La precampaña hacia las elecciones primarias en el PSOE ya ha arrancado de manera oficiosa a través de los movimientos, de momento sutiles, que han comenzado a hacer las diferentes federaciones. El más reciente procede del PSC, donde Miquel Iceta ha querido dejar claro que el respaldo que dio hasta el final a Pedro Sánchez no obedeció a una identificación personal con su gestión como secretario general, sino más bien a la lealtad debida al líder del partido, como hicieron los socialistas catalanes en el pasado con Felipe González, Joaquín Almunia, José Luis Rodríguez Zapatero o Alfredo Pérez Rubalcaba. Iceta se entrevistó ayer tarde con Susana Díaz en Sevilla para mostrarle sus cartas en un momento en el que está pendiente la reconsideración de las relaciones entre el PSOE y el PSC tras la ruptura de voto ya conocida en la investidura de Mariano Rajoy.
El PSC quiere garantizar la celebración de elecciones primarias mediante la competición de varios candidatos
Este distanciamiento de Sánchez por parte del primer secretario del PSC no implica en modo alguno, según fuentes de esta formación, un acercamiento a la presidenta andaluza, todo lo contrario. Lo que Iceta está tratando de transmitir a las distintas federaciones del PSOE es que trabajará porque haya primarias antes del congreso federal, lo que equivale a decir que apostará porque compitan varios candidatos. Hasta ahora, si algo ha dejado claro la presidenta andaluza en su comportamiento es que estaría decidida a postularse como candidata siempre y cuando el proceso de su elección fuera algo así como un paseo militar, sin aspirantes alternativos, y por aclamación.
Buena parte de las federaciones no se resignan a aceptar estas condiciones, ni siquiera las que más se esforzaron por desalojar a Pedro Sánchez de la secretaría general corriendo el riesgo de que pareciera que operaban a favor de los intereses exclusivos de Susana Díaz. Entre ellas figura la federación castellano-manchega, la extremeña y la valenciana.
Fuentes socialistas van más allá e informan que el mensaje que ha trasladado en las últimas semanas la federación andaluza al PSC, a través de la gestora que preside Javier Fernández, es que estaría dispuesta a enfriar las consecuencias de la indisciplina de voto protagonizada en la investidura de Rajoy por sus siete diputados siempre y cuando el socialismo catalán se desvinculara abiertamente de Pedro Sánchez, la amenaza principal que Susana Díaz sigue contemplando para ella en el medio plazo. Estas fuentes interpretan en esta clave el reciente desmarque de Sánchez por parte de Iceta, como una primera señal de que los avales prestados por el PSC al exsecretario general son agua pasada.
No solo entra en el debate el futuro de Pedro Sánchez sino la idoneidad de Susana Díaz para dirigir al PSOE
En el fondo, el debate que se libra ahora en el Partido Socialista no procede tanto de las posibilidades que puede tener Pedro Sánchez en la reconquista de Ferraz como del apoyo cada vez más menguado que puede acabar teniendo la presidenta andaluza para conseguir sus objetivos. “Está tardando tanto en decidirse que la gente está un poco harta de tanta maniobra y lenguaje críptico. Cada vez que Susana aumenta su exposición, dispara el rechazo contra ella, no solo el de la militancia, porque crecen las dudas sobre si alberga el perfil más adecuado para dirigir la nueva etapa del PSOE”, apunta un parlamentario que respaldó en las primarias de 2014 a Eduardo Madina, después apostó por Sánchez y ahora sobrevive en buena sintonía con la gestora.
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