Carles Puigdemont intentó ayer declarar Cataluña independiente de España a la eslovena, esto es, diferida "unas semanas", formalmente para negociar con el Estado español durante ese tiempo pero en realidad en espera de ser reconocida por otros países, como hizo la República Eslovena respecto a Serbia en 1991. Lo hizo en un discurso al pleno del Parlament que disgustó mucho al socio de Junts pel Si, la CUP, que ha roto relaciones parlamentarias con el Ejecutivo catalán.
No obstante, y a pesar de que este escenario pudiera desembocar en elecciones anticipadas, Mariano Rajoy ha decidido no dar más margen a la incertidumbre e inestabilidad y esta mañana empezará aplicar el artículo 155 de la Constitución para desalojar a Puigdemont de la Generalitat. Ha convocado a las 9.00 de hoy un Consejo de Ministros extraordinario que le conminará a deponer su actitud; si no lo hace, el viernes el Consejo de Ministros pondrá en marcha medidas para desalojarle del poder.
Horas antes de esa decisión crítica, mucha de la gente que a miles se había concentrado frente al Parlament, en el Parc de la Ciutadela con banderas esteladas, se fue yendo rápido tras escuchar que proclamaba la República catalana pero la dejaba sin efectos un tiempo; y a los dirigentes de la CUP, directamente les encolerizó.
Los cuperos no tardaron en lanzar vía Twitter acusaciones de "¡traición!" contra su hasta ahora socio, el presidente de la Generalitat, mientras los ciudadanos independentistas acabaron yéndose al poco que empezaron a hablar los portavoces de Ciudadanos, PSC y PP.
Que todo había ido mal para ellos lo certificó escuchar a la portavoz de la CUP, Anna Gabriel, "lamentando" toda la sesión. "¿Suspendemos para negociar con quien?", se preguntaba Gabriel. "Tal vez hemos perdido una ocasión", decía apesadumbrada mientras sus fieles en el Parc de la Ciutadela se iban a casa.
El doble juego: suaves en la forma e inequivocamente independentistas en el documento que han firmado los 72 diputados, decidió a Rajoy a llamar a Sánchez para pactar la aplicación del 155 a la Generalitat
Quizá para compensar ese enfado, a las 21.30, los 72 diputados que suman Junts pel Si y la CUP fueron citados en el Auditorio del Parlament para firmar una "Declaración de los Representantes de Cataluña", de inequívoco tinte independentista: "Constituimos la República catalana como Estado independiente y soberano de Derecho, democrático y social".
Esto fue lo que decantó a citar a Pedro Sánchez al filo de las 22.00 en La Moncloa para explicarle que España no aguanta más inestabilidad y que hoy el Consejo de Ministros adoptará las primeras medidas. De hecho, las tres asociaciones de fiscales firmaron anoche un documento conjunto en el que,
Horas antes, todo lo que ocurrió en el Parlamento estuvo rodeado de suspense desde su inicio hasta el final, porque Puigdemont no replicó a la oposición ni a los suyos. Puro trámite, pasar el trago de tener que recular después de haber llevado a su país a una ruptura con España y que, paradójicamente, ni la CUP ni buena parte de los suyos, Junts pel Si, reconocen como tal. Un fracaso político en toda regla que acabará en elecciones autonómicas anticipadas convocadas por la Generalitat provisional que se nombre o, directamente, por el Consejo de Ministros.
A la hora de inicio fijada para el pleno, las 18.00, se añadió otra de retraso debido a que la CUP, informada extraoficialmente del contenido del discurso del presidente de la Generalitat se negaba a aceptarlo. Se vivieron minutos de mucha tensión y caras largas. Finalmente, a las 19.00 se subió Puigdemont a la tribuna de oradores del Parlamento catalán para señalar que Cataluña se ha ganado el derecho a la independencia y a ser "un Estado en forma de república".
La brecha entre Junts pel Si y la CUP se agranda, en medio de acusaciones de "traición" al ansia independentista de los 2,4 millones de catalanes que votaron en el referéndum ilegal del 1-=
Evitó expresamente optar por la vía más directa a la independencia, en un intento de "desescalar la tensión", que calificó como un "gesto de generosidad y responsabilidad" con el que esperaba "abrir un tiempo de diálogo con el Estado español". Demasiado tarde, a juzgar por lo que le tiene preparado hoy el gabinete de Rajoy.
La situación era tan confusa que hasta La Moncloa tardó casi tres horas en reaccionar; y eso que el presidente y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, estuvieron toda la tarde allí siguiendo los acontecimientos. Poco después de concluir el discurso se indicaba que era "inadmisible" esa "declaración implícita de independencia", pero la convocatoria de urgencia a Pedro Sánchez a las diez de la noche empezó a dar idea de lo que se cocía.
Hoy, horas después del Consejo de Ministros Extraordinario, el presidente del Gobierno comparecerá en el Congreso a explicar todo. Anoche, Sáenz de Santamaría compareció para explicar por qué el Gobierno pasa a la acción porque Carles Puigdemont ha sumido a Cataluña en "su mayor nivel de incertidumbre", con un discurso de alguien que "no sabe dónde está, a dónde va ni con quién quiere ir". Pese a todo, la Fiscalía general del Estado anoche prefería no mover nada en términos penales, "por el momento".
La oposición constitucionalista pide elecciones autonómicas ya para salir del impasse en que Puigdemont ha metido a Cataluña y que se acabe este período de incertidumbre
Antes que ella ya se habían cebado parlamentariamente con Puigdemont los portavoces de la oposición, que ven, todos, más cercanas que nunca unas elecciones anticipadas después de que la CUP deje tirado a Junts pel Si. Inés Arrimadas, de Ciudadanos, comentó que para ella sí ha habido declaración de independencia "a plazos" o "en diferido" que es, en el fondo, un "golpe a la democracia".
Distinta opinión del líder del PSC, Miquel Iceta, para quien no ha habido declaración de independencia. "No puede suspender una declaración (de independencia) que no ha hecho" y le ha pedido convocar elecciones para que los catalanes voten "con garantías", porque "no queremos volver atrás 300 años ni cuarenta".
Y el presidente del PP catalán, Xavier García Albiol,le pidió un plan de diálogo viable con el Ejecutivo. "¿De qué quieren hablar, de cómo volamos la soberanía nacional, de si lo hacemos en dos, cuatro u ocho meses?", preguntado a Carles Puigdemont antes de darle una negativa rotunda.
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