La relación correcta que han recuperado en esos meses Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, a propósito de la estrategia a seguir en Cataluña, amenaza con irse al traste a causa de la reforma constitucional. El líder del PSOE se siente traicionado por el presidente del Gobierno ya que, según ha confiado a su entorno: "Me dijo que abriría la Subcomisión constitucional" del Congreso cuando la Comisión de evaluación del modelo autonómico acabe sus trabajos, aseguran fuentes socialistas a Vozpópuli.
Se lo dijera Rajoy así o no (PP y Gobierno lo niegan), lo cierto es que a mediodía del 11 de octubre, Sánchez daba por hecho ante decenas de periodistas el pistoletazo de salida a una reforma de la Carta Magna de 1978 como contrapartida al apoyo socialista a la intervención de la Generalitat vía artículo 155.
Lo hacía después de hablar con su interlocutor varias veces por teléfono a lo largo del día anterior, concluyendo con una reunión de ambos a solas en La Moncloa desde las 22.00 hasta pasada la medianoche; era el colofón a las muchas citas, unas públicas y otras no, que habían venido manteniendo desde el 6 y 7 de septiembre por el agravamiento de la situación política tras la aprobación en el Parlament de Cataluña de la Ley de Referéndum y la ley de Transitoriedad.
El problema es que, en el mes que transcurre entre ese 11 de octubre y el 15 de noviembre, fecha en que se constituye la Comisión de evaluación del modelo autonómico en el Congreso, suceden muchas cosas políticamente relevantes; y todas en el sentido contrario al que quiere un Pedro Sánchez que seguía aferrándose a la promesa del jefe del Ejecutivo tras la aplicación del 155.
El PP enfría públicamente las expectativas del PSOE sobre la reforma constitucional porque Ciudadanos, Aznar y el sector más duro del partido no aceptan que sirva de "pago en diferido" al nacionalismo
La principal, que el PNV no solo no acepta la presidencia de la comisión -como le propuso Ferraz- sino que ni siquiera participa en la misma porque no ve "adecuado" (Aitor Esteban) empezar semejante desafío en plena campaña electoral catalana y con todos los puentes rotos entre independentistas y constitucionalistas; tras los comicios del 21-D, ya se verá. PDCat, ERC y Podemos se niegan en redondo a participar con el argumento de que nunca se van a prestar a legitimar la intervención de la Generalitat.
El resultado es que la comisión nace aquel 15 de noviembre muerta en el sentido de preámbulo a la reforna constitucional que siempre han querido darle el líder socialista y sus más directos colaboradores en la Ejecutiva Federal. Y el acta de defunción se lo pone el secretario general del Grupo Popular, José Antonio Bermúdez de Castro, al afirmar a la entrada: "No venimos con la idea de reformar la Constitución".
"A lo que viene el PP a la Comisión es a hablar de la modernización y evaluación del Estado autonómico: Que nadie espere de nosotros otra cosa", insistía el portavoz de un PP muy presionado por Albert Rivera y Ciudadanos, por un lado, y por el flanco derecho del partido, capitaneado por José María Aznar, por otro, para que la reforma constitucional no sea "un pago aplazado" a los nacionalistas.
No habrá apertura "automática" de una subcomisión en la Comisión Constitucional del Congreso porque Rajoy no quiere generar una expectativas que luego se frustren por falta de consenso básico
Desde el Gobierno se insiste a este periódico en que Rajoy "nunca" se ha comprometido con Pedro Sánchez a abrir de forma "automática" una subcomisión constitucional cuando acaben los seis meses de trabajo de la comisión de evaluación autonómica; "le dijo que depende de las circunstancias, como todo en la vida", añade una de las fuentes consultadas.
De ahí que ayer, cuando Sánchez instó públicamente al presidente del Gobierno a cumplir su palabra -"usted se comprometió conmigo a, en seis meses, abrir el candado de las transformaciones que tanto necesita España"-, Mariano Rajoy le respondiera inmediatamente: "Nosotros estamos ahí atentos a los planteamientos que nos puedan hacer todos, pero los compromisos siempre los he cumplido y seguiré haciéndolo en el futuro".
Tras esta frase, el presidente del Gobierno esconde su recelo a abrir el melón de una reforma constitucional precisamente cuando más lejana se presenta la posibilidad de generar un consenso en torno a la misma similar al que obtuvo hace 40 años el nacimiento de la Carta Magna.
Y en el PSOE, fuera del círculo más próximo a Sánchez, se tienen muchas dudas de que la comisión dé sus frutos por los puntos de vista antagónicos de partida. "Ciudadanos y el PP están ahí sin ninguna gana, mirándose de reojo, y estamos empujando en una cosa que para los nacionalistas va a ser difícil de aceptar porque nosotros mismos hemos dicho que es contrapartida al 155".
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