Si algo quedó claro en la cumbre de Bruselas es el creciente poder del 'Grupo de Visegrado' (Chequia, Eslovaquia, Hungría y Polonia), unido a Italia y a Austria en su rechazo a las políticas de solidaridad con los inmigrantes y, en general, a cualquier política que suponga mayor integración de la UE; es decir, el Norte contra la "refundación" defendida por la canciller alemana, Ángela Merkel, y el presidente francés, Emannuel Macron, en la Declaracion de Mesenberg del 19 de junio, a la cual se ha sumado de forma entusiasta Pedro Sánchez.
Así lo dejó escrito cuando la mandataria germana y el galo decidieron unir sus fuerzas para frenar la eurofobia:
Quiero reconocer públicamente el acuerdo Francia-Alemania para avanzar en la integración europea. Un compromiso decisivo con la unión bancaria, el presupuesto comunitario y la zona euro. He transmitido la voluntad del Gobierno de España de contribuir con soluciones e ideas. pic.twitter.com/JCYSCes1dG
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) June 26, 2018
El presidente del Gobierno español viaja este lunes a Lisboa a convencer al primer ministro portugués, Antonio Costa, para que se una a Macron y a él en una especie de eje del sur, que ayude a Merkel contra ese Norte comunitario.
La canciller empieza a tener graves problemas con su socio bávaro de la CSU por la política migratoria y se han desatado todas las alarmas en las capitales de la unión porque, tras el Brexit, su eventual caída podría ser el fin del proyecto europeo tal y como lo conocemos.
Pero, además de esa estrategia común, Sánchez, un recién llegado al club europeo, necesita del prestigio de Costa para sacar adelante su agenda económica, que va a incluir una subida del impuesto de sociedades y tasas a la banca y a las empresas tecnológicas. Medidas frente a las cuales la Comisión Europea podría poner problemas por miedo a que ralenticen el crecimiento español.
Al fin y al cabo, el luso es el único gobierno -junto a Suecia- donde la izquierda europea está desarrollando su política con cierto éxito: y Costa, pese a subir sociedades del 7 al 9%, ha cumplido con las condiciones del rescate que Portugal solicitó a la UE en 2011 por valor de 78.000 millones de euros, logrando, incluso, incrementar el salario mínimo desde los 505 a los 580 euros y que la tasa de paro en el país haya descendido desde el 12% al 7,5%.
Sánchez siempre se ha mirado en el 'espejo' de Costa para sacar adelante en España la coalición de izquierdas con Podemos y el nacionalismo que parecía imposible
Además del aspecto económico, esa visita tiene una lectura política evidente. Pedro Sánchez siempre ha visto en Antonio Costa el espejo en el que mirarse por lograr una coalición de izquierdas que en nuestro país se antojaba imposible con los resultados de las elecciones de 2016 y al final se ha logrado.
Como el hoy presidente del Gobierno español, el primer ministro luso no ganó las elecciones en el país vecino -lo hizo el conservador Passos Coelho-, a pesar de lo cual el Bloque de Izquierda y el Partido Comunista le auparon al poder. Y, como Costa, Sánchez se ha negado a formar un gobierno de coalición con Podemos por miedo a la reacción de Bruselas y del poder financiero.
La entrevista, tercera que mantienen Sánchez y Costa desde que es secretario general, tiene tambén una
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