Antes de que arrancara el acto, el auditorio ya se había desgañitado tres veces con el “no es no”. Es un eslogan redondo, capicúa, sonoro. El sanchismo libera tensiones dejándose la garganta en este lema tan simple como efectista, que no es precisamente un alarde de sofisticación intelectual pero queda bien al corearse. “¡No es no, no es no!” Puede vociferarse puño en alto, dando palmas o alzando las manos abiertas al cielo, porque coreografía todavía no ha consensuado el sanchismo para acompañar su hit. Todo llegará.
El precandidato a la secretaria general del PSOE eligió un teatro para difundir su proyecto: el Fernando de Rojas, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Buen escenario para representar la culminación de una metamorfosis ideológica rayante en lo increíble. En un año, Sánchez ha pasado de fijar a Podemos la línea roja del modelo territorial para negociar un Gobierno -no discutir la soberanía nacional, no cuestionar la definición de España consagrada en la Constitución- a plantear que se recoja en el artículo 2 de la Carta Magna que este es un país “plurinacional”.
Hace justo doce meses, el 20 de febrero de 2016, el PSOE de Pedro Sánchez remitía a Pablo Iglesias la respuesta a su plan de Gobierno, el documento a partir del cual había propuesto a Ferraz negociar un Ejecutivo “del cambio”. Sánchez encontraba campos de consenso, discrepancias salvables y algunos puntos “no admisibles”, varios de estos últimos relativos a la autodeterminación y sus derivadas. Los comentarios al eje “plurinacionalidad y modelo territorial” del programa de Podemos apenas ocuparon un párrafo, al que antecedía una frase de lo más elocuente: “En este apartado son muy pocas las coincidencias entre PSOE y Podemos”.
El exlíder socialista defiende ahora cosas muy distintas a las que vertebraron los programas con que se presentó a las generales del 20-D y el 26-J y que están a un abismo del pacto que firmó con Ciudadanos para tratar de llegar a La Moncloa. “No soy la misma persona”, admitió lacónicamente al exponer su proyecto en un evento que comenzó con la música de Color esperanza y 40 minutos de retraso.
Tezanos, Robles y Narbona
La tentación es pensar que no todos los fieles de Sánchez estudiarán las casi 200 propuestas de su programa, siendo generoso. Al fin y al cabo, entre lo más aplaudido del acto estuvo la defensa que Margarita Robles hizo del “no es no”. “El ‘no es no’ es algo muy importante, es una forma de hacer política, de entender la política, quienes votamos que ‘no’ lo hicimos porque teníamos un compromiso con todos nuestros votantes”, explicó: “Nos sentimos muy orgullosos de ese ‘no es no’”. Y el público, claro, enloqueció.
Robles es uno de los cuatro pilares en que Sánchez apoya su candidatura. Los otros tres son viejas glorias del socialismo recuperadas para este viaje a las esencias que plantea el que en su día fuera referente del ala socioliberal del PSOE: José Félix Tezanos, secretario de Formación cuando Guerra pilotaba el aparato de Ferraz; Manuel Escudero, economista; y Cristina Narbona, exministra de Medio Ambiente con Zapatero.
Detrás de ellos, protagonistas del acto, formaron los diputados del ‘no’ y otros apoyos recabados por Sánchez entre la sociedad civil. Todos entraron al teatro como salen los futbolistas al campo desde el túnel de vestuarios. En fila, entre los vítores de los simpatizantes y alineándose en el escenario a la espera del líder fueron pasando Susana Sumelzo, Adriana Lastra, Odón Elorza, Rocío Frutos, Zaida Cantera, Luz Martínez Seijo… Una veintena de figuras, del partido y de fuera del partido, que componen el Sánchez Team y entre los que no hay barones regionales, ni alcaldes de grandes ciudades, ni referentes del PSOE aparte de los citados.
El exsecretario general ha tenido la virtud de poner de acuerdo, en su contra, a González y a Zapatero, a Rubalcaba y a Chacón, a Madina y a Guerra. Pero cree tener el apoyo mayoritario de los militantes -“cuando ganemos las primarias...”- y se entrega a esta batalla que adorna con un discurso izquierdista y por momentos antisistema. “El enemigo es el neoliberalismo, el capitalismo y el conservadurismo” del PP, proclamó en un momento de si intervención.
Unos 500 simpatizantes llenaron el teatro, con unos cuantos más quedándose fuera. La organización había repartido decenas de invitaciones, para asegurarse el lleno y para amargura de muchos que se quedaron sin butaca o se vieron relegados a las últimas filas. Las primeras estaban destinadas a diputados autonómicos, periodistas, tertulianos y colectivos de la sociedad civil que, como el comité de empresa de Telemadrid, fueron convocados a un evento presentado de modo entusiasta por Elorza. "¡Pedro no está solo!", gritó al inicio ara espantar los fantasmas que quienes quieren ver a Sánchez luchando por un imposible y entregándose con fruición a una tarea en la que le siguen muy pocos de los que un día le apoyaron.
Francia Armengol, Patxi López, Miguel Iceta, César Luena... Todos ellos y muchos más apoyaron al antiguo Sánchez y recelan del nuevo. “Un SÍ por el cambio” fue el lema con que se presentó a las generales del 26-J. Ahora, el “no es no” le acompaña allí por donde pisa. Hasta en eso su transformación ha sido total.
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