Política

Los socios de Yolanda Díaz ya fijan agenda propia al margen de Sumar

El liderazgo de la vicepresidenta segunda del Gobierno, ya tocado tras el varapalo de las elecciones gallegas, ha quedado todavía mas en entredicho ante la bajísima participación en las primarias, menor que el registrado por algunas consultas de Podemos

Las sonrisas complacientes que tanto prodigaba Yolanda Díaz en el pasado reciente amenazan con transformarse en un permanente rictus amargo debido a los constantes ‘palos’ políticos que no ha parado de recibir desde que dio comienzo la actual legislatura. Pocos meses después después de revalidar su cargo como ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, la ferrolana, que durante el anterior mandato de Pedro Sánchez logró transmitir una imagen de cierta solvencia e imprescindible para el ‘progresismo’ de izquierdas, parece gobernar en la actualidad un barco que hace aguas por todas partes y cuyo futuro importa cada vez menos a la sociedad en general.

De hecho, ni siquiera parece interesar lo más mínimo a las bases de Sumar, como bien pusieron de manifiesto este fin de semana durante el proceso de elección de la persona encargada de asumir la coordinación general del partido fundado por la abogada y activista gallega. Sobre este particular, los ‘muy cafeteros’ de Yolanda se apresuraron a vender, con gran despliegue de medios y de ‘confeti’, el enorme éxito cosechado por la vicepresidenta en las citadas primarias, en las que obtuvo el 81,6% de los votos, a la par que minimizaban otro dato tan relevante como el anterior. ¿Cuál? Que en la convocatoria tan solo participaron poco más de 8.000 de los 70.000 inscritos que la organización asegura tener. Basta hacer una sencilla regla de tres para comprobar que la cacareada asamblea fundacional de Sumar y la elección de su plana mayor apenas interesó al 11,7% de las bases, una cifra considerablemente inferior a la que cosechó, por ejemplo, el proceso de primarias celebrado por Podemos para elegir a la exministra Irene Montero como candidata a próximas elecciones europeas. En esa convocatoria votaron más de 36.000 inscritos de la formación morada, es decir, casi cinco veces más que en la elección de Díaz.

El sonido de las alarmas es cada vez mayor

Pero quizá no sea esa la cuestión que más preocupa a la dirigente de Sumar, sino su evidente ausencia de liderazgo a la hora de crear un partido dotado con una estructura sólida y con unos ‘satélites’ obedientes a las directrices marcadas desde Madrid. El sonido de las alarmas, que ya había alcanzado una notable intensidad cuando Sumar fracasó en su intento de crear una coalición de partidos de izquierda para presentarse de forma conjunta a las elecciones del 18-F, en las que Yolanda Díaz se metió un enorme batacazo (cero escaños) pese a jugar en ‘casa’, se disparó al máximo volumen cuando, el pasado 13 de marzo, Aragonés decidió adelantar las elecciones catalanas al 12 de mayo ante la imposibilidad de aprobar los Presupuestos autonómicos. En ese momento, todas las miradas de reproche se posaron sobre la ferrolana por haber dejado actuar a su aire a En Comú Podem, o, aún peor, no haber podido o querido controlar a sus ‘socios’ catalanes. En este sentido, la vicepresidenta primera del Gobierno central, María Jesús Montero, no tuvo pelos en la lengua al declarar que Yolanda Díaz “podría haber apretado más” a los comunes.

Pero ahí no acaba la cosa, porque las relaciones de Compromís con sus socios de Sumar tampoco atraviesan su mejor momento y desde la Comunidad Valenciana no paran de llegar, en las últimas semanas, señales de un creciente descontento al considerar la coalición que sus reivindicaciones están siendo aparcadas sin disimulo alguno por el Gobierno central y que la vicepresidenta segunda no está haciendo lo suficiente para presionar a Pedro Sánchez.

Mientras tanto, en Baleares también empiezan a registrarse claras señales de hartazgo por parte de los aliados y supuestos simpatizantes de una Yolanda Díaz que, por lo que se ve, cada vez suma menos y resta más. Lo cierto es que la ferrolana, que nunca fue profeta en su tierra, despierta ahora cada vez menos entusiasmo en otros territorios y parajes, como si su estrella se hubiese apagado o estuviese a millones de años luz. ¿Tendrá que ir a buscarla en uno de esos cohetes que, según afirma, los ricos tienen preparados para escapar de la Tierra si se produce una hecatombe?

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