Pedro Sánchez planea una nueva ronda de reuniones con los grupos parlamentarios con representación en el Congreso. Una serie de encuentros similar a la que llevó a cabo hace un año, tras ser investido, y en la que se sentó en la misma mesa, por primera vez, con los representantes de EH Bildu. Lo que le sirvió para legitimar a los abertzales como socios del Gobierno.
En esta ocasión, ya amnistiados, Sánchez aprovechará esta nueva ronda para rehabilitar políticamente a dos de los máximos responsables del referéndum ilegal del 1 de octubre del 2017, Oriol Junqueras y Carles Puigdemont. Hace doce meses, en la anterior ronda de reuniones, ni se había aprobado el olvido penal ni Puigdemont era líder de Junts.
El jefe del Ejecutivo, la semana pasada, aseguró en una conversación informal con los periodistas, que no tendría problemas en reunirse con los líderes políticos catalanes. Tanto con Puigdemont como con Junqueras, que pasó varios años en prisión tras ser condenado por el procès, y que este pasado sábado fue reelegido como nuevo presidente de Esquerra Republicana.
Despejar las dudas en el liderazgo de ERC, en situación de interinidad desde junio, era imprescindible para que Sánchez pudiera reabrir el melón de las reuniones con ambos líderes, prometida desde hace un año, y que el adelanto electoral en Cataluña y la dimisión del reelegido Junqueras, aplazó. La foto con Puigdemont es ahora clave para el apoyo de Junts a los Presupuestos.
El PSOE, que según fuentes de la formación sigue haciendo una "apuesta por la convivencia, el diálogo y la pluralidad", aspira con esta nueva ronda de consultas, en la que no estará Vox, conocer el posicionamiento de sus socios de cara a lo que queda de legislatura.
Con los Presupuestos prorrogados, ya que es materialmente imposible aprobarlos en tiempo y forma, como pretendía la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la idea de Sánchez es saber de primera mano que viabilidad tiene su Gobierno en los tres años que quedan de mandato.
Su intención, por ahora, no es adelantar las elecciones. Pero sí quiere tener más certeza, escuchando a sus socios, sobre las votaciones puede ganar y las votaciones que no en las distintas leyes que promueva en el Congreso.
Aprobación de la Ley de Amnistía
Pedro Sánchez defendió "por coherencia", la semana pasada en la tradicional copa de Navidad de Moncloa, una futura reunión con el líder de Junts. Hace justo un año, el jefe del Ejecutivo ya anunció que se reuniría con el expresidente de la Generalitat una vez que estuviese amnistiado.
El secretario general del PSOE, sin cámaras ni micrófonos, consideró que lo importante es que la Ley de Amnistía está ya aprobada y ahora está en fase de aplicación y "nos permite pasar página". Aunque por ahora no es aplicable a Carles Puigdemont, lo que obliga a Moncloa a organizar la cita con el líder de Junts fuera de España.
Los siete votos que JxCat tiene en el Congreso, más tras el acercamiento al PP y la cuestión de confianza planteada, son vitales para el futuro político de Sánchez.
Sin sitio para la foto con Puigdemont
Doce meses después de su primer compromiso para hacerse la foto con Puigdemont, en el mismo foro, el presidente del Gobierno volvió a defender ese posible encuentro. Una cita que, a diferencia que con el resto de grupos políticos, que podría celebrarse en Madrid, debería realizarse fuera de España por la situación judicial del expresidente catalán.
Por ahora no hay sitio elegido para esa instantánea con el líder de Junts. Sánchez no quiere ir a Waterloo, símbolo del exilio separatista, y Puigdemont no puede ir a ninguna Embajada de España, ya que debería ser detenido en virtud de la orden de detención en territorio nacional que tiene activa. Una de las opciones que ambos gabinetes han barajado es, en Bruselas, una sede diplomática de un tercer país.
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