Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han llegado a un acuerdo para evitar que las fricciones internas trasciendan durante la crisis del coronavirus. No es la primera vez que los dos líderes sellan un pacto semejante. La primera vez ocurrió tras la polémica del borrador de la ley de violencia de género entre Carmen Calvo e Irene Montero. Ahora han acordado el silencio después de que se publicara que varios ministros socialistas estaban incómodos por la actuación de los de Podemos y por la desconexión con la Moncloa.
En el PSOE están incómodos con la actitud de Podemos. Fuentes gubernamentales confirman a Vozpópuli la existencia del problema. “El Consejo no es un órgano consultivo, no es una asamblea, sirve para deliberar decisiones que se deben tomar antes. Tampoco es el lugar para criticar a nadie", comentan otras fuentes socialistas que reconocen la existencia de esta herida interna.
Sánchez ha intentado esconder ese malestar de responsables de áreas de gobierno socialistas ante las críticas que reciben por miembros del partido de Pablo Iglesias. El Consejo de Ministros es el órgano más importante del Ejecutivo y sirve para ratificar sus decisiones. Sin embargo, según los socialistas, Podemos llega a ese encuentro con demasiada intención de "hacer política".
Críticas fuera de lugar
La crítica de estos ministros, entre ellos algunos con carteras relevantes de ámbito económico y financiero, atañe al hecho de que han tenido que debatir sobre aspectos que daban por zanjados, a la vez que recibieron críticas durante esas sesiones que han considerado inoportunas y fuera de lugar.
Iglesias señaló en al menos una ocasión a María Jesús Montero por su declaraciones públicas, hablando de "errores" en la comunicación de medidas como la de la salida de los niños. Las fuentes consultadas también recaen en otros debates internos que han retrasado algunas decisiones importantes.
El día del anuncio del plan de la 'desescalada', por ejemplo, los portavoces del Gobierno retrasaron cuatro horas su salida pública. Al acabar la reunión trascendió que Sánchez había apartado a Teresa Ribera del comité de la 'desescalada' por un trabajo considerado insuficiente. En ese caso también Podemos consideró su plan poco eficaz.
Sánchez respalda a Iglesias
La queja de los ministros del PSOE se ha topado con la voluntad de Sánchez de mantener la calma en la coalición. Así que ha pedido a sus ministros de evitar las polémicas, y con Podemos han acordado evitar críticas o filtraciones que puedan dañar al aliado de gobierno.
“Sánchez depende de Podemos porque tiene a su partido en contra. Solo con Podemos puede sobrevivir”, repiten desde el partido morado para explicar la connivencia del socialista.
Esta semana Sánchez e Iglesias han podido superar in extremis la difícil aprobación de la cuarta prórroga del estado de alarma. Con la salida de ERC del bloque de la mayoría, Sánchez ha logrado sustituir sus votos con los de Ciudadanos. El secretario general de Podemos cree que Sánchez no hizo los deberes y que faltó diálogo tanto con el PP como con los nacionalistas, pero públicamente ha defendido la búsqueda de apoyos transversales.
La entrada en escena de Inés Arrimadas preocupa a Iglesias, que se consideraba el puente con los independentistas catalanes. Aun así, en el cuartel general morado la orden de Iglesias ha sido defender el esquema de geometrías variables, que permite al Ejecutivo mantener el estado de alarma durante varias semanas.
En cuanto a la desescalada, tanto Sánchez como Iglesias esperan involucrar a las Comunidades Autónomas en decisiones que generarán un intenso debate público. En esa nueva fase, PSOE y Podemos confían en no volver a enfrentarse. Aunque quedará por ver si Iglesias seguirá al lado del proyecto de polarización nacional de Iván Redondo, pero con Ciudadanos en el bando del gobierno y los nacionalistas catalanes en el otro, o si intentará que todo vuelva a la casilla de salida del comienzo de la investidura.
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