Política

Sánchez teme que EEUU cambie España por Marruecos como socio militar estratégico

El presidente del Gobierno sospecha que Trump pondrá las cosas difíciles en el flanco Sur, la obsesión geopolítica del Ejecutivo

Según ha sabido este diario, Pedro Sánchez teme que Donald Trump cambie España por Marruecos como socio militar estratégico a las puertas del Mediterráneo. Es más, dispone de información que apunta a que el nuevo gobierno estadounidense no está poniendo las cosas fáciles a España en el flanco Sur, la obsesión geopolítica del Ejecutivo. En menos de dos meses, desde que tomó posesión como presidente de Estados Unidos, Trump ha revolucionado el mundo.

El magnate estadounidense ha empujado a la Unión Europea al abismo. Los 27 se enfrentan al colosal desafío de levantar una infraestructura de defensa que les permita emanciparse de Washington para protegerse de la amenaza rusa. El cambio geopolítico emprendido por la primera potencia del planeta tiene muy preocupado al Gobierno español. Una fuente diplomática de alto nivel explica a este diario la puerta al infierno que se ha abierto en el Sur de España: "Las perspectivas en esa zona no son brillantes. Al tener EE.UU. e Israel gobiernos muy hostiles a España y ser los dos socios estratégicos clave para Marruecos, la cosa no pinta bien. A la vez, España tiene una relación muy fría con Argelia, que es socio de Rusia, el otro actor fundamental en la zona".

España, pues, está atrapada en una maraña de intereses contrapuestos. Y eso que el Gobierno de Sánchez logró que la OTAN incluyera varias menciones al flanco Sur en su último concepto estratégico, fijado en la cumbre de Madrid de 2022. La Alianza Atlántica reconoció entonces que la inestabilidad en el norte de África y Oriente Medio afecta directamente a la seguridad de todos los aliados y de sus socios más allá de España. El Ejecutivo de Sánchez lo vendió como un éxito diplomático de primer orden, porque logró que se mencionara explícitamente que la región enfrenta "problemas interconectados en materia de seguridad, demografía, economía y política".

En efecto, la región del Sahel, el Norte de África y Oriente Medio son focos de actividad terrorista. Algunos grupos aprovechan la falta de gobernanza para expandir su presencia. Además, en el concepto de la OTAN se menciona que los "competidores estratégicos", como Rusia y China, están instrumentalizando la migración, manipulando el suministro energético y promoviendo campañas de desinformación. Aunque el concepto estratégico no achaca explícitamente a Rusia el papel de principal agitador del flanco Sur, sí subraya que Moscú está aprovechando los conflictos en la zona y la fragilidad gubernamental de esos estados para reforzar su presencia e influir en los equilibrios geopolíticos del continente. Para más inri, Estados Unidos parece, según la información de que dispone el presidente español, estar jugando otras cartas.

Estados Unidos, sobre el papel, continúa siendo un aliado clave de España dentro de la OTAN, pero en el flanco Sur su prioridad es Marruecos, al que considera su principal socio en el norte de África. Cabe recordar que reconocieron la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental -precisamente bajo la administración Trump en 2020-, aunque Biden no rectificó. Sánchez logró encauzar las relaciones con los Estados Unidos tras la crisis diplomática con Marruecos en mayo del 2021. 'Solo' tuvo que cambiar de política sobre el Sáhara y pactar la ampliación de la base de Rota. Pero Washington sigue suministrando apoyo de inteligencia y armamento avanzado a Marruecos, incluyendo drones, misiles y sistemas de defensa. La gran rivalidad entre Marruecos y Argelia tampoco ayuda. España podría recurrir a Argel para contrarrestar el peso de Rabat. Pero la relación con los argelinos está en coma.

Argelia ha sido históricamente un proveedor clave de gas para España, pero la relación se ha roto en los últimos años tras el cambio de postura propiciado por Sánchez sobre el Sáhara Occidental, que se alinea con Marruecos y reconoce su propuesta de autonomía para el territorio. Argel lo interpretó como una traición y rompió relaciones comerciales con España. El problema es que Argelia es clave para la estabilidad del Sahel, donde España tiene intereses estratégicos y misiones militares en la lucha contra el terrorismo yihadista. Sin una relación estable con Argelia, España pierde influencia en una región crítica.

La frontera entre Marruecos y Argelia está cerrada. Ninguno de los dos países está dispuesto a relacionarse en pleno pulso por la hegemonía. Ambos miran con el colmillo goteante al Sáhara, un territorio rico en hidrocarburos, sulfato, hierro y con salida al Atlántico, zona rica en pesca. Precisamente esa salida al océano es un interés primordial de Argel, comprimida entre el desierto y el Mediterráneo. Pero pintan bastos para el gobierno de Abdelmadjid Tebboune, porque Marruecos ha logrado que las principales potencias occidentales reconozcan su propuesta de autonomía para el Sáhara como la más "seria y creíble" para resolver el conflicto entre el Frente Polisario, apoyado por Argel, y Rabat.

El gran problema es que esa postura reconoce de facto la soberanía marroquí sobre el Sáhara. España, en cualquier caso, ha dejado claro que le interesan más las relaciones con Marruecos que con Argelia. Las fuentes consultadas explican que a Madrid le unen muchos más lazos económicos, políticos, de seguridad, defensa y territoriales con Rabat. Pero la situación se puede volver insoportable para los intereses nacionales. Las políticas de la administración Trump presentan desafíos para España en su patio del Sur. La imposición de aranceles, el fortalecimiento de su alianza con Marruecos, las tensiones con la Unión Europea y los cambios en políticas migratorias y de seguridad son factores que ya están debilitando la posición estratégica española en la región.

 

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