Después de que el 39 Congreso aprobara su proyecto y su equipo, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se ha reunido por primera vez en esta nueva etapa con el Grupo Socialista. En el Congreso, ha marcado a sus diputados, senadores y europarlamentarios la estrategia que quiere liderar: cambiar al Gobierno del PP y sus políticos a través de acuerdos con Podemos y con Ciudadanos, a los que no ha puesto límites. Pueden ser cinco minutos o puede llegar hasta La Moncloa, ha dicho, pero "lo importante es hacer ese camino juntos", ha dicho.
Por eso, ha anunciado que esta misma semana llamará a los líderes de Podemos, Pablo Iglesias, y Ciudadanos, Albert Rivera, para una primera reunión, que ha admitido que a lo mejor tendrá que ser por separado, y ha lanzado su caña con una propuesta que cree que no podrán rechazar: un rescate a los jóvenes.
Sánchez ha defendido así ante sus parlamentarios la mesa de coordinación con la que quiere que las "fuerzas del cambio" abandonen sus "vetos mutuos" y que pilotará la nueva portavoz socialista, Margarita Robles. Su nombramiento, como el resto de los cambios en la dirección, ha sido aprobado por aclamación por el Grupo Socialista, que después ha recibido con aplausos al nuevo secretario general.
Unos lo han hecho en pie y otros, sentados. Después, el secretario general ha ido silla por silla saludando a todos los diputados, senadores y europarlamentarios, los afines y los que han apoyado a sus contrincantes en la batalla interna. El antiguo portavoz, Antoni Hernando, estaba en la penúltima fila, al mismo nivel que el que fuera su 'número dos' en Ferraz, César Luena. A ambos les ha dado un abrazo, con gesto serio.
Después, y flanqueado por la presidenta y la vicesecretaria general del PSOE, Cristina Narbona y Adriana Lastra, ha hablado ante los parlamentarios. Les ha agradecido el trabajo de estos meses y ha defendido que "el nuevo PSOE es el PSOE de siempre". Y ha insistido en que su "destino" es La Moncloa, un objetivo en el que, ha dicho, sólo compiten con el PP.
Sánchez ha cargado contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y un día después de que éste le pidiera "moderación", le ha contestado exigiéndole "decencia". Una respuesta que recuerda al "usted no es decente" que le espetó en el debate electoral antes de las generales del 20 de diciembre de 2015.
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