Política

Un sector del PSOE quiere la entrada de Podemos en el próximo Gobierno

No obstante, siguen siendo mayoría los que creen que Sánchez formar un Ejecutivo con socialistas y, como mucho, independientes, para no dejar a Rivera el centro político 

Pedro Sánchez tiene ante sí una difícil papeleta: si deja a Podemos fuera de su próximo Gobierno, la mayoría parlamentaria que lo sustentará durante cuatro años será más inestable, y si lo mete, Albert Rivera se queda con el centro político y tendrá más al alcance de la mano el sorpasso al PP de Pablo Casado; algo que el presidente del Gobierno no quiere.

De momento, la consigna tanto en la Moncloa como en la sede socialista de la calle Ferraz sigue siendo que el PSOE formará un ejecutivo "monocolor", mediante un pacto de legislatura básico con Podemos y apoyos de otras formaciones (ERC, PNV). Y eso  no va a cambiar, por lo menos, hasta que el 26 de mayo por la noche se abran las urnas de las elecciones autonómicas y municipales.

Pero el debate sobre la cohabitación con Podemos, ahora soterrado, está "abierto", confirman a Vozpópuli diversas fuentes parlamentarias y del propio Ejecutivo socialista. Sánchez quiere comprobar antes de decidir cuántos ayuntamientos del cambio vuelven a manos de una coalición PP, Ciudadanos, Vox, porque no las tiene todas consigo.

Si Vara, Page o Lambán necesitan a Ciudadanos para seguir en el poder, se impondrá la "geometría variable" que Sánchez viene defendiendo desde el 28-A

Peligran para la izquierda del pacto PSOE/Podemos en 2015 el Madrid de Manuela Carmena, Zaragoza (Pedro Santisteve), y A Coruña (Xulio Ferreiro). Se salva Valencia (Joan Ribó). Y en autonomías como Aragón, con un ecosistema político cada vez más pluripartidista -PSOE, PP, Unidas Podemos, C's, Partido Aragonés y Chunta Aragonesista- es una incógnita qué ocurrirá con el futuro político de Javier Lambán.

Más claro para repetir parecen tenerlo el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, a quien el CIS pronostica que quedará cerca de la mayoría absoluta, y el castellano-manchego, Emiliano García-Page. El problema es que su socio de gobierno ya no podrá ser Unidos Podemos, según todos los indicios, sino Ciudadanos. Y eso hace que ellos tres reivindiquen "transversalidad", no echarse en brazos de Pablo Iglesias:

En el cuartel general socialista sospechan que el éxito de la izquierda y los nacionalistas en las elecciones generales no se va a volver a producir por un doble efecto: participación mucho más baja -el 28 de abril votó un 75,7%, cuando en unas locales y autonómicas vota máximo 67%- y un posible reflujo de voto de Vox al PP.

Y si los populares logran recuperar gobiernos de la mano de Ciudadanos, dicen los detractores de dejar entrar a Unidas Podemos al Gobierno, van a tener la excusa perfecta para usar a los ejecutivos regionales como 'arietes' de oposición. Ya lo ha anunciado Rivera a propósito de las subidas fiscales que prepara Sánchez:

En el otro lado, los partidarios -básicamente en la Ejecutiva Federal- de tener amarrado a Podemos sostienen que precisamente porque vienen curvas en materia económica y fiscal, el Gobierno no puede estar al albur de esa geometría variable que proponen Page, otros barones y buena parte de diputados socialistas, porque es "pan para hoy y hambre para mañana".

De momento, la Dirección Federal se va a reunir este viernes para decidir a quien proponen como presidente/a del Congreso, en virtud del pacto al que han llegado con Unidas Podemos. Dos son los nombres que mas suenan en las quinielas: la actual vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y la ministra de Defensa, Margarita Robles.

No se espera ninguna señal por parte de Pedro Sánchez a los suyos respecto a qué va a hacer con el Gobierno.

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