El nuevo Gobierno tendrá claro, así lo ha advertido el propio Mariano Rajoy, que si no es capaz de garantizar con el concurso del PSOE los compromisos presupuestarios con Bruselas, y la oposición parlamentaria impone una especie de orgía en el gasto público, España irá a nuevas elecciones. La declaración de guerra que ayer le hizo Pedro Sánchez a la gestora que dirige temporalmente su partido, no ha hecho sino sembrar la incertidumbre sobre la estabilidad del Gabinete que tomará posesión la semana entrante, pues en las filas socialistas se admite que el exsecretario general ha convertido en crónica la crisis interna y será difícil controlar la organización de aquí a la celebración del congreso extraordinario.
En el grupo parlamentario surgen voces que no dan a la gestora más de tres meses de vida
La disidencia en el grupo parlamentario socialista no es un problema menor. Ayer exhibieron su ‘no’ a Rajoy 15 de sus 83 diputados: siete del PSC, dos independientes por Madrid, uno del País Vasco, otro de Aragón, uno más de Galicia, dos de Baleares y un último de Castilla y León. Los más significados de este grupo son Meritxell Batet, estrecha colaboradora de Sánchez, Margarita Robles, Susana Sumelzo y Odón Elorza. Las presiones de última hora de la gestora llevaron a la abstención “por imperativo” a las parlamentarias Adriana Lastra y María González Veracruz, estrechamente ligadas al anterior secretario general, mientras que el exresponsable de Organización César Luena y el exlendakari Patxi López, se sumaron al mandato del comité federal y se abstuvieron sin adornos como hicieron los 66 diputados restantes de su formación.
Fuentes del PSOE admiten que aunque el retrato de la disidencia no es demasiado inquietante, la procesión del malestar va por dentro del grupo parlamentario y éste no podrá aguantar durante mucho tiempo con un portavoz como Antonio Hernando, completamente desacreditado por el papel que ha jugado desde la dimisión de Sánchez. A ello se suma un proyecto sin identificar y lleno de contradicciones.
Mariano Rajoy, consciente ayer tarde de que ya tenía bien amarrada la abstención de la mayor parte de los diputados socialistas, fue mucho más rotundo que el jueves en sus advertencias. “Necesitamos un Gobierno capaz de gobernar, no de ser gobernado. No podremos sobrevivir con un Gobierno al que le falten los apoyos, sería ruinoso para España. No es razonable gobernar sin Presupuestos porque es nuestra principal herramienta de trabajo. Hay cosas innegociables como la unidad de España, los compromisos con la Unión Europea y la estabilidad presupuestaria”.
Javier Fernández mantuvo con Alberto Núñez Feijóo una larga conversación en la tribuna de invitados
Los avisos del presidente a la bancada socialista fueron todavía más allá y de ellos fue testigo el presidente de la gestora, Javier Fernández, quien no paró de hablar con Alberto Núñez Feijóo en la tribuna de invitados. “No estoy dispuesto a derribar lo construido, que nadie espere la demolición de lo que hemos hecho, no haré ese daño a los españoles, no me impongan lo que no puedo aceptar. No se sostiene dar paso a la investidura y luego desamparar al Gobierno que salga de ella. No pido la luna, solo un Gobierno previsible, no pido un cheque en blanco, solo madurez”.
Las advertencias han sido inmediatamente registradas en los dos principales partidos. “A estas alturas, desconocemos si la gestora del PSOE está en condiciones de dar una cobertura fiable a los pactos que podamos negociar. Por otra parte, la duración de éstos vendrá condicionada por un congreso de resultado incierto”, aseguran fuentes del PP.
En las aguas más neutrales del Partido Socialista se llegó ayer a una conclusión similar después de escuchar horas antes a Sánchez. “Lo que ha hecho es instalarnos en la provisionalidad durante un largo periodo, inyectando a la legislatura que ahora arranca mucha inseguridad. Al final, van a tener razón los compañeros que en el comité federal pronosticaron que hemos entregado a Rajoy el control de los tiempos electorales”, afirma un diputado alarmado por el largo calvario que aguarda a su organización.
En el PSOE se reconocen las dificultades que habrá para dar una cobertura segura a los pactos con el PP
En el grupo parlamentario socialista empiezan a surgir voces que no dan a la gestora que preside Javier Fernández más de tres meses de vida. “Es una gestora floja, al servicio de Susana Díaz, en la que ni siquiera Javier [Fernández] se siente cómodo. Es muy probable que se vea obligada a convocar antes de lo que tenía previsto el congreso federal y que la presión de Sánchez para ello se haga insoportable”, asegura otro diputado que ayer aceptó a regañadientes la abstención y ve a su partido entre la espada y la pared. “Lo tenemos roto, con Rajoy amenazando con terceras elecciones y Podemos entrenándose para hacernos la vida imposible. En suma, el peor de los escenarios”, resumía anoche en los pasillos del viejo Palacio de la Carrera de San Jerónimo.