El PSOE está descolocado. Nicolás Maquiavelo aconsejó a los gobernantes de su tiempo cuidarse de caer en las trampas de los aduladores: "Deben preguntar a menudo, escuchar con paciencia la verdad acerca de las cosas sobre las cuales han interrogado y ofenderse cuando se enteran de que alguien no se la ha dicho por temor". Casi cinco siglos después se podría escribir lo mismo. Es más, los socialistas andan preocupados por quién susurra ahora al presidente, porque Pedro Sánchez ha decidido aislar su núcleo duro de las principales figuras del partido.
Con el destierro del ya ministro de Transformación Digital, Óscar López -una pata negra de la socialdemocracia, aprendiz de Pepe Blanco y fiel colaborador de Alfredo Pérez Rubalcaba-, el presidente del Gobierno se ha quedado 'solo' en la atalaya 'monclovita'. Fuentes del Ejecutivo, en conversación con este diario, bromean con que ahora el líder del PSOE es su propio jefe de gabinete pese al ascenso del prestigioso académico cacereño Diego Rubio, de 38 años, al puesto de jefe de gabinete de Presidencia.
La inquietud en las filas socialistas, no obstante, está justificada. Rubio carece de raigambre socialista. No conoce el partido. Ni sus resortes de poder interno. Se limita a pedir datos y datos casi federación a federación, llegando a provocar cierto hastío. Pero no se ha curtido en los vericuetos de una organización tan compleja como vetusta. Rubio es un desconocido para casi todos en el PSOE e, incluso, en el Gobierno. Algunos ministros, en conversación con este diario, aseguran apenas conocerle. Y eso es lo que les atormenta: no entender el alma del principal consejero del líder. Todos conocen a Santos Cerdán, a María Jesús Montero, Félix Bolaños o al propio Zapatero. Pero Rubio es un alien.
"Sin Óscar López nadie le replicará y hará cualquier cosa", coinciden varias fuentes del partido, donde ha levantado suspicacias la salida de López. "Cuando un presidente cambia de jefe de gabinete es por algo", explica una socialista que conoce bien a ambos, insinuando que ha debido producirse algún roce entre los dos. Otros creen que no hay mal rollo y que todo se debe a un merecido premio para el castellano y leonés quien llevaría tiempo pidiendo su vuelta a la primera línea.
En verdad, López, que llegó al puesto de jefe de gabinete en la remodelación de verano de 2021, ya habría perdido cierta conexión profesional con el presidente. Algunos errores, como el cara a cara con Feijóo, provocaron recelos mutuos. Y la crisis abierta por los cinco días de reflexión que el líder del PSOE se tomó en abril dieron buena cuenta de esa distancia, ya que el ex jefe de gabinete se enteró casi en el momento en que Sánchez publicó la famosa carta.
Los dos se conocen desde hace tres décadas: comenzaron juntos como asistentes en política europea en los años noventa. Se hicieron íntimos; forjaron el trío de los 'chicos de Blanco' junto a Antonio Hernando -adjunto en al gabinete de Presidencia-. Y se distanciaron cuando el aparato del PSOE se revolvió para descabezar a Sánchez. Pero el presidente les terminó reincorporando.
"Oscar es un político que ha hecho de jefe de gabinete un tiempo. Pero lo que le gusta es hacer política y hacerla en primera persona. Ya cuando se formó gobierno él esperaba ser ministro. Consideraba que se lo había ganado. Entonces, Pedro Sánchez no lo estimó oportuno, supongo que porque tenía pensado el cambio de Escrivá en unos meses. Era cuestión de tiempo", explica una fuente con asiento en el Consejo de Ministros.
Toda esa historia compartida era la que permitía a López decir la verdad sin reparos al jefe. Exactamente lo que Maquiavelo recomienda a los príncipes: rodearse de quienes dicen la verdad, como se cita al principio de esta información. Los socialistas consultados dudan de que Rubio sea capaz de tener el arrojo de expresar replicar al presidente y contrariarle. Cuando el líder actúa por su cuenta, en el PSOE se ponen nerviosos, porque no saben por dónde puede salir. Aún se recuerda con estupefacción el amago de renuncia Sánchez. Lo que está claro es que el príncipe vuela solo.
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