El Gobierno de Pedro Sánchez ultima la negociación para pedir un rescate "blando" a la Unión Europea, que supondrá recortes menos exigentes que los que afrontaron Grecia o Portugal en la crisis financiera del 2008, según ha sabido Vozpópuli. La Moncloa da por perdidos los llamados 'coronabonos', pero considera que Alemania es más receptiva a rebajar la condicionalidad del préstamo europeo ante la presión de España, Italia y también Francia.
El Consejo Europeo volverá a reunirse en menos de una semana. Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión negocian una solución que permita afrontar la crisis económica del coronavirus. La eurozona entrará en recesión en el segundo trimestre, según el consenso de todas las predicciones. Los países especialmente golpeados por la epidemia de la Covid-19, como España, se enfrentan a caídas del PIB de entre el 15 y el 20% por el cierre sin precedentes de sus economías para frenar el avance del virus.
Sánchez mantiene de puertas para fuera la petición de mutualizar la emisión de deuda de los países de la eurozona. Son los llamados coronabonos. Sin embargo, el Gobierno utiliza este mensaje como baza negociadora. Tanto Madrid como Roma son conscientes de que Alemania y Holanda no van a pasar por el aro.
Compras masivas de deuda española
La salida en la que verdaderamente trabajan España e Italia es un modelo de rescate inédito hasta ahora en Europa. Según explican varias fuentes a este diario, la opción más viable en este momento es habilitar 200.000 millones de euros de los 475.000 que dispone ahora mismo el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad).
Los países que como España necesiten asistencia podrán solicitar una línea de crédito preventiva o de condiciones mejoradas (ECCL, por su siglas en inglés) al MEDE. La cantidad que podría solicitar Sánchez sería modesta, el equivalente al 2% del PIB español: unos 20.000 millones de euros.
Esta línea ECCL conllevaría una condicionalidad de recortes y ajustes estructurales "más light", dicen estas fuentes, que la de los rescates tradicionales. Y lo más importante es que activaría el bazuka del Banco Central Europeo (BCE) a través de el programa OMT (Outright Monetary Transactions). Las OMT son compras masivas de deuda pública soberana para facilitar la financiación de los países. La intervención del BCE se limitaría a bonos con vencimiento de entre uno y tres años, pero las compras podrán ser ilimitadas.
Las OMT fueron un instrumento creado por Mario Draghi en 2012. El programa fue avalado por la justicia europea después de que Alemania pusiera en duda su legalidad. Pero nunca ha sido utilizado hasta el momento. La crisis de coronavirus puede darle su primera oportunidad.
El objetivo de Sánchez, y también de Italia, es rebajar al máximo las condiciones de acceso al MEDE. Y el Ejecutivo alemán de Angela Merkel parece más receptivo a aceptar la intervención del BCE para que el rescate lleve aparejado los menos recortes posibles, aunque los haya.
Un MOU "light"
El Gobierno de coalición PSOE-Podemos no quiere verse en la tesitura de afrontar los recortes, las visitas de los famosos hombres de negro y el famoso MOU (Memorandum of Understanding) que se obliga a firmar a los países que solicitan la asistencia del MEDE. Es el documento que contiene los principales ajustes estructurales (recortes en las pensiones, sueldo de funcionarios o subida de impuestos como el IVA) que se deben hacer a cambio del préstamo.
Lo que espera Moncloa es que ese MOU sea lo más "blando" posible al tratarse de una línea preventiva y contar con la asistencia del BCE. La Unión Europea y el BCE han tomado ya algunas decisiones para facilitar el endeudamiento de los países. España, sin embargo, apenas tiene músculo para endeudarse por sí mismo. Sánchez es consciente de que el rescate es la única salida viable al ingente endeudamiento público que hará falta para afrontar el hundimiento económico que le espera a España a corto plazo.
La cifra de paro que se conocerá el jueves se presume desastrosa y algunos organismos hablan ya de una contracción del PIB de al menos el 20% para el segundo trimestre de este año. Las medidas de aislamiento contra la Covid-19 y su duración han superado los peores escenarios planteados inicialmente. La previsión es que la crisis supere a la del 2008, y que incluso sea peor que la Gran Depresión, la crisis financiera mundial que se prolongó durante la década de 1930.
Hundimiento de la economía
Los efectos del parón obligatorio de toda la actividad económica no esencial están desangrando sectores clave en España, como el turismo. Las agencias de viaje informan de una caída del 50% en las reservas del verano, y se teme una sangría de quiebras por la falta de liquidez y las deudas. Esta caída del turismo, que representa un 12% de nuestro PIB, puede arrastrar a sectores interdependientes como la restauración y el ocio, que suponen un 10% de nuestra economía.
Los datos de marzo que llegan a Moncloa no ayudan. La entrada de mercancías en nuestros principales puertos acumula una caída del 27%, el tráfico aéreo está prácticamente parado y las caídas del comercio minorista van a forzar el cierre de numerosas pymes.
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