Pedro Sánchez vincula el futuro de Juan Espadas al frente de la federación socialista a lo que decida la militancia del PSOE en Andalucía. La federación socialista más grande de España atraviesa un momento complicado, con su secretario general cada vez más cuestionado tanto dentro como en Ferraz. Él mismo quiere mantenerse al frente ante la falta de un candidato alternativo. Por el momento, solo la corriente alternativa Izquierda Socialista -integrada en la ejecutiva- ha salido en defensa del exalcalde de Sevilla. Pero lo cierto es que hay espacio para que emerja otro liderazgo antes de que se celebren las primarias.
Juan Espadas no ha logrado ninguna señal de respaldo desde la dirección socialista, lo que supone la señal definitiva que necesitaban los críticos para intentar su relevo. Los socialistas andaluces celebrarán su XV Congreso Regional en febrero en Armilla (Granada) y acudirán con el temor de que el PSOE de Andalucía se convierta en una versión del partido en Madrid, en el que cada poco tiempo se plantean renovar el liderazgo y no reforzarlo. A todo esto hay que sumar que pronto tendrán que celebrar la elección de los secretarios provinciales. Es más, eso explica buena parte del ruido interno y del señalamiento a Espadas.
El futuro de muchas direcciones provinciales está supeditado a lo que ocurra en el congreso regional, al igual que los equilibrios territoriales internos. Por eso, son muchos los dirigentes que aguardan a los próximos movimientos de Ferraz y al alcance que tiene el sector crítico en sus provincias para marcar sus posiciones. Por ahora, el más beligerante es el líder en Cádiz, Juan Carlos Ruiz Boix. Su movimiento abierto contra Espadas hay que entenderlo en clave interna, pero también de reacción a un sector crítico del que forman parte los alcaldes de Rota, Chiclana o los diputados Irene García y Rafael Márquez.
Espadas ve un éxito la composición del Comité Ejecutivo federal del PSOE, con 21 andaluces. Aunque María Jesús Montero o Alfonso Rodríguez Gómez de Celis continúan por elección de Pedro Sánchez, no por cuota de Juan Espadas. El PSOE andaluz tiene, además, a 61 diputados en el Congreso. Son demasiados para que Ferraz salga a perder las autonómicas andaluzas, que abrirán el nuevo ciclo electoral en España en 2026. De la última rueda ante las urnas, sólo se salvaron las diputaciones de Sevilla y Jaén, dos territorios que marcarán en gran medida la continuidad de Espadas. Y es que el jiennense Juan Francisco Serrano es, al día de hoy, el candidato con más opciones para el cambio.
En cualquier caso, será Espadas quien liderará la oposición en el debate parlamentario sobre la comunidad. Por eso, el sector crítico decidió postergar la fecha de presentación de su candidato. Eso sí, las candidaturas se deben presentar entre la primera semana de enero y el 1 de febrero. Y en caso de que finalmente haya más de un candidato, votarían en primarias los más de 40.000 militantes socialistas.
Lo cierto es que Ferraz ya señala abiertamente el "gran problema" de Andalucía. Espadas ha sido señalado y, según las fuentes consultadas en el partido, haría bien en prepararse para una embestida que les descabalgue. De hecho, en el PSOE andaluz ya se mueve la expresidenta Susana Díaz, quien metió el dedo en la yaga para restregar a Sánchez y a Espadas que ahora ambos firmarían sus resultados de 2018. El PP ha ganado con normalidad en cada elección en Andalucía desde que Juanma Moreno es presidente. Y eso preocupa mucho en un partido que siempre tuvo más allá de Despeñaperros uno de sus graneros de voto más importantes junto con Cataluña.
El PSOE está empeñado en circunscribir los resultados en Andalucía a una mera cuestión de cambio social autonómico. Pero olvida que Andalucía no es un subsistema electoral extraterrestre, como pueden serlo Galicia, Cataluña o País Vasco. Los andaluces votan en sus comicios con más conciencia nacional que catalanes, vascos y gallegos. Y el temor es ese, que hayan girado ya hacia al PP y sean irrecuperables.
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