La asistencia de Felipe González al 39 Congreso del PSOE ha durado poco más de 24 horas. Ése es el tiempo transcurrido desde que fuentes próximas al expresidente aseguraron que no tendría "ningún problema" en acudir al cónclave socialista y el anuncio de que un viaje inexcusable a Colombia le impediría estar allí. Aunque en un primer momento se aseguró que todavía no había llegado la invitación que esperaba de la Gestora, González telefoneó después al exlíder para comunicarle que no podrá asistir.
Así que los acuerdos de paz en Colombia, de los que González es garante junto al expresidente uruguayo José Mujica, han impedido la foto de la paz en el PSOE. Aunque esta ausencia no extraña en el partido. Algunos 'pedristas' recelaban de que finalmente acudiera y ahora restan relevancia a su ausencia, mientras que en el otro sector del partido, el enfrentado a Sánchez, lamentaban que el expresidente se arriesgaba a "ser abucheado" por parte de la militancia si iba al mitin final. En estos meses de larga y dura precampaña en el PSOE, se ha agudizado el divorcio entre una parte de las bases y el 'aparato' de hoy y de ayer.
Felipe González ha sido el único ex secretario general en responder hasta ahora al llamado de Pedro Sánchez. El equipo asegura que el secretario general quiere contar con él, con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y con el ex secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba porque está decidido a "recuperar los referentes" del PSOE. Pero ese objetivo ya no tendrá una foto completa en el Congreso de los días 17 y 18 de junio, mientras todavía no se sabe qué harán el otro expresidente, que se encuentra estos días en Venezuela, y Rubalcaba. Con los tres acumula un largo historial de desencuentros.
Pero, en cualquier caso, la preparación de esta cita ya ha dejado claro que la imagen que Sánchez quiere proyectar el 18 de junio es la del apoyo que le dan los militantes, quienes le han llevado de nuevo a Ferraz. Su respaldo y su presencia han marcado la organización del evento: desde el cambio de lema a su clausura. Por primera vez, el secretario general no cerrará el Congreso con un discurso ante los delegados, sino que se desplazará hasta un pabellón con capacidad para más de 5.000 personas para terminar con una intervención ante afiliados y simpatizantes.
Es precisamente este cambio lo que sitúa en una posición complicada a la dirigencia. Aunque fuentes del equipo de Pedro Sánchez aseguran que finalmente todo el Congreso se desarrollará en el Palacio Municipal reservado por la Gestora (desde la apertura a la votación de los órganos federales), la clausura se mantiene en el vecino recinto de Ifema, hasta donde se tendrán que desplazar los delegados e invitados para unirse a los militantes convocados para el discurso final.
Por primera vez, el secretario general cerrará el Congreso en un pabellón con capacidad para más de 5.000 personas, donde terminará con una intervención ante afiliados y simpatizantes
Y algunos no se imaginan a los expresidentes y 'barones' haciendo "la peregrinación" para trasladarse a un recinto en el que muchos sospechan que el ambiente les será "hostil". Temen que se repitan algunos mensajes que se han lanzado durante toda la campaña contra aquellos que estuvieron con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, como un apoyo y físicamente en la presentación de su candidatura, que curiosamente tuvo lugar en el mismo pabellón que Sánchez aspira a llenar el 1 de octubre.
La brecha que se abrió entre unos y otros durante todo el mandato de Pedro Sánchez y que se agudizó después de su salida el 1 de octubre, permanece muy abierta y muchos creen que el espíritu de los 'pedristas' que asistan al cierre del Congreso puede ser similar al de la celebración en Ferraz la noche de las primarias, donde se escucharon gritos de "susanista el que no bote" y "no es no", el lema con el que han cargado durante meses contra la Gestora y quienes defendieron la abstención ante el PP.
Por eso, hay muchas dudas de que en la primera fila de ese acto final estén los vips del PSOE, cuando lo habitual es que todo el partido arrope a su líder en la clausura de los Congresos. Así fue en el de 2014, en el que todos asistieron al primer discurso de Pedro Sánchez como secretario general, entonces, los delegados tuvieron que ratificar la decisión de la militancia (las primarias todavía no estaban en los Estatutos).
Pero nada más arrancar su mandato, el ex secretario general se fue alejando de todos, empezando por quien había estado en el origen de su candidatura: Zapatero. Sus primeras críticas a la reforma del artículo 135 y la reforma fiscal del expresidente, a lo que luego se añadió la cena que le ocultó con Pablo Iglesias, condujeron a la congelación de su relación.
Algunos no se imaginan a los expresidentes y 'barones' haciendo "la peregrinación" para trasladarse a un recinto en el que muchos sospechan que el ambiente les será "hostil"
Entonces, Sánchez quiso apoyarse en Felipe González y lo consiguió en una conferencia previa a las municipales y autonómicas de 2015. El expresidente estuvo en la clausura de ese evento, en el mes de abril, y no sólo le garantizó su respaldo, sino que pidió a todo el PSOE que hiciera lo mismo: "En las primarias no le voté a él, pero estoy a su disposición, es mi secretario general y le voy a apoyar en todo lo que pueda, y eso es lo que pido como cultura de partido", dijo.
Sin embargo, también acabaron rompiendo los lazos. Sus diferencias se acusaron a lo largo de 2016 y, especialmente, tras la segunda convocatoria electoral, el 26 de junio. En vísperas del decisivo Comité Federal del 1 de octubre que acabó con la dimisión de Sánchez, González se mostró "engañado" por el secretario general, porque, según explicó, después de las elecciones le aseguró que se acabaría absteniendo para dejar gobernar al PP y después giró al 'no', que mantuvo.
Ese 'no' fue el lema del inicio de su remontada, abrazado por el sector de la militancia que estos meses ha dirigido duros ataques contra la Gestora que sustituyó a Sánchez y al 'aparato' al que situaban detrás de su caída. Los expresidentes y los 'barones' que estuvieron con Susana Díaz han sido objeto de muchos ataques estos meses y muchos socialistas dudan de que ese desencuentro tenga solución.
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