Del Gobierno de cooperación al Gobierno autónomo. Pedro Sánchez ha modificado la hoja de ruta de su investidura, que parecía muy clara antes del fin de semana. La constitución de los Ayuntamientos ha sido un punto de inflexión. El presidente del Gobierno quiere aprovechar el desgaste que está sufriendo Ciudadanos por sus pactos con PP y Vox. Sánchez pretende forzar a Albert Rivera a retratarse en una investidura en la que tendrá que elegir entre la abstención o el voto en contra junto a los partidos independentistas y quizá Podemos.
Sánchez vuelve a jugar la carta más alta. El secretario de Organización, José Luis Ábalos, ha desvelado que el jefe del Ejecutivo irá a la investidura "en breve" y sin los apoyos necesarios si hace falta Es decir, el PSOE está dispuesto a aceptar una derrota para reforzarse en el centro y orillar al resto formaciones políticas a los extremos ante una eventual repetición electoral.
Ábalos ha dicho que la negociación con Podemos sigue su curso, pero ha dejado entrever que el Gobierno de cooperación pactado entre Sánchez y Pablo Iglesias no será necesariamente de coalición. Ha insistido en la coincidencia con Podemos en agenda social, pero ha precisado que hay otras materias territoriales y de Estado en las que puede estar más cera de otras formaciones políticas.
Tierra de por medio con ERC
Esa frontera, de forma más evidente, también la ha trazado con los partidos independentistas. Si la semana pasada los votos de ERC eran tan válidos como los de cualquier otro, Ábalos ha enfriado un poco la expectativa. El número tres del PSOE ha dado a entender que no convertirá la investidura en una subasta de reclamaciones territoriales de separatistas y nacionalistas.
"España necesita un Gobierno y nos comprometimos a esa responsabilidad. Será en breve", ha dicho Ábalos sobre la investidura, que apunta a la segunda semana de julio. "No vamos a entrar en una espiral de condicionar la investidura, de si hay apoyos o no hay apoyos. A la investidura nos presentaremos porque la prioridad es que haya Gobierno en España".
El PSOE vuelve a cargar sobre PP y Ciudadanos la responsabilidad de formar un Gobierno no de cooperación, sino "autónomo". Ábalos ha esgrimido las críticas de los fundadores de Ciudadanos o la posición de Manuel Valls en Barcelona, que facilitó la elección de Ada Colau, como ejemplos prácticos. El PSOE pide a Rivera que "rectifique". Y Rivera, por su parte, ha respondiendo rompiendo su coalición con Valls.
Las presiones para Ciudadanos llegan desde todos los ámbitos y sectores críticos y afines. Sánchez quiere aprovechar esa ola a costa incluso de perder la primera investidura. En ese caso, el presidente del Gobierno tendría dos meses para intentarlo de nuevo o si no se repetirían elecciones.
La operación Ciudadanos tiene sus riesgos. El primero es que las bases del PSOE no se han mostrado favorables a ese acuerdo. Y Rivera ha reiterado que no investirá a Sánchez. El presidente quiere jugar esa baza para escorar todavía más al líder naranja. El segundo es que el PSOE no ha ofrecido nada sólido a Ciudadanos como para que pensárselo. Ábalos asegura que la abstención es "a cambio de que empiece la legislatura".
"Es lo que quieren", dice.
"Todos los escenarios abiertos"
Pero Sánchez tiene miedo a que el panorama, que se le empezó a complicar este fin de semana, entre otras razones, por el rechazo a investir a Ernest Maragall (ERC) alcalde de Barcelona, se complique aún más con el transcurso del verano y que entremos en una dinámica dentro de la cual, como ocurrió en 2016, una vez sea fallida la primera investidura al Rey Felipe VI no le quede más que convocar la repetición de elecciones generales.
La Moncloa ha 'virado' al centro de Rivera porque entiende que el otro escenario investidura: 173 diputados de PSOE (123), Unidas Podemos (42), PNV (6), Compromís (1), y PRC (1), necesita la abstención de los independentistas catalanes no solo para la investidura; también para el resto de legislatura si los socialistas no quieren ver cómo una mayoría PP, Ciudadanos, Vox, ERC, PDeCAT y EH Bildu acaban tumbándoles todo proyecto. Palabras mayores.
Es decir, que una cosa es que PP, Ciudadanos y Vox no sumen para presentar moción de censura -lo que da cierto alivio al candidato- y otra que sea capaz, una vez que se ponga en marcha el reloj tras la primera votación fallida, de convencer a potenciales socios en los 47 días siguientes.
Por eso, las fuentes gubernamentales consultadas por Vozpópuli insisten en que "todos los escenarios están abiertos", incluido el apoyo de Ciudadanos a la investidura -y una eventual abstención del PP- para evitar el fantasma de una repetición de elecciones con la que ya amenzó el presidente del Gobierno en funciones el lunes de la semana pasada en reunión a puerta cerrada de la Ejecutiva del PSOE.
Porque los socialistas no las tienen todas consigo en ese caso, por más que el mantra oficial en la sede de Ferraz sea que Pablo Iglesias es quien más tiene que perder; de hecho, el líder de Unidas Podemos está convencido de que si mantiene su órdago y los españoles vuelven a votar, él no va a ser la única víctima.
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