Pedro Sánchez advirtió en 2019 a Albert Rivera sobre el "efecto trampolín". "Quien sube con mucho ímpetu cae a la misma velocidad", vino a decir el presidente socialista. Vox afronta su etapa decisiva, cuatro años hasta 2028 en los que deberá consolidar su continuidad y demostrar que no es "otro Podemos" u "otro Ciudadanos", como apuntan los críticos. Al contrario que Rivera o Pablo Iglesias, Santiago Abascal sigue en la primera línea política, y acumulará tras este mandato 14 años de Presidencia. En Vox sí hay críticos, por mucho que lo niegue la oficialidad del partido, pero también es cierto que no hay ningún líder en la formación al margen de Santiago Abascal.
Su candidatura única demuestra que, pese a las voces discordantes, no hay nadie salvo Abascal dispuesto a tomar las riendas de la formación. O, al menos, con el apoyo suficiente para arrebatar el bastón de mando a su líder. Este sábado, Abascal se presenta a su reelección como líder de Vox acompañado de una ejecutiva nacional ampliada y con voces de los territorios.
Ha conseguido acallar a críticos como Javier Ortega Smith, que siendo vicepresidente llegó a afirmar públicamente: "Vox no nació como un 'modus vivendi', Vox no nació como una agencia de colocación de amigos, Vox nació y debe ser siempre así como vocación de servicio a los españoles". Ortega Smith seguirá al lado de Abascal como vocal de su Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y al frente de Vox en el Ayuntamiento de Madrid.
Una victoria para la cúpula de Vox y su líder, que están hartos de que se hable de "crisis interna" ya que consideran que se trata de "ruido mediático" que busca minar su marca en beneficio del Partido Popular. Esta semana, Vozpópuli publicaba una exclusiva de impacto: Iván Espinosa de los Monteros sondea la creación de un nuevo partido. Una información que ha generado gran revuelo en la formación, que se debate entre los que creen que no dará el paso y los que dan por hecho que la apuesta de Espinosa es una realidad.
Precisamente, una de las razones para adelantar la Asamblea General, como ha explicado Abascal este viernes en Cope, es acallar el torrente informativo sobre la situación interna del partido y poder centrarse en las próximas citas electorales: Galicia, Europa y País Vasco.
Retos internos de Vox
En el nuevo organigrama de Abascal, Ignacio Garriga asume la Secretaría General y la Vicepresidencia. Garriga es un nombre que nunca aparece en los medios asociado a disputas internas del partido, al contrario que el ya exvicepresidente Jorge Buxadé, que sigue como vocal. Los mandos de Bambú quieren que se empiece a hablar de política y cerrar el capítulo las cuestiones internas.
Cuando un partido crece, como lo ha hecho Vox en los últimos años, es inevitable que los encontronazos surjan. Más allá de una confrontación ideológica -las famosas dos almas de Vox-, lo que realmente requiere un abordaje del nuevo CEN es el modus operandi con las regiones. El malestar en las provincias nace fundamentalmente, como ha podido comprobar este periódico a través de múltiples conversaciones, por la férrea vigilancia sobre ellos que ejerce Bambú, llegando a censurar hasta comentarios en Twitter. Hay quien considera también que el partido debe ser más democrático, como apunta su manifiesto fundacional, permitiendo el debate constructivo y las discrepancias. Esta nueva etapa es una oportunidad para abordar esta realidad, que tantas fricciones ha generado.
Frenar a Sánchez y la amnistía
Más allá de temas internos, los retos del partido son tan grandes como las amenazas al Estado de Derecho que suponen la amnistía y las concesiones a Bildu, ERC, Junts y PNV. Vox seguirá planteando la lucha en las calles -ahora ya al margen del Partido Popular- y en los tribunales. Su última querella tiene como blanco los miembros socialistas y de Sumar de la Mesa del Congreso que admitieron a trámite la ley de amnistía.
Cansados de la negativa del PP a desarrollar una estrategia común contra Sánchez, Vox hará la guerra por su cuenta. Ambos partidos se enfrentarán también en los comicios gallegos, un examen clave para la nueva cúpula. Si el partido consigue mejor resultado que en 2020 servirá para reforzar a Abascal. Pero si recoge menos apoyos en las urnas deberá asimilar que el partido se encuentra en fase descendente y que el 23-J no fue un tropiezo puntual.
Vox también deberá luchar para apoderarse del mensaje de Javier Milei en España. El presidente argentino ha abierto un camino que genera una ilusión y una atención global inusitadas. Basta ver el impacto de su discurso en el Foro de Davos en comparación con el resto de participantes. Un discurso que gusta y mucho a Iván Espinosa de los Monteros y a los diputados que fueron apartados por Bambú.
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