El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, inició el pasado domingo un camino de desmarque con el Gobierno, criticando con dureza las cargas policiales en el 1-O y avisando de que exigiría responsabilidades, pero culminó su giro ayer al sorprender a todos apuntando a la número dos del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, con una reprobación. Y el movimiento ha roto ya el cierre de filas que, pocas horas antes, habían hecho las federaciones con Ferraz en la respuesta al desafío independentista. En algunos territorios y sectores del partido no entienden este movimiento, que tildan de "inútil" y, lo que es peor, "absolutamente inoportuno", en un momento en el que el PSOE debe mostrarse "leal".
Hasta ayer, el foco estaba en el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, a quien se deslizaba en Ferraz como el responsable de las órdenes políticas que llevaron a las cargas policiales. Sin embargo, la portavoz del Grupo Socialista, Margarita Robles, anunció ayer que su partido quiere la reprobación de la vicepresidenta del Gobierno porque considera que a ella le corresponde la "responsabilidad última" de que la actuación del domingo dejara "centenares de heridos".
Desde la dirección federal defienden que se ha puesto en el objetivo a Sáenz de Santamaría porque es a quien el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, encomendó la gestión de la crisis en Cataluña y por eso es la "máxima responsable" de lo que ha ocurrido estos meses y también el pasado domingo.
Sin embargo, estas explicaciones ni tranquilizan ni convencen a muchos socialistas, que no entienden que, un día después de reiterar al presidente del Gobierno su lealtad en el apoyo al Estado de Derecho, cargue contra su número dos. Y que lo haga mientras sigue creciendo la tensión en las calles en Cataluña y a pocos días de que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, consume, como todos creen que va a hacer, la declaración unilateral de independencia.
En este contexto, algunos socialistas consideran que es una "frivolidad" plantear este tipo de iniciativas políticas y muchos insisten en que no tendrá ningún resultado y, además, supone una distorsión cuando el PSOE no puede moverse del apoyo a la legalidad y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que están siendo "expulsados de Cataluña como si fuesen apestados".
Algunos socialistas consideran que es una "frivolidad" plantear este tipo de iniciativas políticas y muchos insisten en que no tendrá ningún resultado
Las críticas llegan de sectores y de federaciones tradicionalmente críticos con Pedro Sánchez, pero que en las últimas horas habían expresado su apoyo a la posición de la dirección federal. Su respuesta a la jornada del 1-O generó un respaldo cerrado y raro en el PSOE: fue unánime la valoración de que su mensaje en la noche del domingo fue el que tenía que ser.
"Desde el PSOE de Andalucía suscribimos, ratificamos y apoyamos al cien por cien la declaración realizada por el secretario general". Éste fue el mensaje el lunes de Juan Cornejo, número dos de la federación más crítica con Ferraz, la andaluza, y que, con mayor o menor efusividad, compartieron en el resto de territorios.
Críticas desde Andalucía
Pero el escenario ahora es diferente, aunque por el momento son pocos los que lo dicen en público. Sí lo expresó ayer un miembro del Gobierno de Susana Díaz. Su consejero de Economía y Conocimiento, Antonio Ramírez de Arellano, dejó ver su discrepancia en Twitter.
Reprobación que procede: Puigdemont y Junqueras. Actuación de la policía: fórmulas de control democrático, fórmulas del estado de derecho https://t.co/wqJRGLGmxC
— Antonio Ramírez de Arellano (@ARdeArellano) October 3, 2017
En privado, otros socialistas andaluces lamentan que esta iniciativa no es lo que corresponde en este momento y apuntan que el debate podría tener lugar ya después de que se hubiera declarado unilateralmente la independencia de Cataluña.
También elevó su crítica el expresidente de la Junta de Castilla-La Mancha José María Barreda. En conversación con este periódico, el diputado por Ciudad Real se mostró "absolutamente en contra" de esta reprobación por "inoportuna", una iniciativa que se ha anunciado mientras los policías y los guardias civiles desplazados a Cataluña para impedir el 1-O están siendo "acosados".
En conversación con este periódico, el expresidente José María Barrera se mostró "absolutamente en contra" de esta reprobación por "inoportuna"
Pero además criticó que la dirección lo haya planteado sin preguntar al Grupo Socialista. Según fuentes consultadas por Vozpópuli, la posibilidad de ir a por Soraya Sáenz de Santamaría tampoco se planteó en la reunión de la Comisión Permanente de la Ejecutiva Federal el pasado lunes.
La opinión del consejero andaluz y de Barreda está muy extendida. En privado, muchos diputados socialistas no entienden la estrategia y defienden que el objetivo tenía que ser el ministro del Interior, porque si se va más arriba habría que pasar directamente a la cabeza del presidente del Gobierno.
Y el secretario general ya dijo el pasado domingo que está comprometido con la "estabilidad" y que no se va a sumar a la moción de censura que, casi a diario, le pide Podemos. Sánchez quiere mantener la interlocución con el presidente del Gobierno, con quien mantiene una comunicación fluida desde que estalló la crisis, y ha dejado de lado la petición de dimisión que recuperó en julio por la trama Gürtel.
Pero el desconcierto no ha cundido sólo entre sus críticos. En el PSC también hay dudas sobre la reprobación de Sáenz de Santamaría. Algunas fuentes apuntan que hubiera sido más útil cuestionar a Zoido y comparten que, si no van a apoyar una moción de censura, la reprobación de la número dos del Gobierno no se entiende.
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