánchez pasará una de las noches más largas de su reciente carrera política. Conteniendo la respiración a la espera de saber qué quieren para él los que sobre el papel son sus socios. Aunque sus gestos puedan hacer pensar que son todo lo contrario.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli
Sumar amenaza al PSOE con permitir tramitar la cuestión de confianza que Junts exige a Sánchez
Incertidumbre total en Moncloa por el órdago de Puigdemont: "No sabemos a dónde nos llevará"