Cuando en la última remodelación ministerial Mariano Rajoy encargó a Soraya Sáenz de Santamaría la carpeta catalana, ambos tenían muy claro que sería prácticamente imposible desbaratar el desafío soberanista antes del próximo verano. Fuentes del Gobierno consideran que el calendario judicial que afecta no solo a Francesc Homs sino también a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, impide a todas las partes generar el clima idóneo para alcanzar acuerdos, pese a lo cual la vicepresidenta ha decidido mantener abiertas las líneas de diálogo permanente con los principales actores implicados en el problema. “Vamos a hablar de forma discreta para saber cómo podemos encajar de aquí a seis meses un consenso que respete la legalidad y atienda a algunas de las exigencias que comparte un importante sector de la población catalana”, refieren fuentes gubernamentales.
La vicepresidenta no solo ha escuchado argumentos esperanzadores del ‘número dos’ de la Generalitat, Oriol Junqueras, sino también de su presidente, Carles Puigdemont. Miquel Iceta, desde el PSC, también le ha hecho saber a Sáenz de Santamaría que su formación política quiere ser parte de la solución. El propio Iceta le marcaba al Gobierno la agenda que debe respetar si quiere avanzar en una salida pactada: reforma constitucional, nueva financiación, reducción de la conflictividad competencial, especial sensibilidad con la política educativa, cultural y lingüística e inversiones territorializadas que no generen agravios.
Mientras que desde el PSC se considera una ventaja para esta negociación el nombramiento de Enric Millo como nuevo delegado del Gobierno en Cataluña, fuentes del Partido Demócrata Catalán discrepan de esta percepción. “Millo conoce bien la realidad catalana pero es un oportunista que ni siquiera acabó bien con Unió, su antiguo partido. No le consideramos la persona más idónea para tender puentes, aunque estamos seguros de que será una mera correa de transmisión de lo que le diga la vicepresidenta”, asegura un destacado dirigente del PDC.
El riesgo del botón nuclear
Todas las fuentes consultadas coinciden en la importancia del compromiso alcanzado con Soraya Sáenz de Santamaría de mantener activos los cauces de diálogo de manera permanente, lo que no quiere decir que la negociación vaya a ser un camino de rosas. De hecho, coincidiendo con la cresta de los procesos judiciales en marcha, “habrá momentos en los que vuelva a surgir la posibilidad de pulsar el botón nuclear ya que la senda del referéndum está marcada”, afirma un ministro, refiriéndose a la posibilidad que tiene el Gobierno de aplicar el artículo 155 de la Constitución, el más directo para dejar en suspenso la autonomía catalana, y a las escasa o nula voluntad que tiene de hacerlo.
Las fuentes consultadas en la antigua Convergencia valoran también en su justa medida este riesgo. “Habrá en los próximos meses muchos altibajos en los que aflorarán tensiones y etapas de entendimiento. Lo importante es tener preparada la cocina para el verano, tiempo en el que concluiremos realmente si hay agua en la piscina para llegar a puntos de encuentro”.
En el PSC no se oculta el problema añadido que supone la crisis interna en el Partido Socialista para contribuir a un desenlace razonable. Esta tarde, Miquel Iceta mantendrá un encuentro con la presidenta andaluza, Susana Díaz, uno de los referentes territoriales del PSOE más reacios a que la solución final para Cataluña incorpore privilegios para esta comunidad. Es evidente que la federación andaluza es la que marca la impronta para el resto de los territorios, por lo que Iceta intentará convencer hoy a su interlocutora de que respete el diálogo inaugurado con el Gobierno o, al menos, no lo entorpezca.
Miquel Iceta le pedirá a Susana Díaz que no entorpezca el diálogo que el PSC mantiene con Moncloa
Esta entrevista se produce, además, en un momento en el que el primer secretario del PSC acaba de marcar distancias con Pedro Sánchez, justificando el apoyo explícito que le dio a partir de la lealtad que los socialistas catalanes tuvieron en el pasado con todos los secretarios generales del partido, desde Felipe González a Alfredo Pérez Rubalcaba, pasando también por Joaquín Almunia y José Luis Rodríguez Zapatero.
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